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María Goiricelaya: "Altsasu da voz a todas las partes sin posicionarse y es ficción, no entiendo la censura de Vox"

La dramaturga estrena 'Altsasu' en el Teatro de La Abadía con la extrema derecha anunciando una concentración a la puerta del teatro para pedir su cancelación

María Goiricelaya: "Altsasu da voz a todas las partes sin posicionarse y es ficción, no entiendo la censura de Vox"

María Goiricelaya: "Altsasu da voz a todas las partes sin posicionarse y es ficción, no entiendo la censura de Vox"

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María Goiricelaya (Bilbao, 40 años) es una de las directoras y dramaturgas más prolíficas del panorama teatral actual. La Dramática Errante, su compañía junto con Ane Pikaza, ha sido la más nominada en los últimos Premios Max. En 2023 Goiricelaya ha estrenado tres montajes: Nevenka, una obra sobre Nevenka Fernández, la primera mujer que ganó un caso por acoso sexual a un político; Play!, un proyecto del Centro Dramático Nacional y Festen, en el Teatro Arriaga de Bilbao, una adaptación de la película de Thomas Vinterberg, que en junio llegará al Teatro Español de Madrid. "Queríamos hacernos cargo de que la familia ha sido una institución históricamente protegida por los valores que se le han asociado, pero en realidad existen muchas conductas impunes dentro de las familias, hay mucha violencia y también violencia sexual, que es a lo que nos remite Festen, a esa violencia sexual sobre los menores y cómo estos se ven abocados al silencio", nos adelanta.

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Escena de 'Festen' / © E.MORENO ESQUIBEL

En primavera va a comenzar los ensayos de Ni flores ni funeral, ni cenizas ni tantán, un texto escrito en residencia del Centro Dramático Nacional sobre los cuidados paliativos, un homenaje a las personas que acompañan a otras en el final de su vida. "Pocas personas se han enfrentado a esta firma de las últimas voluntades o a revisar cómo realmente quieren acometer sus últimos días y la obra hace un recorrido por esta metáfora de la vida, jugando con el Camino de Santiago para recoger esta ley de cuidados paliativos que todavía no existe en España a nivel nacional", nos explica.

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'Yerma' en la sala BBK

Ni flores ni funeral, ni cenizas ni tantán llegará a los escenarios a principios de 2025. Este año, Goiricelaya sigue además de gira con Yerma, premio Max 2023 a mejor adaptación o versión teatral, que llega en unos días al Teatro Fernán Gómez de Madrid; y Altsasu, finalista a los Max también y que después de una extensa gira se estrena este jueves 18 en el Teatro de La Abadía de Madrid. Y lo hace con Vox anunciando una concentración esta tarde a las puertas del teatro para exigir su retirada.

Altsasu está basada en los hechos ocurridos en la madrugada del 15 de octubre de 2016 a las puertas de un bar de esta localidad navarra, donde se produce una pelea y una agresión a dos guardias civiles fuera de servicio, por la que ocho personas fueron condenadas a penas de entre dos y trece años de prisión. Un caso muy mediático y muy politizado.

Hodei Torres

La obra busca, en tus palabras: el perdón, la reconciliación, la convivencia y la empatía. Nos la presentaste cuando se estrenó en 2021, cinco años después del suceso, y parece que otros tres años después, ETA sigue más presente todavía en el discurso político.

Bueno, creo que estamos viviendo una oleada donde el arte se utiliza como arma política. Aunque las violencias y los dolores siguen presentes y en algunos territorios evidentemente todavía la sangre pesa mucho, creo que es un buen momento para seguir hablando. El espectáculo tiene esta vocación. Quizá el perdón es una palabra demasiado grande, pero creo que sí, que podemos llegar a la convivencia, a juntarnos y a debatir, a reflexionar. Creo que eso es muy sano y eso es lo que busca este espectáculo.

Un espectáculo que nace de una invitación que te hace José Sanchís Sinisterra a participar en un proyecto que se llama Cicatrizar: dramaturgias para nunca más, y que se pregunta si puede el teatro -sin adoptar una posición vengativa o combativa- contribuir a restañar las heridas y a desvelar las cicatrices. ¿Puede?

