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El actor de los ojos grises

Se cumplen 30 años de la muerte de Joseph Cotten, el actor de Ciudadano Kane, El tercer hombre, Duelo al solo Jennie,

La vida de Joseph Cotten cambió para siempre en 1937 el día en que conoció a Orson Welles. Antes había sido crítico teatral en el Miami Herald, trabajado en publicidad y radio y había hecho algunos papeles como actor en Broadway. Orson Welles le fichó para su compañía, el Mercury Theatre. “Lo único que puedo decir sobre Orson es que estaba obsesionado con actuar, no con la palabra. Siempre nos decía a los actores: no lo digas, no me lo cuentes, enséñamelo actuando, da igual que creas que es bueno o malo, simplemente actúa”, explicaba el actor en una entrevista.

La primera experiencia de Cotten ante la cámara también se la brindó Welles. Fue una película muda titulada Too much to Johnson destinada a proyectarse junto a una obra de teatro. Cuando al fin, en 1940, Orson Welles se fue a Hollywood para dirigir su primera película de verdad, se llevó consigo a varios actores del Mercury Theatre y entre ellos estaba Joseph Cotten. “Yo tenía un fuerte acento sureño de los Estados Unidos. Pero afortunadamente era alto y tenía buen pelo y Orson me dijo: bueno tal vez puedas ser una estrella. Y eso es lo que hice”, recordaba Cotten. De esta forma Joseph Cotten debutó en el cine en una de las películas más importantes de la historia: Ciudadano Kane. En ella daba vida al amigo y mano derecha del magnate de la prensa al que interpretaba Welles.

Orson Welles volvió a contar con Joseph Cotten para la que sería su segunda película, El cuarto mandamiento, en la que esta vez era él quien interpretaba a un magnate de la industria del automóvil. En la película Estambul, Cotten y Welles volvieron a actuar juntos además de escribir al alimón el guion del film. Y por supuesto volvieron a compartir reparto en otra de las mejores películas de ambos: El tercer hombre. El tercer hombre era la película que Joseph Cotten elegía como la favorita de toda su carrera. A propósito de ella, su esposa, la actriz británica de padre español Patricia Medina, contaba la siguiente anécdota. Nosotros no estábamos casados cuando hizo El tercer hombre por eso quiso que fuéramos juntos a Viena. Allí le recibieron como a un héroe y le dijeron: ¿le gustaría bajar a las alcantarillas y hacer algunas fotos? La verdad es que ésa no era precisamente mi idea de conocer Viena, pero Joe estaba entusiasmado y quería bajar y recordar los viejos tiempos; como decía él, ‘los maravillosos momentos que pasé en esas alcantarillas’. Así que bajamos”.

Cotten solo volvería a coincidir con Orson Welles dos veces más, gracias a dos pequeños cameos que el actor realizaría en Otelo y en Sed de mal, pero conservaron su amistad durante toda la vida. “Si tengo que hablar de Orson diría que siendo, como éramos, tan distintos lo lógico sería que nunca hubiésemos sido amigos porque estaba completamente loco, pero al mismo tiempo se hacía querer porque era todo un caballero, un hombre generoso y desde luego, como dicen, un genio, si es que los genios existen”, decía el actor.

Los años 40 y 50 fueron la época más brillante de la carrera de Joseph Cotten en buena parte gracias al contrato que firmó con el productor David O. Selznick que le incluyó en los repartos de excelentes películas. El actor daba vida al hermano de Gregory Peck en Duelo al sol y al lado de Jennifer Jones, esposa de Selznick, volvería a trabajar en otras dos películas: el drama romántico Desde que te fuiste y Jennie, otro drama romántico, pero con toques de fantasía que le valió el único premio de su carrera, el de mejor actor en el festival de Venecia.

Otro de sus mejores papeles fue el que interpretó para Alfred Hitchcock en La sombra de una duda, donde daba vida al encantador tío Charlie, detrás de cuya sonrisa se escondía un asesino de viudas ricas. Durante el rodaje de La sombra de una duda Joseph Cotten y Alfred Hitchcock se hicieron grandes amigos, como contaba su compañera en la película Teresa Wright. “Joe era un gran hombre, muy elegante y divertido. Hitchcock y él se querían mucho. A ambos les encantaba el buen vino, la comida y contar historias y creo que los dos entendían bien la noción del mal, aunque eran personas alegres y sencillas en muchos aspectos”, afirmaba la actriz.

Cotten volvería a trabajar con Hitchcock en varios capítulos de su serie televisiva y en la película Atormentada, donde daba vida a un exconvicto que hacía fortuna en Australia. La mujer que le seguía hasta Australia era Ingrid Bergman, con la que ya había trabajado en otro clásico entre los clásicos: Luz que agoniza. A pesar de todo, el actor no elegía como su partenaire favorita a Ingrid Bergman, ni a Jennifer Jones, ni tampoco a Marilyn Monroe, a cuyo atormentado marido dio vida en la película Niágara. La actriz a la que elegía como su compañera favorita era Bette Davis. “Mucha gente piensa que era temperamental, pero yo creo que más bien era una trabajadora incansable que siempre quería hacerlo mejor y mejor y eso hacía que todos los que trabajábamos a su lado nos esforzáramos también por dar lo mejor de nosotros. Por eso me encantaba trabajar con ella”, decía Joseph Cotten.

Los dos Trabajaron juntos en tres películas. Si en Más allá del bosque ella era la malvada, en Canción de cuna para un cadáver Joseph Cotten era el villano, conspirando con Olivia de Havilland para encerrarla en un manicomio y quedarse con su fortuna. Canción de cuna para un cadáver, estrenada en 1964, fue el último gran trabajo de Joseph Cotten. A partir de entonces su carrera entró en clara decadencia y su filmografía posterior apenas tiene títulos destacables. En los años siguientes rodó varias películas en Italia e hizo bastante televisión. En Hollywood, en cambio, tuvo que conformarse con pequeños papeles como secundario. Fue, por ejemplo, el secretario de guerra americano en vísperas del ataque a Pearl Harbour en Tora, Tora, Tora.

A comienzos de los años 80 puso fin a su carrera en el cine. En sus dos últimas películas curiosamente hacía de sacerdote. Era el reverendo que exhortaba a los universitarios al comienzo de La puerta del cielo de Michael Cimino, y en El superviviente, su última película, daba vida a un sacerdote al que pedían ayuda para un experimento de regresión. En realidad, Joseph Cotten no se retiró voluntariamente del cine sino a consecuencia de una apoplejía que sufrió en 1981 poco después de rodar El superviviente. Tardó varios años en recobrarse y cuando al fin lo logró comenzaron sus problemas de laringe que le dejaron sin apenas voz. “Disculpen, pero no tengo voz y casi no puedo hablar. Hace unos años sufrí una embolia y tengo problemas de laringe así que no puedo hacer nada para mejorarla”, afirmaba

En sus últimos años abandonó Hollywood y se instaló en Florida. “Nos mudamos después de la embolia de Joe porque él necesitaba nadar todos los días y aquí no lo podía hacer”, contaba su esposa Patricia Medina. El actor de los ojos grises y el porte elegante falleció el 6 de febrero de 1994 a los 88 años. La Academia de Hollywood nunca le tuvo en cuenta en sus nominaciones. Ni siquiera le dieron el socorrido Oscar honorífico por toda su carrera, pero en las 78 películas en las que participó hay al menos una docena de títulos que figuran entre lo mejor de la historia del cine.

 
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