De los vikingos a los cristianos: el origen pagano del árbol de Navidad
Los nórdicos ponían velas y manzanas en los robles, de ahí que hoy en día se pongan guirnaldas y bolas color rojo
De los vikingos a los cristianos: el origen pagano del árbol de Navidad
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Madrid
Las luces decoran las calles. Los adornos, las tiendas y fachadas. Y el espumillón, los balcones. Llega la Navidad y parece que las calles han cambiado de escenario y son distintas. Pero también las casas, donde más allá de Papá Noel, el nacimiento o la decoración navideña, hay un árbol — lleno de guirnaldas, luces y bolas de colores — en prácticamente todos los salones de España. Se trata de una tradición cristiana con muchos siglos de antigüedad que antes fue celta, romana o, según apuntan la mayoría de expertos, vikinga.
A lo largo de la historia, numerosas civilizaciones tenían tradiciones relacionadas con el culto a los árboles sagrados durante el solsticio de invierno, el día más corto del año. Por ejemplo, los romanos celebraban las Saturnales, unas fiestas en honor a Saturno en las que decoraban las casas con hojas y plantas. Los celtas ponían frutas y velas en los árboles. Y los vikingos "cogían un roble o un fresno y lo adornaban con frutos. Después bailaban con antorchas a su alrededor", explica Fran Navarro Benítez, historiador, escritor y colaborador de Muyinteresante. En el caso de los últimos, colocaban el árbol el 21 de diciembre para adorar a Frey, el dios del sol naciente. Celebraban lo que llamaban fiestas de Yule porque, a partir de ese momento, los días empezaban a ser más largos, por lo que había más luz para las cosechas.
Del culto vikingo a la tradición cristiana
El cristianismo va ganando fuerza y comienza a recoger tradiciones de otras civilizaciones para hacerlas suyas. En el siglo VIII, el evangelista Bonifacio adapta este culto vikingo y lo convierte en una tradición religiosa. "Las hojas verdes y perennes simbolizaban el amor eteno de Dios hacia los hombres; su forma triangular hacía referencia a la Santísima Trinidad; las manzanas que colgó representaban el pecado original; y las velas simbolizaban la luz eterna de Jesucristo en el mundo", cuenta Navarro Benítez.
A partir de entonces se empezaron a talar árboles en navidad para ponerlos en los hogares, como hacemos hoy en día, pero a nuestra manera. "Más tarde sustituimos las manzanas por bolas, de ahí que originalmente sean rojas, y, cuando llegó la electricidad, cambiamos las velas por las luces que hoy en día suelen rodear el árbol".
Además, a muchos les sonará el mítico tronco de chocolate que se come en Navidad. Su verdadero nombre es tronco de Yule, y también viene de los nórdicos. Antes de convertirse en un pastel navideño, era una tradición: quemaban un tronco durante 12 horas para luego esparcir las cenizas en el campo y que la cosecha fuera lo mejor posible.
El primer árbol de Navidad europeo
Hay varias teorías que rondan cuál fue el primer árbol de Navidad que se puso en Europa. "La más sonada es que fue Tallín (Estonia) quien lo colocó en el año 1441. En España, se cree que fue Sofía Troubetzkoy, una mujer rusa que se casó con José Osorio, un aristócrata español con el que pasó las fiestas de diciembre en el Palacio de Alcañices a finales del siglo XIX", cuenta el historiador.
Pilar Díaz de Aguilar
Graduada en Derecho y Periodismo por la Universidad CEU San Pablo. Máster en la Escuela de El País....