"Papá, quiero estar en el cole porque allí hace calor": la realidad de las familias que no pueden calentar su casa en invierno

Cero grados en la calle, diez grados "o menos" en casa. Es la realidad que ha vivido Abdoulaye los últimos 18 inviernos. Llegó a un pueblo de Huesca procedente de Mali en 2005 y desde entonces ha sufrido pobreza energética. El año pasado, una de sus hijas le dijo lo que él también había pensado muchas veces cuando llegó a España: "Papá, quiero estar en el cole porque allí hace calor". Según datos de Cruz Roja, 4 millones y medio de personas viven en situación de pobreza energética en España. "Estas personas no pudieron pagar sus facturas energéticas a tiempo, no pudieron mantener una temperatura adecuada en sus viviendas o no pudieron utilizar energía en otros servicios del hogar", apunta Pablo Navajo director de Medio Ambiente de la organización.

Desde mediados de 2021 esta situación no ha parado de empeorar, primero con el aumento del precio del gas y después con la invasión rusa de Ucrania. Esto ha provocado que, según un informe de la Fundación Economía y Desarrollo (ECODES), más del 16% de los hogares españoles tengan un gasto desproporcionado en energía en comparación con el salario que entra en casa. "Una familia media podría estar gastando en electricidad unos 60 euros, pero familias en situación de pobreza energética podrían llegar a estar consumiendo hasta 200 euros", explica Cecilia Foronda, directora de Energía y Personas de ECODES. Y es que la mayor parte de las familias que están en esta situación, viven en casas sin ningún criterio de aislamiento térmico, con ventanas y puertas en mal estado, con humedades o con sistemas de calefacción o refrigeración absolutamente ineficientes.

Las mujeres y las familias monomarentales son dos de los perfiles más afectados. También los menores: "nos hemos encontrado a niños que no pueden hacer las tareas porque no pueden encender la luz o incluso que no quieren invitar a sus amigos a hacer un trabajo en casa porque les da vergüenza que pasen frío o calor", comenta Foronda. En Cruz Roja visitan estos hogares y hacen un chequeo de la vivienda, revisan los electrodomésticos y analizan los puntos de riesgos eléctricos. "A partir de ahí, se hacen pequeñas reparaciones y reformas", afirma Navajo.

La importancia de pedir la ayuda

Por su parte, ECODES, con su programa "Ni un hogar sin energía", acompaña y asesora a familias que sufren esta situación para que tengan mejores hábitos y reduzcan su factura. Abdoulaye contactó con ellos este año y ha conseguido que le concedan el bono social de electricidad del Gobierno. Un descuento en la factura de la electricidad que han obtenido más de un millón y medio de personas en España, pero del que muchas otras no han podido beneficiarse por desconocimiento o por las dificultades a la hora de hacer el trámite. "De las familias que nosotros atendemos, un 68% podrían obtenerlo y no lo están disfrutando", explica la directora de Energía y Personas que recalca la importancia de pedir ayuda.

Y aquí surge otro de los problemas, la llamada pobreza energética escondida: "Las personas españolas no quieren reconocer el problema. Primero, les da vergüenza reconocer que no pueden pagar la factura de la luz y del gas, y en otro orden de cosas, muchas veces estas personas no acuden a estos servicios sociales, prefieren pasar frío que reconocer su situación de pobreza energética". Lo que le ha ocurrido a Abdoulaye le sucede a muchos otros en España. Ahora él, reconoce, se atreve a "tocar la calefacción" estas Navidades.

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