El Plan Borrell
Las grandes ideas que al inicio parecen imposibles mueven a la humanidad. Esta moverá a los europeos para apoyar la creación del nuevo Estado

El análisis de Xavier Vidal-Folch | El Plan Borrell
El código iframe se ha copiado en el portapapeles
Madrid
¿Es una locura proponer una conferencia internacional de paz, cuando una de las partes celebra con nuevas muertes las más de 25.000 víctimas causadas a la parte contraria, en su mayoría civiles, mujeres y niños? ¿Cuándo el primer ministro de la parte más poderosa acaba de negarse a ello?
No lo es. Es una apuesta difícil pero ambiciosa. Y al marcar un horizonte al conflicto, al dibujar una salida, empieza a construir un futuro, ni que sea sobre el papel. Pero no es solo un papel declarativo, un plan detallado: sino una incitación a seguirlo, a cumplirlo. A perseguir un objetivo. El plan Borrell que acaban de bendecir los 27 ministros de Exteriores de la UE, con variados niveles de entusiasmo, supone un hito. Bautiza una realidad que incentiva a todos a procurarla.
El plan tiene un punto clave: la solución de los dos Estados. En realidad, ya existe uno, el de Israel. O sea que habrá que concentrarse en la creación del otro. Y sobre todo en cómo organizar las garantías para que ambas realidades funcionen. Simultáneamente. Es el más difícil todavía. Pero solo las grandes ideas que al inicio parecen imposibles mueven a la humanidad. Esta moverá a los europeos para apoyar la creación del nuevo Estado.

Xavier Vidal-Folch
Periodista de 'EL PAÍS' donde firma columnas y colaborador habitual de la Cadena SER, donde publica...




