Especial Goyas 2024 | J.A. Bayona, Isabel Coixet, David Trueba y Estíbaliz Urresola debaten del lenguaje bélico de los premios, el lugar de la cultura hoy y la diversidad del cine
Juan Antonio Bayona, Isabel Coixet, David Trueba y Estíbaliz Urresola, autores de las películas 'La sociedad de la nieve', 'Un amor', 'Saben aquell' y '20.000 especies de abejas', charlan en nuestras Conversaciones de Goya sobre la situación del cine, la carrera de premios y el futuro de la industria
Goyas 2024 | Mesa de directores: J.A. Bayona, Isabel Coixet, David Trueba y Estíbaliz Urresola
Cadena SER
Madrid
El cine español sigue fuerte y diverso, como demuestran los cineastas que compiten este año al Goya a mejor película. Hemos juntado a cuatro de los cinco para ahondar en las claves de esta temporada y de la situación de nuestra cinematografía. Si el año pasado los Goya estuvieron copados por cineastas de una nueva generación que proponían nuevas historias y miradas, este año hay una mezcla entre directores noveles que pisan con fuerza y que vienen avalados por festivales internacionales, como es el caso de Estíbaliz Urresola y sus 20.000 especies de abejas, junto con veteranas y veteranos que siguen retándose en sus nuevos proyectos, intentando poner la cámara en lugares diferentes. Es el caso de Isabel Coixet que en Un amor, la adaptación de la novela de Sara Mesa, indaga en un tema que sigue siendo tabú hoy en día, el deseo femenino y la culpabilidad hacia la mujer.
En ese sentido, está también el relato de otra directora, Elena Martín Gimeno, en Creatura. Frente a esos relatos están los que apuestan por la memoria, íntima y colectiva. El maestro que prometió el mar, de Patricia Font, ha sido una de las sorpresas taquilleras de la temporada, que dialoga, además, con Cerrar los ojos, la vuelta de Víctor Erice al largometraje. Revisa la historia reciente de nuestro país David Trueba en Saben Aquell. Lo hace contando cómo el humor es la herramienta que salva de todo, incluso del dolor de perder al amor de tu vida, como le ocurrió al humorista Eugenio. Juan Antonio Bayona también intenta encauzar la memoria de un grupo de amigos que en los setenta sufrió una de las peores tragedias imaginables, el accidente de avión en los Andes, donde sobrevivieron dieciséis de ellos. La sociedad de la nieve ha sido un fenómeno en Netflix y en la temporada de premios americana, donde está nominada al Oscar. Con Bayona, Coixet, Trueba y Urresola hemos mantenido una conversación sobre el estado del cine, sus películas y los premios.
Especial Goyas 2024 | Mesa de directores: J.A. Bayona, Isabel Coixet, David Trueba y Estíbaliz Urresola
Sobre sus películas
La variedad de historias nos lleva a una cinta de superación y amistad, como La sociedad de la nieve. "Es una película centrada en los perdedores, los que no tuvieron páginas en la prensa cuando llegaron de vuelta, los que realmente no llegaron para contarlo. Para ellos ha sido sanador", explica Bayona sobre su recreación de la tragedia de los Andes, que el cine americano había contado de otra manera en ¡Viven! y que él ha trasladado primero al español y después al núcleo central de aquellos días, la supervivencia y la cooperación entre un grupo de amigos uruguayos que se encontró en medio de la cordillera nevada, sin comida y sin saber si podrían salir de allí. "Necesitaban otra película para seguir contando su historia", apostilla el director que opta al Oscar a mejor película internacional.
También los protagonistas de 20.000 especies de abejas tienen que ver con aquellos que siempre quedan al margen de las historias. "Gente a la que la sociedad puede considerar perdedores, porque sus cuerpos no están en el centro y sobre ellos se pone un montón de estereotipos". La película ha conectado con los espectadores, además de con la Berlinale, donde la actriz Sofía Otero ganó premio, y con el Festival de Málaga. "Esto dice algo bueno sobre la sociedad actual, en el año del debate sobre la Ley Trans, la película ha tenido emoción. El cine va por delante de la política muchas veces. Yo estaba preparada para lo peor, me ha sorprendido muy gratamente de ver la recepción que ha tenido, pero eso es gracias a que en la sociedad en paralelo se estaba produciendo ya un diálogo".
Para Isabel Coixet, lo más emocionante de rodar Un amor ha sido el contacto con los espectadores después de las películas. "Han sido muy iluminadores. He escuchado muchas cosas sobre esta protagonista, a la que no juzgué cuando leí la novela. Es una mujer con contradicciones, profundamente imperfecta como yo. O la amas o la odias. Para mí hay algo que me gustaría que la gente se llevara con la película que es que si no hay nadie que te abrace, pues tendrás que abrazarte tú misma y bailar", explica la directora sobre la adaptación de la novela de Sara Mesa.
En Saben aquell, David Trueba habla de una historia de amor, la del humorista Eugenio y la cantante Conchita, pero habla también de la sociedad española del franquismo y del cine como poder de evasión. "El cine fue durante muchos años un refugio para la gente, refugio de fantasía, de emoción. Eso está muy bien contado en La rosa púrpura de El Cairo y en muchas otras películas que retratan eso, en la gente que no tiene otra cosa. Y el humor también es algo de eso. El humor es el recordatorio de que a todo se le puede dar la vuelta y a todo se le puede mirar desde su lado ridículo. Y nosotros mismos lo vemos constantemente en nuestra profesión". Para Trueba, la belleza y el éxito son injustos. "De esas injusticias se venga el humorista, porque el humor es una cosa que inventan los feos para reírse de los guapos. Y los pobres para reírse de los ricos".
