Ni paletos, ni sin estudios, ni anticuados: desmintiendo los prejuicios y estereotipos del campo y la mar

Madrid

Los prejuicios y estereotipos que rodean al sector primario perpetúan actividades, estilos y aficiones que no solo no representan a la totalidad de sus trabajadores, sino que, en muchas ocasiones, responden a expectativas anticuadas: "La imagen, desde la ciudad, no se ha actualizado al mismo ritmo que la innovación en el campo", cuenta Marcos Garcés, agricultor. Reconoce que los propios trabajadores, en ocasiones, abrazan y fomentan esa imagen obsoleta a través de memes u otras representaciones. Lo identifica como una "autodefensa ante el arrinconamiento cultural" que históricamente han padecido. "Es indignante que nos sigan tratando así", protesta Manolo Presas, pescador, que lleva años observando estos estereotipos: "La gente se pensaba que el marinero salía de casa con peto y botas de goma y andaba por el pueblo así".

Jesús López Colmenarejo es director del grupo Editorial Agrícola Española, especializada en revistas de agricultura y ganadería, ingeniero agrónomo y ganadero. Acusa esa estereotipada imagen del campo a la distancia, no sólo temporal y generacional, sino también física, entre el rural y la ciudad. Para Colmenarejo, la formación es clave para alejar al sector primario de su tratamiento como "castigo" para aquellos que no obtienen buenos resultados en los estudios y que no encaja con la realidad, donde hay gente formada y tecnológicamente avanzada en el oficio. "Que vean el campo como una posibilidad de trabajar es importante", señala.

Para Colmenarejo, la imagen que tenemos en España contrasta, incluso en la gran pantalla, con la francesa, donde es común encontrar a ganaderos como personajes de películas, sin que su profesión sea el eje de la historia. En el cine español, percibe, "el agro es sentimiento puro: medio rudo, medio duro, y eso afianza la percepción de la sociedad y lo convierte en un medio agreste".

"¿Cómo te vas a dedicar a ordeñar vacas?", era la respuesta que recibía Ana Corredoira al compartir su vocación profesional. La situación sigue siendo similar. La ganadera habla de esta distancia entre percepción y realidad como un obstáculo clave para solucionar las crisis que acechan al sector primario, como la despoblación o la falta de relevo generacional. Para ella, se trata de un problema de comunicación, incluso por parte del sector. Por eso, en relación con las reivindicaciones actuales, apunta la necesidad de "que estas protestas también sirvan para eso, para poner sobre la mesa lo importante y entender que eso es precisamente lo que nos va a permitir luchar contra esas grandes crisis que afectan a los medios productivos".