Estoy convencida de que sí y estoy convencida de que es un arma muy poderosa de reflexión y de empuje hacia el diálogo y hacia el debate. Ahora hay que ver si estamos dispuestos a hacerlo, si estamos dispuestos a reflexionar, a debatir, a sentarnos a asumir que muchas veces nos enfrentamos a personas que tienen pensamientos absolutamente opuestos a los nuestro. Yo creo que un lugar de encuentro es posible, siempre que podamos sentarnos a hablar desde el respeto y desde la escucha. Y efectivamente desde asimilar cuánto de empáticos somos o podemos ser, jugar con nuestra empatía y ver qué límites tiene y hasta dónde llegamos.

El estreno coincide con Nuestros muertos, una obra de Mariano Llorente que sienta a dialogar a una mujer de ochenta años con el etarra arrepentido que asesinó a su hijo. Una de las preguntas que te planteabas con Altsasu es si se puede llegar a un mínimo de verdad compartida y si quizás lo que compartimos todos es el dolor.

Lo he comentado muchas veces, que el monopolio del dolor es muy difícil y que yo creo que los dolores son múltiples y diferentes. Es muy delicado señalar qué dolor es más grande. Y en relación a esta verdad compartida, los relatos son múltiples, diversos y a veces absolutamente opuestos y en el teatro todavía más, porque el teatro se basa en el conflicto. En Altsasu los personajes van al límite de su relato, van al límite de sus verdades, de sus necesidades, de sus emociones, de sus dolores y creo que eso es lo que también reta al espectador. Le reta en el mejor de los sentidos, porque le desafía, le incomoda y creo que nos va a hacer repensar cosas. No creo en un teatro que ofrezca certezas, creo en un teatro que ofrezca nuevas preguntas o que genera nuevas reflexiones en el público. El teatro debería servir, en términos generales, para ir a un espacio y salir de ahí transformados.

Dice Sanchis Sinisterra "teatro sin adoptar una posición vengativa o combativa". No la hay en esta obra, pero ¿se puede hacer teatro, en tu opinión, sin una posición? La obra da voz a todas las partes, tú eres periodista y nos critican mucho que el periodismo no es dar voz al que dice que llueve y al que dice que no llueve, sino abrir la ventana y comprobarlo. ¿Hay algún tipo de posicionamiento en esta obra?

Yo diría que no hay posicionamiento y tenemos que desligarnos de que el director o la dramaturga viertan su opinión sobre lo que cuentan. Altsasu es una ficción, lo que se plantea es una ficción y yo me siento incómoda, interpelada por muchas de las cosas que estoy contando en esta pieza. Entonces me niego a pensar que los artistas imprimamos constantemente nuestra ideología, nuestra opinión o nuestra visión sobre una determinada cosa. Esto tenemos que dejarlo claro, por un lado, y también puedo entender esta preocupación por los términos medios, por ir siempre por el carril del medio. Es difícil, pero creo que es posible plantearlo y que es posible abrir muchas ventanas, no solamente una, sino muchas ventanas y dejar que el espectador, con una gran capacidad crítica, decida. Creo que el público está preparado para venir, disfrutar de la propuesta y sacar sus propias conclusiones y para esto debe debe servir el teatro.

Claro, pero para tener una posición crítica y formada, para extraer conclusiones, hay que ir a ver la obra. Porque la derecha (PP en el Ayuntamiento de Vitoria) y la extrema derecha (Vox en la Asamblea de Madrid) te han acusado de justificar de alguna manera aquella agresión, de adoctrinamiento nacionalista, hasta de simpatizar con ETA.

