"Jugamos a la complicidad": así es 'El camerino', el programa que reúne artistas para provocar las conversaciones más íntimas

La música ha formado parte de la televisión desde sus comienzos, en programas como Aplauso ya veíamos artistas de todo el mundo que presentaban sus canciones y un cachito de su vida. Pero solo en las galas de premios podemos observar los vínculos que tienen entre ellos y conocemos las impresiones e historias que giran en torno a la industria. Por eso, llega a la tele un nuevo proyecto que gira en torno a la música y sus autores: El camerino.

Un programa de Movistar + en colaboración con El Terrat donde la orquesta de Late Motiv, con Litus y Pablo Novoa a la cabeza, encabezan conversaciones entre artistas como Dani Fernández, Rozalén, La Húngara o María José Llergo. El primer programa se emitió el 6 de diciembre y se han asomado a La Ventana Litus y Pablo Novoa para presentar este nuevo formato.

El proyecto nació de la mano de Andreu Buenafuente en uno de los días de grabación de Late Motiv. El presentador se sentía celoso de la complicidad y buena armonía que había en el camerino de los músicos: "Andreu aparecía siempre por el camerino, tocábamos el piano y pensaba en lo que molaba vernos hablar entre artistas", explica Litus.

La esencia real de El Camerino

De ahí surgió una idea de sección que más tarde se ha convertido en programa. Un espacio cercano e íntimo en el que los músicos se atreven a hablar de todo: "Nosotros jugamos a la complicidad, ellos sienten que están hablando con gente que les va a comprender". De hecho, en el episodio cuarto, Jorge Martínez, Josele Santiago y Miguel Costas se atreven incluso a criticar un disco tan histórico como Mediterránio.

Los presentadores explican los grandes retos a los que se enfrentaban para poder transmitir la esencia del formato: "Yo tenía tres claves metidas en la cabeza cada programa. Primero: hacerle al público entender lo que estamos hablando porque entre músicos es probable que salgan palabras del gremio. Segundo: tenemos que conseguir que se olviden de las cámaras y que se sientan entre amigos. Tercero: que no se centren las conversaciones entre conocidos y se abran todos al mismo nivel".

Otra de las grandes confesiones que se hacen en El camerino es la de Luz Casal, quien cuenta una anécdota que vivió con un fotógrafo hace muchos años. Este le propuso hacer una sesión de fotos con poca ropa "al estilo Cher", y gracias a ello reflexionan sobre los avances de la figura de la mujer en la industria musical.

"Lo de que sea una especie de sobremesa era importante", cuando imaginamos el formato no podemos evitar pensar una mesa llena de copas a la luz de las llamas de una chimenea. Y es que, otro de los grandes retos era conseguir esa distancia con la grabación: "Es bonito que no empezábamos el programa dirigiéndonos a las cámaras. Pero tenía que estar un poco sucio y que fuera auténtico".