'Sala de profesores', la película que muestra cómo el racismo y las 'fake news' se generan desde la escuela
El director alemán İlker Çatak disecciona el acoso y los comportamientos racistas en la escuela en un thriller que compite por el Oscar a Mejor Película Internacional
Madrid
El escritor William Golding nos mostró cómo los niños emulan los comportamientos que ven en sus padres, en sus profesores, en la televisión. Lo hizo en la novela El señor de las moscas, con esos chicos supervivientes en un accidente de avión que mantenían las mismas dinámicas de poder y violencia que habían visto en aquellos agentes de socialización, la familia, la escuela, los medios de comunicación, que debían educarles en todo lo contrario. Con esa misma idea, el director alemán de origen turco, Ilker Çatak, ha formulado un estimulante thriller que ha conseguido colarse en la temporada de premios, Sala de profesores, película alemana que ganó dos premios en la pasada Seminci.
"La escuela es como una metáfora de las sociedades, porque están construidas como los estados. Hay un presidente, hay maestros que tienen poder. Hay estudiantes y tienes el periódico, el equivalente a los medios de comunicación. Todos estos elementos conforman un pequeño país dentro de la escuela. Éramos conscientes de esto, por eso hemos hecho una película que habla de cosas que suceden en la sociedad", nos explica en una entrevista en la Cadena SER. Compite en los Goya como mejor película europea gracias a una propuesta que va de lo íntimo y lo realista al thriller y hasta al cine político, una etiqueta que disgusta al creador, aunque reconoce que las reflexiones sobre la sociedad están detrás. "No creo que el cine deba tener una agenda. el cine es algo personal y no me gustan las películas que tienen un mensaje o les dicen a la gente lo que tienen que hacer. Me gustan esas películas que cuestionan las cosas y que abren la discusión sobre ellas. Es ahí cuando a lo mejor podemos cambiar algo, cuando discutimos, cuando escuchamos", asegura.
La película nos mete en una escuela de primaria en Alemania. Clara es una joven profesora de matemáticas que empieza su trabajo allí, cargada de ilusiones, pero un pequeño hecho rompe todo el hechizo. Un pequeño hurto hace que la dirección requise las carteras de los alumnos de una manera intimidante y eso desencadena una serie de consecuencias que van en aumento y que acaban poniendo en jaque la convivencia escolar y sacando todo lo terrible que puede pasar en un aula o en la sociedad misma. El guionista y el director iban juntos al colegio en Estambul y allí ocurrió un incidente similar. "Teníamos alrededor de 15 años y un día, de repente, tres profesores entraron al clase y nos pidieron que pusiéramos las carteras sobre la mesa. Y nos dimos cuenta de que veinte años después estábamos hablando de eso, de por qué lo hicieron, de las formas, de la falta de privacidad que sentimos en ese momento y vimos que podría ser un buen punto de partida para una historia".
Las sospechas recaen en los alumnos, pero sobre todo en los alumnos racializados, muestra de cómo opera el racismo en la sociedad. Después, la profesora hallará una pista, pero de manera poco ortodoxa, lo que acaba generando más actitudes inquisitoriales, más prejuicios y donde los límites de lo privado acaban rotos. Sala de Profesores es una disección sobre cómo emergen las actitudes racistas. No hace falta solo que una presidenta autonómica llame sarnosos a los migrantes, es bastante más profundo. "Cuando tienes un buen maestro, puedes aprender algo de él y eso nos enseña a moldear nuestro futuro. Pero tampoco quiero sobrestimar su impacto, porque hay muchos factores que crean el comportamiento de los seres humanos. El maestro es sólo una pequeña parte. Puedes tener el mejor profesor del mundo, pero hay otros factores que influyen en cómo serás. Erradicar todas estas cosas, el clasismo, el sexismo, el racismo, es difícil, porque necesitamos erradicarlo como sociedad entera".
