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Fernando Azor, psicólogo clínico: "La mente tiende a la economía"

Los propósitos de Año Nuevo son motivo de frustración para todos aquellos que no son capaces de crear un hábito

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Madrid

Solo el 64% de las personas continúa intentando lograr sus propósitos de Año Nuevo tras finalizar enero. Esta es la conclusión a la que ha llegado la Universidad de Scranton, en Pensilvania, en uno de sus estudios. En diciembre, último mes del año, solo el 19% permanece enfocado en lograrlos. La ilusión generada por la llegada del Año Nuevo representa un motivo de cambio para todos aquellos que sienten la necesidad de dar un giro de 180º a sus rutinas u objetivos.

La motivación que genera la ilusión del cambio sirve como combustible para las primeras semanas. Por algo el tercer lunes de enero recibe el nombre de "Blue Monday", conocido popularmente como el día más triste del año. Es en esta fecha cuando la motivación se termina y llega la frustración y decepción por no poder alcanzar los objetivos planteados el 31 de diciembre del año anterior.

Fernando Azor, psicólogo clínico y director de psicólogodecabecera.com, asocia los propósitos de Año Nuevo a la esperanza que genera el cambio de año al representar la fragmentación entre el antes y el después. "Es fácil proponerse cosas por la ilusión que generan" declaraba Azor en los micrófonos de A Vivir de la Cadena SER. Azor, además, comentaba que "la mente tiende a la economía". Los esfuerzos que realizamos como, por ejemplo, el ejercicio, y de los que no vemos cambios visibles en unos pocos días provocan que nuestra mente tienda a desecharlos aún sabiendo que es positivo para nuestra salud.

"Los objetivos se van difuminando porque aparecen otros nuevos" afirma Azor. La llegada de nuevas tareas, metas o proyectos generan que se reorganice la escala de prioridades constantemente. Esto es otro incentivo para abandonar los propósitos y metas que nos autoimponemos a lo largo del año. Por ello, "si la recompensa es cercana es más probable que se pueda mantener en el tiempo" sugería. Los objetivos bien definidos y englobados dentro de un objetivo mayor permiten que no se pierda la motivación para que el propósito no tenga que ser reciclado el 31 de diciembre del año siguiente.