Máximo Huerta: "La mentira salva familias y amigos. La mentira es buenísima. La verdad no es necesaria siempre"
Viajamos con el autor al París de 1924 a punto de celebrar sus segundos Juegos Olímpicos, escenario de su última novela 'París despertaba tarde', que publica Planeta. Una historia de mujeres que luchan por una vida mejor y que indaga en lo complejo de la maternidad, las relaciones de amistad y la construcción de una identidad propia. De fondo, el relato de una época de efervescencia artística y cultural superviviente de los horrores de la Gran Guerra
Entrevista | Máximo Huerta: "La mentira salva familias y amigos. La verdad no es necesaria siempre"
16:08
Compartir
El código iframe se ha copiado en el portapapeles
<iframe src="https://cadenaser.com/embed/audio/460/1706107047632/" width="100%" height="360" frameborder="0" allowfullscreen></iframe>
Cuenta el autor que París es el lugar en el que mejor se siente, no es lo que tiene, dice, que lo tiene todo, "es cómo me encuentro aquí". Viajamos a la capital francesa con el periodista y escritor Máximo Huerta (Utiel, Valencia, 1971) para hablar de su última novela París despertaba tarde, que acaba de publicar con Planeta. No es la primera novela que ambienta en la ciudad, ya lo hizo con Una tienda en París o en Paris sera toujours Paris. Y ahora vuelve al mismo lugar en 1924, a pocos meses de celebrar sus segundos Juegos Olímpicos, los últimos en los que hubo competiciones de disciplinas artísticas, para contarnos una historia de mujeres que luchan por una nueva vida. "Es la novela de una ascensión, de la ascensión de una chica que vive en la pobreza más absoluta, en Montparnasse, y que acaba aquí en Sacre Coeur".
Y es en la basílica de Montmatre donde todo comienza hace diez años cuando Huerta de manera casual descubre en las vidrieras de la capilla de San Ignacio de Loyola la imagen de dos falleras. "Una está arrodillada y la otra con un niño en brazos. Las dos llevan vestidos de sedas Garín. A mí me deja KO que haya dos valencianas aquí. Es cuando empiezo a investigar y lo que utilizo para construir la ficción de la novela". Una ficción que protagoniza Alice Humbert, modista de una tienda en París. Un personaje que Huerta descubre a través del cartel que colgaba en lo que ahora es una papelería de la Rue du Pont Louis-Phillippe. "Es una tienda que encontré paseando y me enamoró el lugar. Lo que hice fue unir las dos historias, la de los mosaicos y la de la protagonista".
'París despertaba tarde' indaga en la maternidad, la buscada y la anhelada, también en los conflictos madre-hija y en el sentimiento de culpa. "Es el subtexto de toda la novela, la hija que se considera mala hija porque ha ido donde su madre no quería. Es un conflicto duro, y además se siente huérfana por lo que el arrepentimiento no puede curarlo". A Alice le rodean una galería de personajes femeninos que como cuenta Huerta "están para ayudarse entre ellas, tienen que convertirse en modelos y sufrir abusos para poder liberarse". Personajes que están inspirados en las mujeres invisibles de aquella época que tienen en Alice Prin, conocida como Kiki de Montparnasse, su referente. "Era una heroína, alguien que podía hacer lo que las demás no podían. Siempre debe haber mujeres que rompan el parqué para poder seguir caminando".
La construcción de la identidad de la protagonista va en paralelo a la construcción de una ciudad, el París que hoy conocemos, con la efervescencia cultural y artística de aquellos años en los que como cuenta el autor "todo está conectado, la moda, la política, el arte, la arquitectura. Es una ciudad en reconstrucción. Todo se da cita en 1924. Es una ciudad en metamorfosis, igual que la protagonista". "En ese proceso Alice va perdiendo las culpas y los arrepentimientos y la ciudad con los Juegos también tiene esa segunda oportunidad, se resarce de ese primer error de 1900, igual que ella se resarce de su primer error en el amor". Y todo sucede tras la Primera Guerra Mundial en el que como explica "la mujer se ha quedado sola. Las madres, las hijas, las hermanas de los que han luchado y muerto en la guerra ahora tienen que sacarse las castañas del fuego. El cambio fundamental de la protagonista responde a este tiempo en el que se ve obligada a volver a empezar".
Junto al trabajo de documentación que ha durado una década, interrumpida por otra novela 'Adiós, pequeño', lo más difícil ha sido la localización de lugares que existieran aquel año, "lo más complicado ha sido encontrar esos sitios, que estuvieran hoy tal cual estaban hace un siglo y no una sucursal de BNP Paribas" como ocurre con el bistró La Mère Catherine o Le Dôme Café, donde Huerta ambienta algunos de los capítulos clave de la novela. "Le Dôme fue en aquel momento el ombligo del mundo. Aquí pasaba todo. Los poetas leían sus poemas. Artistas como Modigliani o Cocteau regalaban sus obras porque no podían pagar la bebida. El sitio está lleno de sus fotografías".
Para Máximo Huerta la literatura sirve para "calmar frustraciones, para hablar de fetiches, para curar heridas ajenas y para reivindicar. La literatura sirve para todo". Escribe la protagonista al principio de la novela que ella no cuenta la verdad ni a sus amigos ni a si misma, y como dice Huerta "es muy difícil decirse la verdad a uno mismo. Estamos acostumbrados a mentirnos, y de hecho yo creo que la mentira es buenísima. La mentira salva familias y amigos. La mentira es muy buena, es necesaria, es la primera ficción. La primera novela es la que nos vamos inventando. No es necesaria la verdad siempre".