"Es evidente que, si seguimos sin munición, perderemos la guerra": la desesperación de los soldados ucranianos
Los soldados ucranianos en primera línea de combate lanzan la voz de alarma ante la falta de artillería y de munición para seguir resistiendo "frente a la superioridad rusa". Tras la pérdida de Avdiivka, el ánimo de la tropa se desploma y los mandos se centran en garantizar la defensa de las posiciones en el frente del Donbás
Crónica desde Ucrania de Nico Castellano
Kostantinivka (Ucrania)
Tanques que apenas disparan. Lanzamisiles que casi no tienen misiles. Soldados desesperados porque no les llegan las prometidas armas y la munición. El ejército ucraniano pasa por "el momento más difícil" desde que empezó esta guerra, repiten muchos oficiales y soldados rasos a la Cadena SER.
"Es evidente que, si seguimos sin munición, perderemos la guerra": la desesperación de los soldados ucranianos
"No podemos trabajar, cada tanque tiene que tener la cantidad de proyectiles mínima, pero ahora sólo podemos disparar de vez en cuando para poder conservar las posiciones y tener unas mínimas reservas de munición. Es evidente que en algunas direcciones los rusos ocupan más territorio porque tienen más medios y porque tenemos escasez de munición "dice con resignación el comandante Olek, de 46 años, al mando de una unidad de tanquistas en medio del campo de batalla en la región del Donbás, cerca del frente de Bajmut horas después de la caída de Avdiivka.
La línea 0, la del frente, donde se libran los combates más complicados está "a unos 20 kilómetros "dice Andrii, de 32 años, que metido en un refugio bajo tierra con una estufa de leña para soportar las temperaturas bajo cero, es igual de frío para evidenciar el desánimo que reina en el ejército ucraniano, "estamos en un momento crítico del conflicto, sin la munición es muy probable que perdamos la guerra, necesitamos mucho la ayuda internacional, porque en Rusia mientras toda la industria está trabajando para la guerra. Ahora la situación es peor con respecto a los primeros meses de la guerra, también teníamos escasez entonces pero ahora es mucho peor porque ahora no atacamos, sólo acompañamos a infantería o artillería para asegurar nuestras posiciones. Hace dos años teníamos mucha munición soviética pero ya casi no nos queda para estos tanques y mientras ellos (los rusos) siguen fabricando o comprando a los coreanos "se queja este héroe de la única contraofensiva exitosa del ejército de Zelensky, la que recuperó ciudades como Izzum o Lymán en el primer año de esta invasión rusa a gran escala que cumple dos años el próximo sábado.
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De héroes a invisibles. La brigada 92 hace mucho que no recupera un palmo de terreno, como casi todo el ejército ucraniano tras el fracaso de la cacareada contraofensiva el pasado verano. Esta unidad está ahora anclada a posiciones de defensa donde encontramos ahora Víctor, de 23 años, padre reciente, subido en un tanque fabricado en la Unión Soviética hace 60 años, casi el triple de su edad, "tengo cada vez más miedo, los drones han cambiado esta guerra. Al principio todos estábamos contentos porque avanzábamos, pero ahora no, he visto muchas cosas terribles estos dos años y ahora tengo cada vez más miedo a meterme en el tanque, los drones nos machacan. Psicológicamente, tengo cada vez más miedo, me cuesta cada vez más entrar al tanque para ir a las posiciones en el frente "dice este joven con manos de anciano, como papel de lija cuando saluda sin perder la sonrisa.
Este joven de la región de Jarkiv, como sus compañeros, insiste en pedir ayuda: "Necesitamos los proyectiles, tenemos una gran escasez y somos tanquistas, casi no tenemos, solo los que están en posiciones más calientes tienen algo más de munición. Tener menos material para disparar nos ha hecho más precisos, pero tenemos un problema si no podemos disparar nada "se lamenta.
Avdiivka ardiendo en el horizonte
"Este modelo de lanzamisiles puede disparar hasta 40 a la vez, este en concreto, fabricado en 1969, puede lanzar 36, pero hoy solo podemos disparar 2, es lo que tenemos "nos dice a punto de atardecer el comandante Igor, de la Brigada 80 de asalto aéreo, a los que acompañamos a una zona del frente de Donbás minutos antes de lanzar un ataque en dirección Avdiivka, visible en el horizonte con luces de llamas, a las pocas horas de que Rusia se hiciera con el control de esta ciudad, en el movimiento más importante en el campo de batalla desde la caída de Bajmut en manos también de Putin en mayo del año pasado.
En el trayecto hacia el punto de lanzamiento de los dos únicos misiles cargados en el antiguo camión de fabricación soviética los militares son más explícitos al describir como al ejército ucraniano se les está agotando el arsenal del que disponían, sobre todo el fabricado en la época de la URSS y que ahora se les hace muy difícil conseguir material para disparar, "porque las viejas reservas de nuestros socios como Polonia y otros ya nos la han enviado y mientras los rusos siguen teniendo sus suministros a tope. En este caso este lanzamisiles lo hemos adaptado al calibre de la OTAN, pero tampoco nos llegan proyectiles suficientes para usar en los ataques "describe otro oficial.
Son solo dos ejemplos en el frente del Donbás, donde empezó todo hace 10 años, cuando en 2014 se fracturó el este de Ucrania entre prorrusos y el gobierno de Kiev. Son distintos puntos del mapa bélico hoy. Dos ejemplos de unidades militares que carecen del material que dicen necesitar para poder resistir a la "superioridad rusa en hombres y medios"dicen los propios soldados. Todos imploran "más ayuda internacional "como Adolf, al que encontramos en la ruta de evacuación de Avdiivka, a bordo de una ambulancia en la que ejerce como médico del Batallón Azov, "con rifles o escopetas no se gana una guerra en 2024. Ya que sois periodistas extranjeros tenéis que decir que necesitamos muchísimo la ayuda internacional, no podemos ganar esta guerra sin artillería pesada"reclama después de detallar cómo evacuaron de Avdiivka a heridos y a muertos "porque no dejamos a nadie atrás "afirma.
"Necesitamos más medios porque los que tenemos dan para aguantar las posiciones, pero no para avanzar "relama Diego, un militar colombiano, de los muchos de su país, que están enrolados en la Segunda Legión Internacional de la Defensa de Ucrania, en la que también encontramos a un español, Francisco, ex legionario en Melilla, que afirma que está aquí hace 8 meses en "posiciones de infantería, primero fue por interés militar, pero ahora lo hago de corazón "dice en Sloviansk en un permiso. Niegan que estén aquí por los altos salarios que los soldados internacionales cobran, en teoría, por estar en este frente, "no es tanto como dicen"dice el colombiano, sobre los que se asegura que cobran entre 3000 y 4000 dólares al mes por estar aquí. El español añade "en España y Europa parece que nadie es consciente de lo que supondría que Putin gane esta guerra"advierte.
Mientras los gobernantes europeos o los congresistas de EEUU cruzan análisis u opiniones grandilocuentes sobre la necesidad de apoyar a Ucrania para resistir a la invasión de Putin, en el terreno se respira la sensación de que ya hay poco que hacer, o de que esa supuesta ayuda internacional quizás llegue demasiado tarde para poder recuperar poco o nada del 27 por ciento de territorio ucraniano que sigue en manos rusas a punto de cumplirse dos años de la invasión a gran escala.