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Instrucciones para no caer en la última estafa bancaria

Un cliente de ING fue desvalijado en cuestión de horas, aunque el número de la llamada coincidía con el de su banco

Un hombre mayor consulta su tarjeta de crédito mientras habla por teléfono. / ArtMarie

Madrid

Estas navidades se ha conocido el caso de un cliente de ING que, víctima de una estafa, fue desvalijado en cuestión de horas. El asunto es inquietante porque el cliente no fue particularmente imprudente, sino que, al comprobar (sin colgar la llamada) que el teléfono que le aparecía en pantalla pertenecía efectivamente a su sucursal bancaria, se fio de su interlocutor y siguió sus aviesas instrucciones.

Por eso Jaime García Cantero, "ministro de Tecnología en el Hoy por Hoy", ha empezado el año dando tres instrucciones básicas para no caer en la última estafa bancaria:

1. Nunca dé sus claves por teléfono

Su banco NUNCA se las pedirá, aunque le hayan hackeado, aunque haya perdido dinero. Nunca es NUNCA. Si alguien al otro lado del teléfono lo hace, niéguese. Y mucho menos le pedirán nunca TODOS los dígitos de una clave. Tal vez pida, por ejemplo, la segunda cifra y la cuarta de una clave de seis cifras.

2. Cuelgue y vuelva a llamar

Simular que se llama desde un determinado número es facilísimo para los delincuentes. Se llama "spoofing" (suplantación de identidad) y es un procedimiento informático sencillo. Por eso, aunque el número del que le llamen sea el de su sucursal, es imprescindible asegurarnos de quién es nuestro interlocutor.

3. Mantenga la calma

Los delincuentes saben cómo meternos prisa y ponernos nerviosos para que entremos en un estado de alarma que nos lleve a hacer cosas que fríamente no haríamos. Como traspasar todos nuestros ahorros a otra cuenta sobre la que no tenemos control y que pertenece al estafador.

Pero Àngels Barceló, como tantos usuarios de servicios bancarios, se pregunta si las entidades no tienen que asumir ninguna responsabilidad de las estafas que se hacen en su nombre, y desde un número de teléfono o una web idéntica a la suya. Jaime García Cantero recuerda que los bancos "han avanzado muchísimo en ciberseguridad en los últimos años, pero en lo que más han avanzado es en responsabilidades legales. Ellos llevan años haciéndonos firmar documentos en los que tú asumes que el responsable legal de tus claves eres tú".

Lamentablemente (aunque veremos qué dice un juez, si esto llega a juicio), "aquí no se han protegido con la suficiente diligencia porque se te dijo que no dieras las claves por teléfono, y tú las has dado". Una vez que hemos caído en el engaño, somos nosotros mismos los que entramos en el banco de verdad, metemos nuestras claves de verdad, traspasamos nuestro dinero de verdad... y lo perdemos, de verdad.

La clave, por tanto, es no caer en el engaño. Y confiar en que las fuerzas de seguridad puedan lo antes posible perseguir las cuentas de los delincuentes para poder recuperar el dinero estafado.

El difícil nombre de un nuevo antibiótico

No todas las noticias que se han tratado hoy en la reunión de los ministros del Hoy por Hoy dan miedo, varias dan esperanza: se ha desarrollado un nuevo antibiótico que está resultando eficaz, en ensayos clínicos con humanos, contra una de las 12 súper bacterias, resistentes a los antibióticos conocidos, identificadas por la OMS. Estas superbacterias suelen atacar en entornos hospitalarios a pacientes ingresados por enfermedades previas y suponen una grave amenaza para la salud. Tienen una letalidad del 40%. Esta en concreto se llama acinetobacter baumanii resistente a carbapenémicos (CRAB en sus siglas en inglés).

El antibiótico se ha desarrollado en los laboratorios Roche, en Suiza, pero no como antes "saliendo al campo a encontrar nuevas moléculas", como explica Nuño, "sino a partir de una gran base de datos de moléculas que luego se van perfeccionando con análisis informático y desarrollo químico". Es de gran relevancia porque hacía 50 años que no se desarrollaba un antibiótico nuevo. La inteligencia artificial será la gran protagonista del desarrollo de fármacos este año. En los entornos farmacológicos se nota, dice Jaime, un ambiente de "euforia" en torno a estas nuevas herramientas. El desarrollo de moléculas, un proceso en el que se tardaba años, ahora puede ser cuestión de días.

Este antibiótico en concreto se llama zosurabalpin. ¿Por qué tienen siempre nombres tan complicados los medicamentos? "Esto responde a una normativa internacional. Hay dos grandes agencias, una en EE UU y otra de ONU que determina cómo se puede llamar a los nuevos fármacos. Suelen tener dos partes, y es la parte final la que nos dice algo acerca de su función. Por ejemplo, el omeprazol: prazol significa medicamento contra heridas o úlceras en el estómago". Así, en el caso del ibuprofeno, profeno identifica a un grupo de antiinflamatorios.

"Lo que pasa es que luego, para diferenciar bien la nueva molécula y que, en un entorno hospitalario, no pueda confundirse con otra que puede servir para otra cosa, le ponen antes otras sílabas poco utilizadas para que el nombre sea único y no pueda confundirse con otro". En este caso, es "pin", esa terminación, la que indica que la molécula tiene tres anillos. Así que si alguna vez se han preguntado por qué los nombres de los medicamentos son tan complicados, esta es la respuesta.

La invasión robótica de la Luna

También es relevante en la ciencia este año la nueva conquista robótica público-privada de la Luna, que empieza este próximo lunes 8 de enero con el envío de una misión tripulada por robots que aterrizará el 23 de febrero. "La NASA y todas sus empresas contratistas planean una verdadera invasión robótica de la Luna", cuenta Nuño, "sobre todo del Polo Sur para hacer todo tipo de cosas: taladrar, analizar el terreno y llevar equipamiento que luego utilizarán los astronautas, que tienen previsto viajar en 2025".

En el Polo Sur es donde hay enormes reservas de agua y minerales que se están disputando China, Estados Unidos, Rusia... es la nueva tierra prometida, hasta el punto de que se habla de "economía lunar". Según Jaime, "esta economía lunar tiene dos partes", una que es esta colaboración, por primera vez, entre la NASA, el gobierno federal y las empresas privadas, y luego, que "estas empresas privadas, poco sorprendentemente, esperan ganar dinero en la luna. Y uno de los motivos es que se cree que la explotación de minerales, especialmente de minerales raros y de componentes que en la Tierra empiezan a escasear, podrían estar en la Luna, y cerca del Polo Sur de la Luna". Así que no son misiones del todo altruistas. Hay una búsqueda de conocimiento, sí. Pero si sale rentable, mejor.

Eva Cruz

Redactora en el magazine de 'Hoy por Hoy' desde...