La VentanaRojo oscuro casi negro
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"Es un proceso complejo con rencores": un psicólogo de un centro de menores cuenta cómo tratan a los jóvenes que han cometido un crimen

El reciente asesinato de Castro Urdiales abre la duda sobre el futuro de los jóvenes frente a la justicia

"Es un proceso complejo con rencores": un psicólogo de un centro de menores cuenta cómo tratan a los jóvenes que han cometido un crimen

"Es un proceso complejo con rencores": un psicólogo de un centro de menores cuenta cómo tratan a los jóvenes que han cometido un crimen

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Hace unos días conocíamos una noticia que dejaba con helada a toda España. Dos menores adoptados, de 13 y 15 años, eran detenidos por asesinar supuestamente a su madre. El suceso ocurría el pasado 7 de febrero cuando, según el hermano mayor, al llegar a casa con una mala nota de la escuela era recriminado por su madre. Él asegura haber recibido malos tratos por parte de ella en varias ocasiones, el pasado miércoles no pudo más y en un arrebato acabó con su vida.

Pocas horas después del hallazgo del cuerpo por parte de la guardia civil, que había sido alertada por la abuela materna de un supuesto secuestro a la familia, encontraban también a los menores en un parque no muy lejos de la urbanización en la que vivían. La compañera Patricia Peiró estuvo en el lugar la semana pasada y se ha asomado a La Ventana para retratar un nuevo caso de Rojo oscuro casi negro.

"Encontré un entorno todavía en estado de shock y también bastante hermetismo en torno al caso", explica la periodista. Se trata de una familia de clase media, ella era enfermera, y el padre trabaja en una fábrica. Vivían en una comunidad muy tradicional y eran habitual de una parroquia del centro de la localidad. Eran originarios del País Vasco, pero vivían en este municipio cántabro que linda con Euskadi.

Cuando llegó al lugar pudo observar un pueblo en el que nadie quiere opinar más que de puertas para afuera, ya que la realidad que se vivía en las entrañas del hogar se escapa de los vecinos. Especialmente después de que, en las horas posteriores a su detención, el hijo mayor, el único que puede responder ante la justicia por este crimen, asegurara a la fiscal de menores que él y su hermano eran víctimas de maltrato y de una vida muy restringida por parte de sus padres.

"También relató que él lo había contado en el colegio y que lo había hablado con algún compañero de clase". Todo esto hay que comprobarlo y, desde luego, no justifica los hechos tan graves que sucedieron y que propiciaron la muerte de Silvia, que es como se llamaba la madre. El mayor se encuentra en un centro de menores y el de 13 años, está encuentra bajo la tutela de los servicios sociales y es inimputable por su edad.

¿Cómo es la situación en un centro de menores?

Hemos podido hablar con Luis Jesús Andrés, psicólogo en un centro de menores de Madrid para dar contexto a la situación que encuentra un joven al llegar: "En estos casos cuando el chico ingresa al centro lo primero que tratamos de hacer es explicarle donde va a estar ahora. Va a ser un sitio contenedor y cada una de sus actitudes va a tener una consecuencia inmediata. En el medio abierto, en muchos casos se ven impunes por el hecho que cometen no llega a ninguna consecuencia y esto agrava el cuadro violento".

La consecuencia recae en los educadores, que son la columna vertebral de un centro de menores. Los límites tienen que establecerse en un primer momento y las consecuencias que pueden acarrear saltárselos. "La distribución la hacemos en fases, en una primera fase de adaptación, después un aprendizaje y consolidación; y por último, una extrapolación al medio abierto", explica Andrés.

Al ingresar en los centros, los especialistas se encuentran a unos niños con un gran panorama de sentimientos: dolor, resistencia y una necesidad de cambio. "Reverencia, obstinación, ira, rabia e incluso una sustitución de roles, que se ven como la víctima. Para poder resolver el fin de la reinserción necesitamos que adquiera conciencia de lo que ha hecho. En estos casos se tiende a lo mejor a respuestas simples para situaciones muy difíciles, pero muchas veces te encuentras en el trabajo diario que no es así”.

Indica el psicólogo que el trabajo de las familias es fundamental y el acompañamiento que tengan durante el proceso: "En el momento en el que el chico ingresa al centro se tiene que hacer una entrevista con un familiar y se trata de incluirle en ese proceso terapéutico de cambio. El chico se tiene que reinsertar en un medio en el que va a estar esta figura. Es un proceso complejo con rencores".

Al principio del proceso piensan que las consecuencias las están afrontando ellos "pero cuando se dan cuenta de que sus padres ven todos los días su cama vacía empiezan a darse cuenta de que no solo pierden ellos". Ahí es cuando son conscientes de que no solo pierden ellos.

Pero lo más importante, para que todo haya valido la pena, es el acompañamiento que encuentran a la salida del centro. "Imaginémonos dos casos que salen incluso del centro en el mismo estadio, permeables y en fase de cambio. ¿Qué escenarios les queda cuando salen? Influye el ambiente, la familia, las amistades, etc. Nos tenemos que centrar en que el ambiente que les vaya a recoger sea lo más funcional posible", explica Andrés.

 
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