Luis Landero: "No aburrirse de escribir es no cansarse de vivir"

Madrid

Landero asegura que si no escribe, no sabe qué hacer con sus mañanas. Recuerda que Eduardo Mendoza anunció no hace mucho tiempo que se retiraba pero se dio cuenta de que le gustaba escribir y que no tenía ninguna necesidad de retirarse, "un escritor no se retira nunca".

La novela cuenta la historia de Tito Gil, un actor por vocación que decide dedicarse a la actuación pese a quien pese. Un día llega al pueblo donde nació para hacerse cargo de una herencia y allí surge la posibilidad de montar un espectáculo basado en la vida de la santa mártir de la localidad. Ese mismo día llega a ese pueblo Paula, una mujer que sufre un matrimonio rutinario, un tanto tóxico.

Tito Gil es un personaje real, que tiene ahora 86 años. Es amigo del autor y ambos hicieron una gira con textos de Lorca hace más de 50 años. Esa gira los llevó por universidades y colleges de Estados Unidos, así como por Marruecos y Francia.

El pueblo es un personaje más en esta novela. "El pueblo sigue siendo el de mi infancia, donde aprendí la mayor parte de mi repertorio sentimental. Ahora se idealiza mucho el término pero esa idealización normalmente conlleva un desconocimiento absoluto de lo que es la vida en una aldea."

En el libro se habla mucho también de la redención del arte, de cómo el arte puede salvar la vida de la gente. "El arte libera, dignifica y llena de esperanza a los habitantes de este pueblo que se preparan para realizar el espectáculo de la santa mártir".

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Otra cuestión que se plantea es la dicotomía entre vivir de la vocación y tener que pagar las facturas. "Yo le decía a mis alumnos: prueba a no escribir. Si lo consigues, adelante. Si no, esfuérzate todo lo que puedas para poder vivir de ello. Los sueños hay que intentar cumplirlos en la medida de lo posible. Si no lo haces, cuando llegue la madurez aparecerá la sensación de fracaso, y con ella, la amargura".

¿Qué es el éxito? ¿Y el fracaso?. "El éxito ahora consiste en la fama. El éxito es una experiencia trivial pero se convierte en algo adictivo. En estos días es relativamente fácil conseguirlo, pero luego no se puede vivir sin él. El fracaso es traicionar los sueños juveniles, no intentar cumplirlos".

Para Landero es fundamental no olvidar lo vivido en la infancia. "Yo le decía a mis alumnos: no dejéis que se muera ese niño para que no perdáis la capacidad de asombro. Con el tiempo conseguiréis conocimiento, y esa es una pareja invencible en la madurez, la que forma el conocimiento y la capacidad de asombro".