El partido entre Real Madrid y Sevilla tuvo una imagen insólita que muy pocas veces puede verse en cualquier partido de fútbol profesional. El árbitro designado para dirigir el encuentro del Santiago Bernabéu, Isidro Díaz de Mera Escuderos, cayó lesionado. El colegiado del comité castellano-manchego dijo «basta» a los diez minutos de la segunda mitad y tuvo que dejar el terreno de juego. El árbitro pitó una vez salió el balón fuera del terreno de juego, y tras llevarse la mano al gemelo derecho, hizo notar sus dolencias. Se fue corriendo a la banda, mientras que el asistente notificaba de lo que estaba ocurriendo tanto a Carlo Ancelotti como a Quique Sánchez Flores. En el minuto 59, detuvo el encuentro y se echó la mano a la zona en la que notó la lesión. Fue atendido por los médicos del Real Madrid, pero rápidamente avisó de que no podía seguir dirigiendo el choque. Por lo tanto, el cuarto árbitro designado para el partido tuvo que sustituirlo y entrar en su lugar para estar en el partido durante media hora. Carlos Fernández Buergo, del comité asturiano, tuvo que ponerse a punto de una manera muy rápida y con una diferencia inferior a los cinco minutos salió al césped del Santiago Bernabéu para estrenarse como árbitro principal en Primera División, en un feudo tan importante como el estadio del Real Madrid y en un partido tan importante como un Real Madrid - Sevilla, que iba con empate a cero en ese instante. Un colegiado de Llanes (Asturias), de 29 años, que lleva desde la temporada 2016-107 arbitrando en la tercera división del fútbol español -anteriormente Tercera División y actualmente Primera RFEF-. Ocho campañas en las que promedia, según la web especializada BD Fútbol, 4,77 cartulinas amarillas por encuentro.