Ni Bizum ni las tarjetas de crédito han podido con la calderilla

Madrid

Dudo mucho que la banda de “El Profesor” hubiera podido entrar en esta casa que quedará para siempre como la imagen de la serie, aunque nada tenga que ver. Juanjo Millás y yo pasamos cinco veces por tres controles de seguridad, uno de ellos un tubo que nos pesa para asegurar que no nos llevemos en los bolsillos parte del tesoro con el que trabajan. “Nadie puede entrar con ningún objeto que se fabrique aquí” Alfonso Morales es el Jefe de Grabado y pocas veces hemos encontrado a alguien tan entusiasmado con su trabajo. Su taller es el primer paso para la creación de una moneda, tanto de uso diario como de colección. Un oficio manual y artesanal que solo se aprende allí siempre y cuando tengas las habilidades artísticas de un licenciado en Bellas Artes.

Con buriles, punzones y paciencia graban en escayola o plastilina los motivos que después trasladan al troquel o negativo con el que luego se acuñaran el resto de monedas. A partir de aquí todo se mecaniza.

Accedemos al almacén de oro y plata, a la imprenta donde se pintan las piezas de colección, verdaderas obras de arte. Y llegamos al pabellón donde varias máquinas escupen continuamente céntimos, monedas de un euro, de dos. Hundimos las manos en esas piscinas llenas de dinerito caliente y rápidamente empatizamos con el Tío Gilito de nuestra infancia. Cuando los “canjilones” están llenos se llevan a empaquetar. Cintas transportadoras que las meten en cartuchos, en paquetes y finalmente en cajas. “En todo momento podemos marcar la trazabilidad de cualquier moneda” Luis Sanz es el Director de Moneda y nos saca de nuestro error “No es verdad que se use menos efectivo. De hecho el último año hemos tenido que aumentar la producción prevista”. ¿Cómo es eso posible? La Directora General, Isabel Valdecabres (la segunda mujer en ocupar este cargo desde 1614) nos explica que el aumento del turismo es lo que ha hecho que se desborden las previsiones. Normalmente la gente no quiere pagar comisiones bancarias por pagar con tarjeta en otro país. A esto le unimos que en nuestra cultura está muy arraigada la moneda y que hay personas que cuentan los céntimos para llegar a fin de mes.