La exvicepresidenta del Gobierno y nueva presidenta del Consejo de Estado, Carmen Calvo, ha explicado en «Hora25» cómo afronta el reto. «Lo hago por un sentido romántico de cómo servir a tu país», ha explicado. Sustituye a Magdalena Valerio, cuyo nombramiento fue anulado por el Tribunal Supremo. Esta decisión fue tomada inicialmente en noviembre por considerar que no reunía el requisito de ser “jurista de reconocido prestigio” exigido por el artículo 6 de la Ley Orgánica del Consejo de Estado. Calvo publica esta semana el libro Nosotras. El feminismo en la democracia. En las páginas se puede leer: «La conveniencia, la idoneidad, la reproducción, el placer, la pasión... no cabe todo en un mismo saco, el saco de la pareja monógana. En Occidente, en los últimos doscientos años hemos intentado meter en el mismo paquete y no puede ser». A partir de ahí, Aimar Bretos le pregunta si la monogamia es una farsa. A lo que responde: «La monogamia sucesiva no, pero la monogamia única impuesta para toda tu vida es un sindiós, no puede caber todo ahí ni de lejos». Calvo continúa explicando que aunque se ha intentado, no cabe y que si lo hace, solo vale para tres o cuatro años. «Yo no soy de dar consejos, pero a mi hija siempre le dije tu vida es tuya, tengo confianza con ella, pero le dije por favor, no te vayas a equivocar de padre, decídelo tú con conciencia de que es tuyo, es para toda la vida esto, porque los novios y los maridos no. Por favor, no te equivoques de hombre, que sea un buen padre porque puedes buscarte la tragedia de tu vida», cuenta Calvo. La nueva presidenta del Consejo de Estado ha detallado la presión que las mujeres han sufrido a lo largo de la historia: «A las mujeres se nos pedía todo junto y para siempre, porque los hombres tenían amantes, se iban a los prostíbulos. Pero a nosotras se nos pedía todo junto: la honra, que los niños sean de tu marido y el placer sexual que a saber lo que fuera eso». Calvo ha explicado que el presidente del Gobierno se lo comunicó hace pocos días y que estas cosas hay que llevarlas con prudencia. «Lo que importa es que al menos por mi parte empecemos a respetar bastante más las instituciones del Estado. La democracia es lo segundo más importante que tenemos en nuestra vida. A mí me anima mucho estar en un órgano constitucional, en otra gran responsabilidad de Estado y lo hago con este romanticismo, pero noto un deterioro, como que diera igual todo. Echo mucho en falta que no le digamos a la gente más joven que la democracia es un nivel de conciencia que le ha costado mucho a la humanidad para que lo tomemos a veces tan superficial. Voy con ese ánimo a que este órgano, que cumple una función muy importante, la cumpla», explica.