El cambio climático amarga un desayuno que ya era históricamente caro
Los productos más básicos de la primera ingesta de la mañana, el café, la tostada con aceite y el zumo, se disparan
El cambio climático amarga un desayuno que ya era históricamente caro
Madrid
Este lunes hablamos de la factura del cambio climático que va a amargar un desayuno que ya era históricamente caro. Vamos a pagar todavía más porque lo más básico de lo básico por la mañana -café, tostada con aceite y zumo– está en precios históricamente altos.
- Zumo de naranja. En el mercado de Nueva York, los contratos para la entrega de concentrado de zumo de naranja se pagan ya a 3,07 dólares la libra, un 50% más que el año pasado.
- Café. Los granos de Arábica son un 44% más caros desde 2021.
- Aceite de oliva. El precio del aceite de oliva –un 54,6% más caro en un año– está en su máximo histórico, precisamente por la sequía en España, productor de la mitad del aceite del mundo.
Pero ese desayuno se va a amargar todavía más porque quienes negocian en esos mercados, advierten que el precio del azúcar vuelve a dispararse por el cambio climático por dos razones: por la sequía que el fenómeno de El Niño ha dejado en Australia, India y Tailandia, tres de los cuatro grandes productores de azúcar, y por las inundaciones en Brasil, el cuarto gran productor azucarero.
El resultado es que el precio del azúcar se ha duplicado en apenas tres años y aunque ha caído recientemente, los brokers advierten de que estas condiciones van a provocar nuevos encarecimientos del azúcar.
Precio del cacao
Además, esa factura sigue subiendo y va desde lo más pequeño hasta lo más grande. Lo van a pagar desde los niños, con las chucherías, hasta los enamorados. Este cambio climático está encareciendo todas las cosechas. Si uno piensa en bombones, el precio del cacao ha subido un 82% en los últimos 12 meses, su máximo de los últimos 46 años, el aceite de Palma nunca ha sido tan caro y el azúcar está al doble de precio.
Si alguien está enamorado, le sale más barato el osito de peluche con corazones que una caja de bombones. Es muy difícil mezclar en la misma frase San Valentín y Banco Mundial, pero no imposible. Más allá del 14 de febrero, San Valentín, el último informe del Banco Mundial estima que las pérdidas económicas que está dejando el cambio climático ascienden a 16 millones de dólares por hora y van a seguir ascendiendo hasta llegar a los tres billones de dólares anuales en 2050, es decir, lo que España produce en casi tres años.
El salto de la rana
Así que hoy amargamos el desayuno, el día de los enamorados y mucho más si no combatimos esto en serio. Además, este lunes Financial Times publica un análisis titulado Por qué al BCE debieran preocuparle todavía los salarios y concluye que en la eurozona las nóminas están subiendo desde el último trimestre de 2023 a un ritmo que jamás se había visto en la historia de la zona euro: el 4,7% (por encima del 4,1% al que crecen en EEUU).
La lógica económica es la del salto de la rana: si los salarios suben mucho, los precios suben después para apretar a la gente que cobra más y los salarios tienen que volver a subir, generando una espiral inflacionista. Eso es lo que teme el BCE con la gobernadora, Christine Lagarde, advirtiendo de que el 40% de los convenios se negocian ahora, entre diciembre y el primer trimestre del año, pidiendo contención a los trabajadores.
Puede que sea lunes o que la economía se haya conjurado así, pero además de amargar desayunos y San Valentines el BCE da dos alternativas: o salarios más bajos o hipotecas más altas.