Sofía Coppola: "Con los algoritmos es difícil hacer cine independiente"
La directora estrena 'Priscilla', una mirada feminista a la relación de Elvis con su esposa, a la que conoció cuando era menor de edad y encerró en Graceland
Tráiler oficial de la película 'Priscilla'
Hija de Francis Ford Coppola, prima de Nicolas Cage y de Jason Schwartzman, ella fue la nepobaby por excelencia antes del que el término dominara las redes sociales. Pero Sofía Coppola ha demostrado qeu es una de las grandes directoras, ganadora del León de Oro en Venecia y el premio a la mejor dirección en Cannes, así como ganadora del Oscar al mejor guion. Es, además, una de esas directoras que se apasiona por la fotografía, por la música, por los detalles y que en sus historias siempre hay un denominador común: un mundo y una chica tratando de navegar por él. La directora, que proviene de la realeza de Hollywood, subvierte en cada película eso de que el único relato posible es el del héroe que regresa a casa. Sus personajes no son heroínas que vuelven, sino mujeres que tratan de escapar de espacios cerrados, ya sea una casa, un internado, una mansión, un hotel, un palacio o un matrimonio. "Cuando arranco un proyecto no tengo un plan trazado de lo que voy a hacer. Si no hay tantos personajes masculinos supongo que es porque me identifico más con los femeninos, porque se acerca más a mi experiencia. Supongo que estoy más interesada en las historias de niñas y mujeres, porque hay menos y es con lo que conecto y me identifico", reconoce la directora en una entrevista en la Cadena SER.
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Coppola ha sido una de las primeras directoras en Hollywood que ha explorado el intimismo de personajes femeninos como el de esas jóvenes de Las vírgenes suicidas, película que cumple 25 años y que conmocionó a muchas espectadoras y jóvenes directoras. "No tengo ambición por hacer grandes películas de gran éxito. Prefiero hacer cosas a pequeña escala donde pueda hacer exactamente lo que quiero. Por eso no me atrae trabajar para una gran compañía o una gran superproducción. No me gustaría hacer un tipo de película que fuera un gran anuncio publicitario", incide la directora que a diferencia del cine de su padre, cuyo ambicioso proyecto Megalópolis veremos este año, ha centrado su carrera en producciones independientes. Así ha sido como se convirtió en una de las pocas directoras del circuito festivalero en unos años, los 2000, donde las mujeres escaseaban en la primera línea del cine de autor. "Es difícil hacer cine independiente", reconoce Coppola. "Con los algoritmos es más difícil hacer películas únicas. Y todavía no hay muchas mujeres a cargo de la toma de decisiones sobre lo que se financia y lo que no. Todavía requiere mucha lucha, porque una película independiente es algo muy frágil". Sin embargo, la directora reconoce su privilegio frente a otras compañeras. "Si es difícil para mí, que he hecho tantas películas, imagina cómo es si estás empezando".
Su gusto por los detalles visuales, por el simbolismo de la imagen, por la belleza delicada en los planos ha sido una constante, así como el uso de la música, un mundo donde trabajó como directora de videoclips, igual que hicieron Michel Gondry o Spike Jonze, su ex pareja. "Solo espero que haya cada vez más puntos de vista diferentes. Porque eso es lo que nos conecta. No he visto todavía Pobres criaturas, pero sí, parece que hay más personajes, más historias. Creo que los personajes femeninos están en primer plano. No sé, es difícil saberlo, pero creo que este ha sido un gran año para las mujeres", reconoce la directora que con Priscilla ha contado una historia de liberación femenina, igual que esos títulos que cita, mucho más comerciales, como el Yorgos Lanthimos o el de Greta Gerwig.
Como en su primera película, en esta ocasión también adapta un libro, la biografía de Priscilla Presley, la que fuera esposa del mito americano. "Es siempre un desafío adaptar un libro. Es divertido elegir lo que vas a contar o lo que dejas fuera, algo que acaba teniendo que ver con el estado de ánimo. Lo esencial era centrarnos en contar el enfoque de ella y esa transición desde que llega a Graceland y hasta que sale de allí". Eso es lo que cuenta esta película que arranca como un cuento de hadas, pasa por una película de terror y acaba con Priscilla liberada mientras suena Dolly Parton. No es spoiler, no se enfaden, es básicamente la historia de esta mujer, siempre al lado del rey del rock y de quien se ha contado poco. Por ejemplo, que era menor de edad cuando Elvis flirteó con ella. "Cuando leí su libro, me sorprendió lo identificable y lo universal que era. Ella pasa por estos momentos de tránsito por los que pasa toda niña a medida que crece. Desarrollarse, pasar por la escuela secundaria y convertirse en madre. Y entonces sentí que era realmente algo con lo que podíamos empatizar todas". La de Priscilla fue la historia de cualquier adolescente, pero rodeada de la fama y el éxito de su pareja. "Me sorprendió no saber que ella estaba en la escuela secundaria, mientras vivía con Elvis. Y es difícil imaginar cómo era su vida", incide la directora.
