'Unifrance', así funciona el potente modelo de promoción del cine francés en el extranjero del que España debería aprender
Cada año, este organismo independiente organiza unas jornadas con distribuidores y periodistas extranjeros para promocionar sus películas y series y lograr que el cine francés esté entre lo más visto en los cines de medio mundo
París
Decía Berlanga que lo que necesitaba el cine español era traducir las leyes francesas. Lo cierto es que el modelo galo, ahora en crisis por los recortes del gobierno neoliberal de Macron, sigue un ejemplo perfecto de cómo construir industria, difundir una cultura y tener éxito en la taquilla. El país vecino destina casi 700 millones de euros para ayudar a sus películas en todas las fases de la creación. Protegen sus estrenos, y tienen algo que envidia todo el mundo, el sistema de financiación de dichas ayudas. El CNC, desde su fundación en 1946, se ha constituido en la entidad pública que ha permitido que Francia sea, hoy en día, líder a nivel mundial del cine de autor y de que la imagen de Francia y de su cultura sea conocida en el mundo entero a través del cine y el audiovisual.
Unifrance es uno de los puntales par difundir el cine francés. Entre otras cosas se encarga de organizar eventos y encuentros para periodistas de todo el mundo, para que se acerquen a las películas y a los actores y actrices galos. Cada año, en enero, tiene lugar una de las citas más importantes, en París. En un hotel de la capital reúnen a distribuidores europeos, entorno a unos 420 compradores, periodistas de todos más de 50 países y sus estrellas que promocionan sus películas sin rechistar. “Unifrance desempeña este papel exportador para dar a conocer el cine y la televisión francesas. Tenemos la misión de defender la riqueza y la diversidad de Francia, un un país que todavía produce muchas películas”, dice Gilles Pélisson, el nuevo director de Unifrance, un directivo que viene de la televisión y que tiene como reto abrir el organismo a la producción de series y a las plataformas. “Una empresa como TF1 produce quince o veinte películas al año. El mayor productor es Canal+ en Francia, seguido de France Télévisions. Los grupos de televisión están cerca del mundo del cine, por lo que no es muy complicado pasar de uno a otro”, explica el nuevo responsable con un perfil muy diferente a su antecesor, el actor y guionista Jean Paul Salomé.
Desde hace dos años, además de promocionar el cine, también promocionan series francesas, como D'argent et de sang, de Xavier Gianoli, que pasó por Venecia y que llega la próxima semana a Filmin. Por supuesto cine documental. De modo, que en solo unos días, se juntan en un mismo espacio grandes estrellas internacionales, como Isabelle Huppert o Juliette Binoche, que presentan sus últimas películas, Sidonie en Japón, y A fuego lento, la película candidata de Francia a los Oscar. Hay actores más jóvenes, como Karim Leklou o pesos pesados como Vincent Lindon. Sobre sus líneas al frente de Unifrance, incide en potenciar lo digital y continuar con la misma línea de trabajo. "No va a ver ninguna revolución. Seguiremos presentes sen los festivales, San Sebsastián, Berlón, Cannes, Veencia. También tenemos la parte digital, ya abrimos hace unos años un festival online y apostaremos por esa tendencia”. Explica de My French festival, que pone a disposición de los usuarios 80 películas francesas de forma gratuita para poder ver online.
Unifrance está pendiente también de los resultados del cine francés en el extranjero, que exporta dos tercios del cine francés cada año. 40 películas francesas son emitidas cada día en televisiones extranjeras; 65 millones de espectadores de cine francés en salas cada año generan 350 millones de euros de taquilla en los cines extranjeros. Datos que cualquier país los querría pasa sí. En 2023, la venta de entradas del cine francés en salas extranjeras aumentó un 38,5 por ciento en comparación con 2022. Es un dato muy positivo, pero todavía no alcanza la cifra de antes de la pandemia. “Estamos contentos con la progresión de los datos de 2023, pero es cierto, somos conscientes, que todavía no hemos vuelto al nivel de 2019”, reconoce Pélisson que prevé que el gran desafío será el próximo año. Lo cierto es que en 2019, el año anterior a la pandemia de Covid-19, el cine francés atrajo 45,9 millones de espectadores, lo que supone un 18 por ciento más que en 2023.
