De cara a la pared
"Es más fácil cruzar los dedos y desear con mucha fuerza que llueva pronto, que mojarse y tomar medidas preventivas. La política de cara a la galería esconde al político de cara a la pared"
La píldora de Andújar | De cara a la pared
Barcelona
En Barcelona se jugaba así. Había uno que se ponía de cara a la pared, pero, de repente, se daba la vuelta, y los que estaban moviéndose dejaban de avanzar hacia él, y se detenían en seco. Pues, si los sorprendían, aunque solo fuera en un temblor de los labios, les tocaba volver atrás y empezar de nuevo el camino. A estar de cara a la pared, lo llamábamos magar. Y, al juego, aquí le decíamos pica paret, en catalán. Era lo más parecido a vivir entre fantasmas. Porque con los fantasmas sucede igual. Se revuelven a nuestras espaldas, y si nos giramos todo sigue quieto. Un, dos tres, pica paret, esto era lo que había que decir antes de volverse. Siempre hay un conjuro de por medio. Hoy, el conjuro consiste en invocar el cambio climático y no hacer nada al respecto. O hacer como si nada, que es peor y más real. Hoy, es la sequía el fantasma que se mueve a nuestra espalda mientras hundimos la cabeza en el muro. Día tras día, la sequía se vuelve más severa. Se hace más urgente, día tras día, el problema de salud, de suministro, la crisis ecológica a la que esta sequía inacabable nos aboca. No llueve, pero sale agua de los grifos. No es agua, es un espejismo que puede beberse, de momento. Barcelona es una ciudad sin lluvia. La Generalitat decretó hace poco las primeras restricciones. Pero, hasta ahora, también ha estado contando, un, dos, tres..., dilatando así el tiempo, vuelta de espaldas como todo el mundo. Es más fácil cruzar los dedos y desear con mucha fuerza que llueva pronto, que mojarse y tomar medidas preventivas. La política de cara a la galería esconde al político de cara a la pared. Al tiempo que encontramos agua en Marte y en la Luna, se desertizan las regiones donde vivimos, y, mientras, repetimos sin parar un, dos, tres..., al escondite inglés.