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Crisis en el Gobierno de Macron: reconoce que la ley de migración podría ser inconstitucional mientras dimite el ministro de Sanidad

La ultraderechista Agrupación Nacional (RN), lidarada por Le Pen, apoyó este martes la norma migratoria y aseguró que se trataba de una "victoria intelectual". El portavoz del Gobierno ha admitido que tiene "medidas que no nos gustan"

Emmanuel Macron en una imagen de archivo / Christophe Ena / POOL (EFE)

París

El Gobierno francés tiene una crisis abierta con varios frentes. La ley de inmigración que este martes aprobó el Parlamento con el apoyo y la reivindicación de la ultraderecha ha generado un terremoto que amenaza con una dimisión en bloque de varios ministros, aunque por el momento solo ha abandonado el Ejecutivo el responsable de Sanidad.

El portavoz del Gobierno, Olivier Véran, ha confirmado que el ministro de Sanidad, Aurélien Rousseau, presentó su dimisión por su desacuerdo con la ley, y que será sustituido por la actual secretaria de Estado Agnès Firmin-Le Bodo.

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Sin embargo, el presidente Emmanuel Macron ha evitado por el momento una crisis política mayor, ya que tres ministros del ala más progresista del macronismo habían amenazado con dimitir y se reunieron con otros miembros del Ejecutivo para estudiar una acción en bloque que finalmente no se produjo.

"No hay una revuelta ministerial", ha recalcado Véran. El portavoz ha indicado que el Ejecutivo ya era consciente de que intentar aprobar una ley de inmigración con la actual composición parlamentaria "era una tarea peligrosa".

El partido de Macron carga contra la ultraderecha por su discurso triunfalista

Sin embargo, el portavoz del Ejecutivo ha intentado centrar su discurso en atacar este miércoles duramente a la ultraderechista Agrupación Nacional (RN), al que acusó de "estafa intelectual" por intentar apropiarse de la victoria en la ley de migración.

"El RN rechazó la versión (de la ley del Senado), que era mucho más dura" que apoyó en la Asamblea. ¿Dónde está la lógica?", dijo este miércoles al término de la reunión semanal del Consejo de Ministros. Por ello, Véran pidió "no caer en la trampa" de la ultraderecha, que ayer proclamó haber logrado una "victoria intelectual" con la ley de inmigración.

A pesar de que los votos del RN finalmente fueron necesarios para que la ley saliera adelante en la Asamblea, el portavoz mantuvo la posición de que no considera que la formación ultra apoyara realmente el texto.

Dado que el bloque macronista perdió la mayoría absoluta en la Asamblea Nacional en las legislativas del año pasado, "hacía falta un compromiso", que según Véran no podía ser con la izquierda porque rechazó debatir el proyecto de ley en la cámara baja.

Por ello, justificó que el Gobierno se vio forzado a buscar un compromiso con la derecha conservadora de Los Republicanos (LR), que controla la mayoritaria en el Senado, ya que la izquierda "quiere acoger a todo el mundo" y la ultraderecha pregona la "inmigración cero".

Véran admitió que en la versión final de la ley de inmigración "hay medidas que no nos gustan, pero no nos deshonran", ya que fueron exigidas por el LR para dar su apoyo. En cambio, recalcó que el texto incluye "medidas de justicia", como la regularización de indocumentados que trabajen en sectores económicos que no encuentran mano de obra o que los menores no podrán ser llevados a centros de internamiento de extranjeros irregulares.

La primera ministra, Élisabeth Borne, reconoció en la radio pública France Inter que algunas de las medidas incluidas en la nueva ley de inmigración, aprobada pueden ser contrarias a la Constitución y el Gobierno pedirá examinarlas al Consejo Constitucional.

 
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