Del 'sex shop' oculto a la tienda erótica con "glamour": así ha cambiado en España el mercado de los juguetes sexuales

Ha cambiado la estética y la clientela. Hay que olvidarse del concepto oscuro que antes representaba el sex shop al que se entraba a oscuras y con complejos. Ahora son espacios luminosos con un gusto exquisito en la decoración. «Hasta que no entra la gente, no sabe si es una tienda de decoración o de chuches. Es cómo un salón. No hay nada que ofenda. Tenemos un colegio a 200 metros y pasan niños por delante del escaparate. Yo soy el primero que también soy padre y no me apetece chocar a los pequeños», así describe Oscar Pierre Fernández una de las tiendas Lys Erotic Store, en pleno corazón de Madrid, en el barrio de Malasaña, ecléctico, abierto, con mucha vida de ocio juvenil. Y haciendo la radiografía de este tipo de tiendas, encontramos en el polo opuesto, en la zona más exclusiva de la capital, en pleno barrio de Salamanca a un señor perfectamente trajeado comprando un regalo a su pareja, por el día de San Valentín. «Viene gente de 18 a 99 años de toda condición social, política, ideológica y sensible. Por aquí vienen muchas parejas, gente mayor, mamás con hijas y pasan aquí un rato que muchas veces más allá de la compra. Es también una experiencia que se comparte», nos cuenta Oscar Ferrani, divulgador sexual y coordinador de producto y servicio en las tiendas Amantis de España. Los succionadores de clítoris han tenido su momento. Es indudable el tirón que tuvieron y supusieron una revolución en el mundo de la juguetería erótica, apunta Ferrani, pero ya han pasado de moda. Han servido para fidelizar al cliente, que ahora se lleva los nuevos productos y en este campo triunfa también la tecnología. «La revolución ahora son las apps, con aplicaciones para jugar a corta distancia estando en un teatro o en una cena con los suegros, controlando el aparato por teléfono o con mando a distancia. Y puedo también a través de una red wifi jugar con mi pareja que está en la ciudad norteamericana de Los Ángeles», explica Pierre Fernández. Y un dato importante. La mayoría de los productos eróticos son silenciosos «Son menos ruidosos. Estando en tu cuarto con la puerta cerrada es difícil que te escuchen los niños», apunta Ferrani. La clientela de las tiendas eróticas está muy equilibrada en género, pero el comportamiento en el momento de la compra es distinto. «La mujer es más exigente, compara, se deja asesorar», puntualiza el coordinador de Amantis. La mujer normalmente sabe lo que le gusta a la pareja. «Cuando viene una pareja heterosexual, la que compra es la mujer, es la que decide el producto que se quiere llevar. Los pocos errores de compra que hay, es cuando viene el hombre sólo, que no se ha dejado aconsejar. La pareja que viene con la mujer, o la mujer que viene sola sabe muy bien lo que quiere», matiza el gerente de Lys. Estas tiendas llegaron a España hace 15 años y en los últimos han experimentado un boom con cifras importantes. Tras los años de pandemia la demanda de juguetes sexuales ha crecido un 97%. Más del 50% de la población dice haber usado alguna vez un producto y el 30% lo utiliza de manera habitual. Aunque se pueden comprar los juguetes por Internet, manteniendo el anonimato y la privacidad, más del 70% de los clientes prefieren ver el género en persona y dejarse aconsejar en la tienda física. Según datos de Amantis, Madrid es la comunidad que más compra este tipo de artículos, seguida de Cataluña, Valencia y la Rioja.

Del 'sex shop' oculto a la tienda erótica con "glamour": así ha cambiado en España el mercado de los juguetes sexuales

Normalizar el sexo y romper tabús. Es el objetivo de un negocio que ha proliferado en España. Tras los años de pandemia, la demanda de juguetes eróticos ha crecido más de un 90%

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