Una reflexión sobre los premios
Con su primera película, Estíbaliz Urresola ha logrado quince nominaciones en los Goya. Ganó el Forqué y en esa gala de premios, la directora abrió el debate de qué supone poner a competir películas españolas en la temporada de premios. "Es una reflexión que que invita a pensar en todos los anclajes de toda esta industria que tiene que ver con los premios, que tiene que ver con la prensa, que tiene que ver con los espacios de comunicación, que normalmente solo estamos nosotras, los directores, pero que si realmente lo que queremos es hacer una celebración del cine, tenemos que entender que el cine lo hacen muchas personas y todas estas personas, en realidad, no tienen esa representación", se refería a directores de fotografía, montadoras, compositoras, etc. Profesiones que no suelen salir en los medios, pero que son esenciales para la película. "Me refería también muy mucho al a la utilización del lenguaje que está estrechamente relacionado con un lenguaje bélico y de guerra y y que tiene que ver con hablar de la batalla, la lucha, estar en la trinchera, pelear, triunfar, arrasar, vencer. Y creo que al final eso nos va penetrando a toda la sociedad y creo que hace flaco favor y más en una disciplina", insistía.
David Trueba: "Estamos aquí cuatro nominados y ganará uno. Eso lo sabemos perfectamente. Podríamos ser cualquiera de nosotros, también esperas que los cuatro que han perdido si has ganado o si tú eres uno de los perdedores que entiendan que es un juego, que es una cosa que no tiene más relevancia, que las películas están vivas tengan Goyas o no los tengan, hayan hecho muchísimo dinero o no lo hayan hecho. Las hemos hecho porque hacerlas es el gran triunfo. En ese sentido está bien encontrarnos y vernos, porque a veces desde la retaguardia aparece ese abismo competitivo que tenemos todos dentro".
J.A. Bayona: "Cada vez se habla menos en los medios del cine, cada vez tiene menos páginas en los diarios, cada vez tiene menos cabida en los informativos. Entonces cualquier acontecimiento cultural bienvenido sea para que hablemos de nuestras películas, incluso esas alfombras rojas que detestamos, porque no sabemos posar. Es importante para que, en un momento dado, las publicaciones hablen de del cine español. Otra cosa es la actitud que nosotros tengamos hacia nuestros trabajos o hacia nosotros mismos".
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El cine ha perdido peso
Las plataformas, las redes sociales, una cultura más rápida o líquida, que diría el filósofo Bauman afectan a que el cine ya no tenga la fuerza que tenía en la sociedad o, al menos, en los medios de comunicación, como explica Coixet. "El cine ya no conforma ese imaginario donde tú aprendías a querer, a pensar, a besar, a follar, a a reflexionar. Aprendías lo que sentía la gente cuando salía de Dachau. Ahora hay un montón de cosas que te cuentan cómo podemos vivir y que han acaparado el espacio que tenía el cine para la gente, al menos de mi generación. Es normal entonces que en los medios tenga menos espacio".
Para David Trueba, no solo el cine ha perdido peso, también la cultura en general. "Hay un negocio en las otras cosas que se ha desatado y es brutal. Creo que la comparación con el deporte es una buena comparación, porque en muchas ocasiones el Ministerio de Cultura y Deporte han ido junto. El deporte está consumiendo horas y horas y horas y horas y horas y horas de los medios de comunicación, que siguen teniendo muchísima importancia. Me parece excesivo. Cuando nominan a una película española al Oscar no es portada, pero sí lo es cualquier trofeo que gana cualquier español aunque tenga menos importancia". "También se dedica mucho espacio a lo de los negocios, la economía, que es lo primero que yo tiro cuando abro el periódico", remata Coixet.
Para Bayona el modelo también está cambiando y lo que le preocupa es el futuro. "Yo recuerdo cuando era un crío, esperar con ansiedad el estreno de una película, hacer cola, verla en la pantalla grande con un montón de gente y hablar de ella". Eso no ocurre. "Ahora todo es ligero, nada tiene peso, por eso me pregunto si vuelvo a dar clase en una escuela de cine, ¿qué alumno me va a llegar? Porque llegan alumnos que no saben quién es David Fincher".
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Buenos ministros de cultura
"No lo aceptaría", dice Bayona sobre si él podría aceptar la cartera de Cultura. "Para empezar, lo que tiene que tener un ministro es una capacidad de gestión. Yo alguna vez he hecho de ayudante dirección, lo hice en la escuela de cine y me parece la cosa más difícil del mundo. Lo de gestionar al equipo ya es suficiente, como para gestionar toda la película". Sin embargo, Isabel Coixet reconoce que se lo propusieron hace años y dijo que no. "Yo no es que pensara que no lo podía hacer bien. Sinceramente, yo creo que lo hubiera podido hacer bien. Yo dije que no por una sencilla razón: pensé todos estos discursos y ceremonias oficiales que me iba a tener que tragar". "Los que estamos aquí somos personas responsables", apunta David Trueba. "Todo director de cine tiene una responsabilidad muy fuerte de dirigir a un grupo y de saber dónde están sus límites, qué delega, o qué puede delegar. Eso también nos da muchas armas para comportarnos en nuestra vida pública".
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