“Es un verdadero desafío y sabemos que tenemos que lidiar con la presencia de grandes películas americanas, este año hemos tenido Supermario, Oppenheimer o Barbie. También queda la incógnita de qué pasará al año que viene con el cine americano, si tendremos menos películas como consecuencia de la huelga en Hollywood. De ser así, podremos tener una oportunidad para el cine francés y el cine europeo. Será interesante ver los datos de 2024”. De momento, sabemos que la animación es el género que ha cogido carrerilla en las exportaciones francesas y que el cine francés es diverso: comedias convencionales, thrillers y dramas como Anatomía de una caída, el gran éxito del año, que ganó la Palma de Oro en Cannes.
Francia, uno de los países con la legislación más estricta en lo que a la protección de sus salas se refiere, ha decidido ceder algo de terreno para convivir con las plataformas. A cambio del sacrificio, eso sí, obtiene algo que le interesa mucho: financiación para su filmografía. A pesar de los roces entre los exhibidores franceses y Netflix, que llevó al Festival de Cannes a rechazar sus películas en competición, la plataforma ha ido dando pasos para integrarse también en el sistema francés. Para empezar es uno de los patrones de la Cinemateca gala, toda una declaración de intenciones, para continuar porque llegaron a un acuerdo con el gobierno francés para reducir la ventana de exhibición de las películas. “De momento no hay relación. Me refiero a que no hay ninguna relación específica”, confirma. “Lo que me parece interesante es que un grupo como Netflix, ahora va a tener que participar en la producción francesas, por ley hay un acuerdo para que las plataformas tengan la obligación de producir con nosotros, y como resultado creo que habrá un universo mucho más cooperativo.
El secreto para que el cine francés pueda sacar pecho en la era de los blockbuster radica en que, además de financiarse a través de las televisiones y las subvenciones (que alcanzan alrededor de los 700 millones y que gestiona el CNC), el cine galo recibe un 11,5 por ciento del precio de cada entrada de cine que se vende en aquel país. Se trata de un sistema redistributivo en el interior de la industria: no son los contribuyentes franceses quienes pagan con sus impuestos, sino solo quienes van al cine al comprar los billetes. De este modo, las películas que ganan más ayuda dan a las que ganan menos. Ocurre que, como más del 50% de la recaudación viene de los éxitos de taquilla estadounidense, acaba siendo el cine de masas y popular producido en Estados Unidos el que financia el cine independiente y de minorías de Francia.
Fundada en 1949 como asociación, según la ley de 1901, Unifrance está bajo la supervisión de CNC. La asociación cuenta con cerca de 1.000 miembros, productores de largometrajes y cortometrajes, exportadores, directores, actores, guionistas, agentes artísticos e instituciones relacionadas. Cuenta con un presupuesto anual de 9M€ con contribuciones del Ministerio de Cultura y del de Asuntos Exteriores y Comercio Exterior, además de las contribuciones de sus socios. Dispone de sus oficinas centrales en París y delegaciones permanentes en Nueva York, Tokio, Seúl y Pekín. Por eso, insisten en que no habrá cambios en la gestión aunque el nuevo gobierno haya hecho temblar algunos creadores franceses. “Es una asociación independiente, que representa a todos los artistas, productores, directores, pero también. Tenemos relación y un vínculo con el Ministerio de Asuntos Exteriores y, por supuesto, el CNC depende del Ministerio de Cultura. Pero nosotros tenemos claro que trabajamos para los miembros de nuestra asociación y debemos representarlos. Esa es la esencia de Unifrance”.
Evita entrar en polémicas con el gobierno de Macron, al que muchos artistas han acusado de querer liberalizar al cultura. Entre ellas, Justine Triet en su discurso en Cannes, cuando recogía la Palma de Oro. "La mercantilización de la cultura que el Gobierno neoliberal defiende está rompiendo la excepción cultural francesa. La misma excepción cultural sin la cual yo no estaría hoy ante ustedes”. decía en mayo la directora que no para de ganar premios internacionales. La ex ministra de Cultura la calificó de ingrata en redes sociales inmediatamente después. Ahora hay un nuevo gobierno y una nueva ministra y veremos si hay cambios en este sentido. Lo que no cambia es la mentalidad de la cultura francesa para entender que representan a un país y su diversidad y que la exportación es un paso clave, de ahí que todos participen en este pequeño festival parisino. Ahora Justine Triet compite en cinco candidaturas por los Oscar, sin duda, una de las mejores formas de promocionar el audiovisual francés.
Pepa Blanes
Es jefa de Cultura de la Cadena SER. Licenciada en Periodismo por la UCM y Máster en Análisis Sociocultural...