Precisamente, si revisitamos Elvis, el reciente biopic de Baz Lurhman, sorprende ver que la cuestión de la edad queda fuera. "Creo que hay algunos elementos con los que alguien que ha tenido una relación compleja y que ha llegado a su fin pero todavía se arrastra puede identificarse. Ambos sabían que se había acabado, pero él era un artista complicado y malhumorado y ella estaba madurando a otro ritmo. Eso acabó en una relación compleja y teníamos que mostrar esas dinámicas y cómo se sentía ella dentro de esa relación de pareja". Por eso, Coppola se centra justo en eso y en el choque entre la idealización de una joven que se enamora de su ídolo adolescente, cuyas fotografías forran sus carpetas y la taquilla del instituto, y la realidad y el control y el machismo que emanaba esa relación asimétrica. "Me interesa esa diferencia entre la ilusión del cuento de hadas que ella pensaba que estaba viviendo. Y luego la realidad de cómo era todo, de cómo parecía por fuera. La realidad de lo que realmente estaba experimentando. La fantasía versus la realidad es interesante para mí".
Como ya hizo en María Antonieta, la directora cuida los detalles al máximo sin importarle romper la época histórica. En el caso de Priscilla reconoce que la mayoría de cosas ya estaban en el libro. "Fue interesante construir ese mundo visualmente, y pensar en lo que implicaba todo: ese cabello y el maquillaje, que explicaban cómo debían ser las mujeres, o que ella no podía tener un trabajo. Me alegro de no haber nacido en esa época. Creo que ahora tenemos mucha más libertad. Pero todavía quedan cosas de aquella época. Así que pensé mucho en cómo algunas cosas habían cambiado y en cómo otras no. Y fue interesante centrarse en esa época, especialmente porque mi madre creció en ese mismo tiempo. Ha sido divertido traducir su historia visualmente y poner todos esos pequeños detalles, que espero que muestren esa época y ese lugar específicos y cómo era la feminidad de los años 60".
Una de las cosas más complejas fue lidiar con Elvis, el mito y también el hombre. Romper todo el relato positivo de un héroe americano no era fácil. "Fue complicado", dice Coppola. "Fuera de la película he debatido mucho sobre eso, pero cuando me enfocaba en la historia, trataba de no vilipendiarlo o condenarlo. Trato de no juzgar a los personajes y traté de ser comprensiva con todos y tratarlos como seres humanos, pero tenía claro que estaba contando solo el punto de vista de ella". Tanto es así que la propia Priscilla dio el visto bueno a la película y se emocionó en la rueda de prensa de Venecia reconociendo que lo mejor era el final, cuando conseguía salir de aquel secuestro.
En esa rueda de prensa estuvo acompañada de sus actores. Lograr un casting que no cayera en imitaciones era una de las cosas principales antes de abordar el proyecto. Priscilla es la joven actriz Cailee Spaeny y Elvis el nuevo actor de moda Jacob Elordi. "Los conocí a ambos por separado y quería hacer una prueba de pantalla, pero nunca la hicimos. Cuando los vi juntos por primera vez, cuando comenzamos a filmar, me sentí muy aliviada de que tuvieran buena química". Los dos se han enfrentado a escenas complejas y turbias. "Teníamos coordinadores de intimidad. De tal manera, que cuando había una escena de sexo, siempre teníamos a alguien ahí", dice sobre una escena en la que él acaba lanzándole sillas a ellas. "Ellos confiaron en mi y yo los he cuidado, intento que todos se sientan seguros en el rodaje, por eso evito hacer demasiadas tomas. La escena de la maleta es para mí la más dura. Lo más difícil fue ver cómo era de cruel con ella. Ahí evité repetir las tomas, para no hacerla pasar por todo eso muchas veces".
Priscilla lo puso fácil, pero no el resto de herederos de Elvis, que no cedieron los derechos de la música. Lejos de afectar a la película, esa circunstancia la ha beneficiado. La banda sonora nos lleva por la época, pero también por los estados de ánimo del personaje y se cierra con un brillante tema de Dolly Parton sobre el amor y el desamor. "Lo que hicimos fue buscar música de la época, para ser fieles y vivir aquellos años. Elegí canciones que hablaban de cosas similares y ayudaban a respaldar su historia, que subrayan la emoción de lo que ella ya está sintiendo. Fue divertido elegir la música", dice la directora que hizo todo el trabajo junto a su esposo, el músico Thomas Mars, de la banda Phoenix, con quien ha trabajado en varias de sus bandas sonoras.
Pepa Blanes
Es jefa de Cultura de la Cadena SER. Licenciada en Periodismo por la UCM y Máster en Análisis Sociocultural...