Turull, aturullado

Madrid

Los indepes de Junts, la antigua Convergència que se subió al monte, destacan en una cualidad: la insistencia en llevar el agua a su molino, en enredar y en provocar tormentas en vasos de agua. El más experto en estas tareas es su secretario general, Jordi Turull. Siempre aturullado en su expresión, aún no acaba de percatarse de que una inmensa mayoría de los catalanes ha pasado pantalla del 'procés'. Con el tiempo y si conviene alguna ayuda, acabará comprendiéndolo.

En un comunicado del partido dijo que había pactado con el Gobierno de España la cesión “integral” de las competencias de inmigración. Bueno, en realidad no podía ser tan “integral” porque la capacidad de expulsar a los inmigrantes que estén en situación irregular y cometan delito, que es lo que le interesa a su impulso pelín racista, no depende de ningún Gobierno, sino de los jueces. Así que mal puede ceder el Gobierno algo de lo que no dispone.

Ahora vuelve a insistir en lo mismo, pero reconoce que esa cesión no está acordada porque ”nadie puede esperar que en seis o siete horas se pacte el contenido de una ley orgánica”. ¿En qué quedamos? O han obtenido la cesión integral de las políticas de inmigración, o no han empezado siquiera a discutir el asunto? Porque las dos cosas al mismo tiempo son imposibles. Tranquilos. Esta contradicción es la factura de reducir el viaje retórico desde la gloria de la independencia, a la letra menuda de políticas concretas. Por suerte que se produce y el confuso Turull ni se autodetermina, ni siquiera se aclara él solo. Sí, es una suerte, claro. Pero un poco pesada de llevar.