"El escorpión": Aimar Bretos analiza la maniobra de Junts para no aprobar hoy la ley de amnistía
Incapaz de controlar su naturaleza, no puede evitar sacar el aguijón y picar a quien le está llevando a la otra orilla, aún a sabiendas de que ellos mismos pueden terminar ahogados en mitad del trayecto
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Madrid
Junts, con su voto en contra, ha impedido que hoy se apruebe la ley de amnistía en el Congreso, porque el PSOE se ha negado, esta vez ya sí, a aceptar la enésima exigencia, el último trágala que le imponían los de Puigdemont, que era meter en la amnistía todo, todos los delitos terroristas o de traición. Ahora, con este no de Junts, la ley retrocede lo andado, vuelve a la Comisión de Justicia y de esa manera, abocan al PSOE a un mes más de negociaciones agónicas, coincidiendo además con la campaña de las elecciones gallegas.
Hay pocas palabras ya para definir la humillación a la que Junts está dispuesta a someter a todos aquellos que, por convicción o por conveniencia, se han tragado su hemeroteca y han aceptado tramitar y aprobar una ley de amnistía. Y que esta noche se vuelven a casa desde el Congreso asumiendo que al final han sido ellos lo que hoy han terminado casi pidiéndole a Junts que votara a favor de una ley de amnistía. Lo cuentas por ahí y no se lo creen.
Ahora la clave está en qué va a hacer el PSOE en estas semanas que vienen. ¿Se va a mantener firme en que no se toca el articulado en lo que tiene que ver con el terrorismo, por mucho que apriete Puigdemont? ¿Y si es así, si el PSOE aguanta la presión, Junts va a votar en un mes a favor de lo mismo de lo que hoy ha votado en contra?
¿De verdad tenemos que creernos que son capaces de llevar su órdago hasta el final, y quedarse sin una ley de amnistía, por mucho que la consideren no del todo completa? ¿De verdad van a poner en jaque una legislatura en la que ellos tienen que ganar tanto como los que más?
Lo veremos a lo largo de febrero. Pero llegados a este punto cuesta no ver en Junts la figura del escorpión en la fábula de la rana: el escorpión que, incapaz de controlar su naturaleza, no puede evitar sacar el aguijón y picar a quien le está llevando a la otra orilla, aún a sabiendas de que ellos mismos pueden terminar ahogados en mitad del trayecto.