Asumo las críticas siempre que sean desde un lugar constructivo y siempre que vayan desde una posición de búsqueda de paz o conciliadora. Me parecen bien. El otro día con Juan Mayorga, el director de La Abadía, comentábamos que está bien que la gente cuestione el contenido del espectáculo, está bien que cuestione incluso su pertenencia en la programación dentro del Teatro de la Abadía. Creo que tenemos que hacer esto, siempre preguntándonos de dónde vienen este tipo de peticiones de censura y a qué se acogen. Qué significa la censura a día de hoy y qué voluntad tiene. Y ahí es donde yo creo que es preocupante que no haya límites a este tipo de peticiones, porque realmente la censura no solamente nos daña a los artistas censurados, sino que priva al público de una mirada diferente y de un pensamiento diferente. Nos priva de este diálogo y creo que como dices, Dani, lo interesante es venir, ver el espectáculo y después sentarnos a hablar. Pero sentarnos a hablar de todo, de lo que nos ha gustado, de lo que no, de lo que podemos estar de acuerdo, de lo que nos parece terrible. Está bien, hay muchas cosas que nos parecen terribles a las personas y está bien hablar de ello.

Lo has dicho y lo subrayaba La Abadía en esa nota de prensa en respuesta a Vox: que esto es "una aproximación rigurosa al caso, pero estamos ante todo ante una obra de ficción". ¿Qué hay de documentación aquí y qué has puesto de ficción?

En Altsasu, toda la parte que tiene que ver con el proceso judicial son transcripciones del caso, transcripciones literarias de lo que sucedió en el juicio. Es verdad que en el caso Altsasu había muchísimas personas implicadas y el teatro te obliga a reducir. Y además era una apuesta artística el trabajar solamente con cuatro intérpretes que lleven todos los personajes. De tal forma que en esta pieza el guardia civil hace a su vez de agresor, ¿eh? La madre hace de jueza, después hace de abogada, así que hay un montón de personajes, una especie de constelación de personajes ejecutados por los mismos intérpretes. Esto fuerza todavía aún más al espectador a hacer que su empatía salte de un lugar a otro y esto era algo que teníamos claro, nos parecía que era muy interesante a la hora de suscitar está confrontación, está incomodidad dentro del espectáculo.

Con Altsasu cuestionas a dos grandes poderes, por un lado la justicia y por otro los medios de comunicación, como en el caso de Nevenka. Dos grandes pilares, que hoy siguen estando todavía más cuestionados si cabe. Qué es la justicia hoy y cómo actúan la justicia y también los medios en un sistema democrático son preguntas que planteas.

Bueno, creo que el cuestionamiento de la justicia, como de las leyes, es absolutamente necesario. En este caso, que efectivamente trata la justicia, cuestiona todas las leyes que vienen promovidas desde el ciudadano. Cuando se derogan las leyes, se cambian, se modifican o se reforman, vienen desde peticiones externas. Es el ciudadano el que decide que esta ley ahora ya no es necesaria o que esta ley necesita avanzar de alguna forma. Y cuestionar la justicia me sigue pareciendo muy sano. Todos los movimientos de desobediencia civil que han hecho avanzar y que han hecho progresar a la sociedad, desde Martin Luther King hasta Rosa Parks. Todo eso venía desde las personas y en este caso se plantea por qué no, por qué no vamos a cuestionar la justicia y a ponerla en el centro para ver cómo funciona y decidir si esa es la forma en la que queremos o no que funcione dentro de una sociedad que consideramos democrática. Y lo de los medios de comunicación tiene también que ver con cómo configuraron el relato global de la noticia. Cuando sucede esta pelea en Altsasu, yo me acuerdo de leer diferentes medios y los titulares eran muy dispares. Primero eran 15 las personas que agredían, luego eran 20, luego hasta 50. Y mira ahora Twitter, con todas estas cuentas falsas donde se pierden informaciones absolutamente dudosas para generar más tensión, más nerviosismo, más crispación. Pues yo creo que los medios también ejecutan de alguna manera o tienen parte de culpa en esta desinformación informativa, si es que se le puede llamar así. Yo siempre digo que para informarse bien, hay que desinformarse mucho y luego leer todas aquellas cosas que no nos gustan y todos aquellos medios a los que no estamos adscritos ideológicamente. No debemos pegarnos a aquello que nos es más cómodo o nos es más cercano, sino que hay que leer de todo, para luego sacar tus propias reflexiones sobre lo que está sucediendo.

 
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