El espectador entra en esa escuela y vive la tensión y la impotencia de esta joven profesora que solo quería hacer las cosas bien y a quien las contradicciones acorralan y merman su idealismo. "Es difícil decir si el cine puede ayudar al idealismo, porque ni siquiera sé si el idealismo es algo bueno. Yo me considero una persona realista y me gusta ver las cosas de una manera realista en lugar de idealista". Un tema, el del idealismo que interesaba al director. "El otro día tuve una discusión con la actriz de la película, precisamente. Ella decía que si comiésemos menos carne, sería mejor para el mundo. Yo le dije que es difícil convencerme de eso si tenemos en cuenta que hemos viajado cuatro veces este año a Los Ángeles. Para mí es difícil a veces mantener el idealismo, porque en el mundo en que vivimos hay muchas contradicciones. Yo no uso el coche, voy en bici, pero sí como carne. Trato de ser buena persona, pero sé que soy egoísta a veces. Mi visión del mundo, al final, depende de mi estado de ánimo, a veces pienso que podemos cambiar las cosas, otras siento que todo está perdido".
Para lograr que el espectador viva lo que vive la profesora, se decidió por usar un formato cuadrado, 4:3. "Es buena para aislar a una persona y crear algo de tensión. Esta es una historia subjetiva de una maestra y su percepción el mundo, era perfecto. Al mismo tiempo, también nos recordaba a nuestra vieja escuela, nuestra época de estudiantes con esa sensación de Polaroid", reconoce el director que cuenta con la actriz Leonie Benesch, a quien descubrimos en La cinta blanca, la película Michael Haneke. "Desde entonces he seguido su trabajo y siempre ha estado brillante. También me chocaba que nunca hubiera hecho un protagonista, siempre le dan secundarios. Cuando empezamos a escribir la película pensé en ella. Ahora estoy muy contento de haber tenido al oportunidad de trabajar juntos. Tiene mucha intuición, es muy inteligente, nunca necesita una segunda toma y encima es un ser humano maravilloso".
En esa escuela, enseguida se propagan los rumores, como en cualquier oficina, como en cualquier espacio, como en las redes sociales. Las Fake News emergen por doquier. Por eso, en la película la idea de un periódico escolar que copia la mala praxis de la prensa llamada seria hasta ahora muestra cómo el mundo ha dejado de acercarse a la verdad y los hechos. "Existe esta tendencia en el periodismo que yo cuestiono mucho, lo de tener un gran titular, el click. Sé que hay presión a los periodistas para generar estas noticias y no es nada bueno. Es buscar el escándalo y convertir eso en noticia. Es muy venenoso y reduce la complejidad de todo. A mí me pasa, a veces intento explicar algo y veo que mi respuesta ha quedado reducida a una frase que no es exactamente así. Intentamos emular en esta película todo eso, porque estamos en un momento donde la verdad es algo imposible de encontrar. Como sociedad luchamos por tener razón, pero ya no escuchamos. A veces quiero desaparecer del mundo, porque ya nadie escucha".
La película logró cinco galardones en los Premios del Cine Alemán, imponiéndose al fenómeno de la temporada pasada en Netflix, Sin novedad en el frente. Ahora lucha por colarse entre las nominadas a los Oscar, pero su director lo ve bastante difícil. "Es una carrera por llamar la atención. Todo el juego en las campañas está impulsado en gran medida por el dinero. Si tienes dinero, llamas la atención. Nada tiene que ver con las películas, sino en cómo los distribuidores impulsan la película. Yo estoy con Sony Classics, una gran compañía, pero no tiene ni la mitad de posibilidades que una empresa como Netflix. Te diría que es genial estar en la carrera de los Oscar, pero a la vez es raro ver cómo funciona la industria. No tengo demasiadas expectativas, ni demasiadas esperanzas de que esta película llegue a los Oscar o incluso gane".
Pepa Blanes
Es jefa de Cultura de la Cadena SER. Licenciada...