La pesadumbre
Hay que combatir el prestigio intelectual del pesimismo. Pero a veces las condiciones no ayudan nada a hacerlo

Madrid
Cuentan los expertos que las próximas semanas son las más apesadumbradas del año para los ciudadanos por una acumulación de circunstancias. Empiezan a llegar a casa los gastos navideños de las tarjetas de crédito. En pocos días son perfectamente conscientes de que los propósitos de año viejo eran una ensoñación y ya no se cumplen. No se distinguen en el horizonte el próximo puente y las vacaciones de Semana Santa se ven muy lejos. Hasta el clima es adverso. Llueve, hace frío, está oscuro y es más difícil caminar, etcétera. Lo que se ve a nuestro alrededor y la política no sirven para paliar esa congoja. Las imágenes del exterminio de Gaza apelan a la misma condición humana, mientras la de Ucrania se van poco a poco borrando, aunque continúa el conflicto. El desarrollo de jornadas parlamentarias como la de ayer no estimulan precisamente el perfil público de las soluciones a los problemas. Por motivos diferentes, lo ocurrido en el Parlamento no genera más que frustración. Al Gobierno, porque se ha puesto a la vista de todos la enorme fragilidad que tiene por delante. A la oposición, porque, una vez más, se ha quedado con la miel en los labios, con ganas de noquear al Ejecutivo y con sensación de impotencia. Hay que combatir el prestigio intelectual del pesimismo. Pero a veces las condiciones no ayudan nada a hacerlo.

Joaquín Estefanía
Es periodista, exdirector del periódico 'EL PAÍS' donde sigue firmando columnas. También colabora en...




