'Noches blancas', el primer Dostoyesvski anterior a la publicación de las grandes novelas
Una historia sobre las grandes pasiones que mueven al ser humano
'Noches blancas', el primer Dostoyesvski anterior a la publicación de las grandes novelas
Fiódor Dostoyevski nació en Moscú en 1821 y murió en San Petersburgo en 1881. Es uno de los principales escritores de la Rusia zarista, cuya literatura explora la psicología humana en el complejo contexto político, social y espiritual de la sociedad rusa del siglo XIX. Es considerado uno de los más grandes escritores de Occidente y de la literatura universal. Es el autor de 'Los hermanos Karamazov', 'Crimen y castigo', 'El idiota' o 'Los demonios'.
'Noches blancas' se publicó en 1848, justo antes de que Dostoyevski fuera detenido y enviado a Siberia. Es una novela de corte sentimental y deliciosa que nos habla de las grandes pasiones que mueven al ser humano: el amor, la ilusión, la esperanza, el desamor, el desengaño.
'Noches blancas' ilustra el “primer” Dostoyevski, el anterior a la publicación de las grandes novelas ('Crimen y castigo', 'El idiota', 'Los demonios' y 'Los hermanos Karamázov') que le han dado renombre universal. Ese “primer” Dostoyevski es también el que, junto con otros miembros del llamado “Círculo Petrashevski”, es sentenciado a muerte en 1849 y, tras un cruel simulacro de ejecución, enviado a Siberia, donde cumple cuatro años de condena a trabajos forzados y cinco más de servicio militar punitivo, como soldado raso. En 1859 es amnistiado y se le permite regresar a Petersburgo. Dostoyevski publica 'Noches blancas' meses antes de iniciarse este trágico decenio.
La novela, que lleva como subtítulo el de «Novela sentimental (Recuerdos de un soñador)», pertenece a la época en que Dostoyevski entra en la redacción de la Gaceta de Petersburgo para encargarse de la «Crónica de Petersburgo», folletón que le permite recoger y ordenar en forma artística cuanto de interés encuentra en sus callejeos por la capital. Según la entiende Dostoyevski, la «crónica» es un comentario ligero sobre temas de actualidad. Pero desde el primer momento Dostoyevski inyecta en la «crónica» una nota lírica que diluye la realidad objetiva en visión íntima. Su declarada condición de flâneur que recorre incansable las calles y callejas de Petersburgo lleva aneja la facultad mágica de transmutar el mundo circunstante en poesía, facultad que a su vez confiere a aquellos personajes de sus ficciones que califica de soñadores, esto es, a aquellos que se sirven de la realidad como de simple estribo para cabalgar a su antojo por mundos imaginarios.
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Como señala el blog Leer es vivir dos veces, en 'Noches blancas' hacen acto de presencia, de forma sutil y envolvente, las grandes pasiones que mueven al ser humano: el amor, la ilusión, la esperanza, el desamor, el desengaño. Joseph Frank, sostiene que en Noches Blancas “los lectores pueden encontrar indicios de conflictos que estallarán en toda su dimensión y complejidad en las obras venideras. Rastros de la transformación del soñador en aquellos grandes personajes, que despertarán la ambivalencia del lector, entre la fascinación, el horror y la piedad”.
'Noches blancas' refleja lo estrechamente vinculado al romanticismo que estaba el Dostoyevski anterior al decenio siberiano. Fue el suyo, como el de Gógol, de quien tanto aprendió, un romanticismo en que lo ideal y lo burlesco, lo doloroso y lo festivo, se daban la mano. Los ojos del novelista preferían todavía ver en la realidad sólo aquello que le permitía evadirse de ella o al menos hacerla tolerable. Pero Siberia le obliga a limpiarse la vista de telarañas sentimentales.
El título de esta obra hace referencia a un fenómeno natural que tiene lugar durante el solsticio de verano en altas latitudes como la de San Petersburgo, donde las puestas de sol son tardías y los amaneceres más tempranos. Como consecuencia de esto, la oscuridad nunca es completa. Este título tiene su metáfora aplicada a la historia, pues el protagonista a lo largo de estas noches cree haber encontrado por fin el alivio tan esperado a su soledad, lo cual después de la última noche se convierte en un triste amanecer con la culminación de su ilusión.
Este artículo contiene fragmentos de la nota preliminar de Juan López-Morillas a la Edición Alianza Editorial.