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'Pobres criaturas', la maravillosa Frankenstein feminista de Emma Stone que incomoda a los 'señoros'

La nueva película de Yorgos Lanthimos, con 11 candidaturas a los Oscar, es el gran estreno en cines este fin de semana. A la cartelera también llega la segunda parte de 'Los tres mosqueteros' con Eva Green, la revolución motomami de 'Rodeo' y el documental de Little Richard

'Pobres criaturas', la maravillosa Frankenstein feminista de Emma Stone

El Cine en la SER habla de varias películas, entre ellas 'Pobres Criaturas' / Cadena SER

Madrid

Es difícil no pensar en Virginie Despentes al ver Pobres criaturas, la película de Yorgos Lanthimos que recoge los intentos del patriarcado por cercar y controlar el deseo y el cuerpo femenino, y la lucha y toma de conciencia de las mujeres. Protagonizada por Emma Stone, ganadora del Globo de Oro y una de las favoritas para los Oscar, la película es una adaptación más feminista de la retorcida y divertida novela de Alasdair Gray. Una especie de Frankenstein que habla, no solo de la creación y manipulación del cuerpo humano, sino del deseo, del sometimiento y de la violencia contra las mujeres. Temas que recogía Despentes en una de sus grandes obras, Teoría King Kong.

La novela sucedía en 1979, con el gobierno conservador de Margaret Thatcher, periodo que supuso un retroceso en derechos que para el autor hacían volver a Gran Bretaña a la edad victoriana. Esa es, precisamente, la época que elige Lanthimos para ambientar su película, que se mueve entre el cuento gótico, la sátira social y la ciencia ficción. En una ciudad inglesa vive un extraño doctor, experto en trasplantes y otras cosas raras, Willem Dafoe, que cuida de una chica extraña que, tras una operación de cerebro hecha por ese médico y padre adoptivo, tiene la edad mental de una niña, pero el cuerpo de una atractiva mujer. La brillante Emma Stone firma uno de los papeles más complejos y agradecidos de la temporada, pues maneja la comedia y evita caer en arquetipos manidos. Para vigilar que aprende modales, contrata a un ayudante, otro médico, que acaba enamorándose de ella, Ramy Youssef, al que conocimos por la serie Ramy, en la que abordaba su vida como americano de origen árabe en el Nueva York post 11 de septiembre.

Tráiler oficial de la película 'Pobres Criaturas'

Sin embargo, Bella, así se llama la protagonista, escapa a toda opresión masculina, la del padre, Willem Dafoe, la del novio y aliado, y la de ese amante embaucador que se la lleva a conocer el mundo en un crucero por el Mediterráneo y que no es otro que un descarado Mark Ruffalo. Todo el viaje del héroe, de la heroína más bien, es una una huida del patriarcado, que aparece y reaparece bajo mil formas y que parece obsesionado con que el cuerpo femenino esté siempre disciplinado, en casa y listo para el servicio del hombre, como nos advertía Michel Foucault. Las mujeres del filme solo sirven o para satisfacer sexualmente, obligadas por el matrimonio o por el dinero que pagan los clientes, o para cocinar y limpiar, como criadas y mujeres.

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En todo ese camino, Lanthimos y su guionista Tony McNamara aprovechan para introducir algunas cuestiones como el reparto de la riqueza, la revolución de clase, la prostitución, la violencia de género. Se habla del matrimonio, como señalaba Despentes, como otra forma de dominación masculina, se habla de ciencia y de romper las normas puritanas y convenciones sociales y, también, de los límites de la medicina, como hacía la obra de Mary Shelly, de la que el filme y la novela son herederas, y de sanidad pública y universal.

Como lo era Teoría King Kong, Pobres criaturas es un grito de rabia y una cierta esperanza que funciona como modelo para las nuevas espectadoras que se acerquen al cine. Barbie y Pobres criaturas tienen algo en común, que usan la parodia de forma emancipadora. Es cierto que en ambas el gag acaba siendo algo recurrente y repetitivo. En Barbie era una muñeca la que desmontaba la construcción del género y del machismo y aquí este personaje que se comporta como una niña, sin pelos en la lengua, para desmontar no solo el machismo y la opresión hacía las mujeres; sino también el puritanismo y la hipocresía hacia el sexo. Abuso hay también del ojo de pez como recurso, algo que ya estaba en su anterior filme, La Favorita, donde conoció a Emma Stone y donde este cineasta tuvo el espaldarazo definitivo en Hollywood.

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Lanthimos se ha ido despojando de esa crueldad que tenían sus primeras películas, Canino, Alps o incluso Langosta y El sacrificio del ciervo sagrado. A la vez, se ha ido alejando del realismo de sus inicios, utilizando elementos como el ojo de pez, con el que distorsiona la realidad, insistiendo así en que estamos en una sátira que salta del humor a la violencia, con un vestuario que mezcla los códigos de la época con la moda actual, con una estética que rompe el realismo, llena de decorados que simulan Lisboa, Grecia, un crucero o el París revolucionario. Una propuesta kamikaze y provocadora, no solo por la forma de rodar el sexo, sino por el maravilloso papel de una Emma Stone entregada a la causa.

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