Menos insulto y más ingenio

Madrid

No nos engañemos. La política ni permite el angelismo ni ofrece lugar para el candor. No hay un solo indicador económico que haya mejorado cantando Imagine, y no hay una sola ley que se haya beneficiado de la escucha repetida de We are the world. Tampoco nos van a salvar esta Navidad los villancicos. Pero hay una cuesta abajo del respeto que podemos y debemos detener.

No puede ser que la organización de un encuentro entre el Presidente del Gobierno —Sánchez hoy y ayer Rajoy— y el líder de la oposición ofrezca las mismas dificultades que la cópula de un elefante y un erizo. No puede ser que las autoridades de un partido dejen de invitar a las autoridades de otro partido, porque —aunque no nos gusten, aunque sean rivales— las autoridades lo son de todos y para todos. Y tampoco puede ser, en fin, que estemos cada día más cerca del momento en que irrumpa en un debate parlamentario la palabra “hijoputa”.

Afirma Benigno Pendás que la fundación de la democracia es la buena educación. Y lo es porque la democracia implica el reconocimiento del otro y la apertura a que el otro tenga la palabra. Nunca vamos a tener política sin ataques. Pero si deben ustedes atacarse, honren su calidad humana y nuestra calidad democrática y no utilicen, por Dios, el insulto allá donde ustedes debieran llegar con el ingenio.