"Una gran mayoría de los que yo recogí han muerto": el fotoperiodista Manu Brabo y la historia del recuerdo de algunos médicos del conflicto de Ucrania

Madrid

Dos años después de la invasión rusa, Ucrania vive dos situaciones muy distintas. El este del país sigue siendo víctima de los bombardeos, mientras el oeste se reconstruye y trata de hacer una vida corriente.

El 24 de febrero se cumplirán esos dos años de un conflicto que tiene pocos visos de terminar. En medio del conflicto destaca una triste historia, la que narra en un tuit Manu Brabo, fotoperiodista, y Pulitzer Prize 2013 que ha estado varias veces allí, la última ha sido en enero.

Manu Brabo escribe: "A veces, la recompensa de mi trabajo es tan sencilla, como es amarga. Hace unos siete meses, durante las primeras semanas de ofensiva en el sur de Ucrania tuve la suerte de ser acogido por Roman, jefe médico de la 110 en su puesto avanzado. Así que Roman & Co. nos acogieron y cada vez que llegaba un superior nos escondían. Obviamente, esto es un riesgo para ellos, que pueden ser juzgados ante un tribunal militar. Hoy me ha escrito Roman. Sólo quería unas fotos del personal que allí trabajaba en aquellos días. Casi todos han muerto y Roman solo quiere mantenerlos vivos en su memoria. El tiempo borra facciones, expresiones y detalles de aquellos que nos faltan. Las fotografías nos ayudarán a no olvidar a esta gente que dio su vida. Y aquí llega lo sencillo: "mis fotografías ayudarán a no olvidar a esta gente que dio su vida salvando vidas, también de heridos rusos. Lo amargo es tener que hacer esto con cada guerra desde hace quince años".

Unas imágenes que ya solo muestran recuerdos

El fotoperiodista ha visitado La Ventana para explicar la historia detrás de sus redes sociales. Lo primero que contaba era quien es Román: "Era el jefe médico de un punto de estabilización avanzado. El lugar era una escuela ya bombardeada unas cuantas veces, cuyo gimnasio se había transformado en sala de emergencias y estabilización para los soldados que venían heridos del frente. Y yo estuve un par de días con ellos".

Una escuela bombardeada que se adaptó para socorrer, para atender a los heridos. "Algunas aulas, siempre en el piso inferior por seguridad, habían sido habilitadas para médicos, enfermeros, conductores y demás. Otra, grande y sin paredes ya hacía las veces de morgue donde las bolsas negras se apilaban". En este punto de estabilización avanzado podría haber entre 30 y 40 personas, asegura.

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Manu contaba que "él me pide mis fotos porque una gran mayoría de los que yo recogí han muerto", esto pasa muy a menudo. Es una forma de mantenerlos vivos, como sus recuerdos.

Cuando le pide las fotos Manu reflexiona y comenta "te conmueves, te jode, te enterneces, y le das vueltas al coco. Es volver a lo básico de la fotografía, porque para ellos mis fotos son como las que yo puedo tener de mi abuela, el recuerdo. Es que ellos viven por mis fotos y es triste, pero esto pasa en todos los conflictos".

A pesar de la crudeza a la que el fotógrafo está acostumbrado, explica que "con estos conflictos vas aprendiendo poco a poco. Son muchas más las cosas que se quieren guardar de lo que se quieren mostrar. O lo que se debe mostrar".