Samantha Hudson: "Aceptar el fracaso te convierte en una triunfadora"
La cantante y actriz se asoma al programa de Raúl Pérez en un ejercicio de resistencia nunca visto en A las Bravas
Madrid
Poca o ninguna presentación necesita Samantha Hudson. Una artista amada por muchos y odiada por unos cuantos que ha tomado la decisión que destruir el reto de A las Bravas sin contemplación. Por primera vez desde el estreno del programa, Raúl Pérez se vio obligado a recurrir a la salsa secreta definitiva. El resultado fue una derrota humillante. No obstante, Hudson tuvo tiempo de sobra para hablar de su trayectoria y alguna polémica.
Hudson se dio a conocer a raíz de su sencillo 'Maricón' estrenado en 2015. Se trataba de un trabajo de instituto que generó mucha polémica a nivel nacional; "A raíz de esto se inició una campaña que recogió más de 27.000 firmas para expedientarme a mí y a mi profesora. El defensor del menor me acusó de pornografía infantil y corrupción de menores. Me excomulgan. Desde entonces soy como el enemigo número uno de la sociedad actual, según un porcentaje muy concreto de la población".
Según la propia cantante, dicho tema no tenía una intención violenta y directamente confrontadora: "Más allá de criticar a la institución y los abusos de la Iglesia católica contra los homosexuales, en realidad tenía una actitud conciliadora. Estaba pues, haciendo a través de la ironía y el sarcasmo, que es una cosa que me caracteriza mucho, un esfuerzo de unir dos mundos aparentemente opuestos".
A las Bravas 02x17 | Samantha Hudson
El sueño de Hudson de ser cantante fue un verdadero reto y casi una trampa mortal. Mientras ingería sin apenas reacción las patatas de A las Bravas, ha aprovechado para narrar su fugaz viaje a Sevilla, su intento de bajar por el balcón de un primer piso y cómo acabó visitando los dos hospitales de la ciudad tras estrellar su cabeza contra el suelo: "No sabía muy bien dónde engancharme. Mis únicas opciones eran el cable de la luz, lo cual me pareció muy mala idea y entonces decidí descolgarme de la baranda y caí de pie, pero se me torció el tobillo y me di contra el suelo. Fue muy divertido porque la calle era tan estrecha que la ambulancia no podía pasar. Tuvieron que llevarme los sanitarios a cuestas mientras yo iba dejando una hilera de sangre".
Esta experiencia sirvió a la cantante para relativizar y darse cuenta de que no todo consiste en triunfar: "Casi me muero en esencia, pero me enseñó mucho. Me sentía como un poco a la deriva. No sabía muy bien hacia dónde tirar con lo que respectaba a mi carrera profesional o incluso mis inquietudes artísticas. Con lo del proyecto de clases de pronto estaba en un mundo que tampoco es el que yo hubiera escogido".
Por supuesto, todo acabó en una moraleja: "Me ayudó mucho a entender cómo funciona el éxito, las expectativas personales, cómo hemos interiorizado este ritmo capitalista. Un sistema meritocrático que te hace creer que te lo tienes que currar para que te salgan bien las cosas. No tenía nada de malo si Samantha Hudson se quedaba en una anécdota de un trabajo de bachiller o si yo no triunfaba nunca en la música, o si no triunfaba nunca en general y tenía que conformarme con una vida mediocre. No me preparó para entender que aceptar el fracaso te convierte en una triunfadora, paradójicamente".
Pedro Pérez Perea
Periodista con vocación internacional tras la...