Más de un tercio de los españoles sigue sin leer nunca, según el Barómetro de Lectura

El dato total es que el 68,3 por ciento leyó al menos algún tipo de libro. Un porcentaje de españoles y españolas que leen libros se mantiene estable tras la pandemia, aunque tras ejercicios de subida, en este año pasado hubo una pequeña bajada, según los datos del Barómetro de Hábitos de Lectura y Compra de Libros en España 2022, elaborado por la Federación de Gremios de Editores de España (FGEE), con el patrocinio de CEDRO y en colaboración con el Ministerio de Cultura y Deporte.

El barómetro resalta, sin embargo, que desde 2012, la lectura por placer ha subido cinco puntos. Un crecimiento continuado que se incrementó en la pandemia. Es cierto, que en 2023, el número de lectores frecuentes ha bajado dos décimas con respecto al año pasado, quedando en el 52 por ciento. Y más de un 64 por ciento dice que lee por gusto, frente al 21 por ciento que lee por trabajo.

En ese porcentaje de lectores que leen por gusto hay bastantes diferencias. De hecho, deberíamos hablar de lectoras, puesto que como ocurre en otros países europeos, las mujeres leen más que los hombres en todos los tramos de edad. En el caso de lectores, el que más crece es el de la población mayor de 65 años, algo que puede deberse a un crecimiento natural de la población, ya que a esa edad están llegando ya generaciones que accedieron a un mejor ámbito educativo.

Precisamente la educación tiene mucho que ver con la lectura. Los universitarios leen más y lo hacen en su tiempo libre. El territorio también muestra la desigualdad en los ámbitos de lectura. Madrid, Cataluña, Navarra, País Vaco, La Rioja, Aragón superan la media. Diferencias entre comunidades, aquellas con mayores concentraciones urbanas y diferencias entre géneros. A la cola, Extremadura, Castilla la Mancha, Canarias.

Garantizar el derecho a la lectura es un proyecto colectivo que implica a todos, decía el ministro de Cultura, Ernest Urtasun. Lectura infinita es el plan conjunto para potenciar la lectura. "En nuestro país se lee y se lee cada vez más, pero aspiramos a que esto crezca aún más". El ministro ha destacado también la lectura de las mujeres como algo positivo. "Queremos que las librerías independientes sean un acceso a la cultura. Son un centro de primer orden. Estamos apoyándolas, porque no queremos que haya barreras para que la lectura llegue a todas las partes del país. Queremos superar las brechas entre lo rural y lo urbano a través de la lectura". 1, 4 millones de euros para promoción de lectura en las autoridades locales.

El dato más terrible de este estudio es que ese porcentaje de no lectores llega al 35,5 por ciento. Es un tercio significativo, decía Daniel Fernández, porque esto acaba creando desigualdades sociales. La falta de tiempo es el principal motivo que alegan los encuestados que no leen nunca. Esa es siempre la principal razón, pero cada vez más crece la segunda. Un diez por ciento de los no lectores dicen que no lo hacen porque prefieren hacer otras cosas, cuando lo que en realidad están diciendo es que lo que hacen en ese tiempo libre es ver cosas en las pantallas.

Otro dato triste es que solo uno de cada cuatro españoles confiesa que entra en bibliotecas, algo, explican desde CEDRO, que debería hacernos reflexionar. "Las desigualdades lectoras acaban siendo desigualdades sociales", insiste Fernández. Sobre eso se ha pronunciado también el ministro. La falta de tiempo, decía el Urtasun, tiene que ver con la igualdad, de género, territorial, "pero también de acceso a la cultura, por lo que hay que cambiar las relaciones laborales, trabajos que sean compatibles con la vida y también con la lectura". Proteger las condiciones laborales de escritores, profesionales de la traducción, de la edición. Eso es apoyar también la lectura". También ha apuntado a que los próximos presupuestos tendrán en cuenta la lectura y la industria artística y editorial.