Sara Baras: "Ahora miro atrás y siento el orgullo de no haber bajado la guardia nunca"
Se cumplen diez años desde la muerte del artista Paco de Lucía
Madrid
Sara Baras nos atiende al teléfono desde San Fernando, a menos de una hora en coche del barrio algecireño de la Bajadilla, donde hace setenta y siete años nació el hijo de Luzía Gomes la Portuguesa. Entonces era un barrio populoso de cuestas y casas empinadas.
Hoy sigue siendo un territorio maltratado por las administraciones, pero que lleva con orgullo -y así lo evidencian los numerosos murales- ser el territorio donde nació y aprendió a tocar Don Francisco Sánchez Gómez: Paco de Lucía. "Un hombre humilde, como suelen serlo los más grandes, y con un enorme sentido del humor", dice Baras cuando le preguntamos por el legado de Paco en su biografía. Porque Sara Baras (Cádiz, 1971) fue aprendiz, compañera y también amiga del guitarrista más universal y enigmático. "Un hombre bueno con una ironía que desplegaba en los momentos más difíciles, y a la vez un señor serio y exigente como ninguno. Cuando estaba con su guitarra, casi que te daba miedo interrumpirlo". Ambos han sido y siguen siendo embajadores del mejor flamenco en todo el mundo.
Él consiguió llevar la guitarra flamenca a todos los públicos y hacerla entender en todos los idiomas; ella ha llevado el baile flamenco a escenarios como la Opera House de Sidney o el Grand Concert Hall Oktiabrsky de San Petersburgo. Este años ambos comparten una efeméride, porque se cumplen diez años de la muerte del guitarrista, y veinticinco desde que Baras puso en marcha la compañía que la catapultaría al olimpo del flamenco. En medio, colaboraciones, años de amistad, y muchos consejos. "Él siempre fue muy amable conmigo, le debo su apoyo y cariño desde el principio de mi carrera". Dos efemérides que se funden en una propuesta con la que la compañía de Baras vuelve al escenario cuando cumple un cuarto de siglo. Ese es el origen y razón de ser de Vuela, el espectáculo homenaje a Paco de Lucía que inaugura este fin de semana el Festival de Flamenco de Jerez en el Teatro Villamarta.
Antes de entrar al detalle de la propuesta, me gustaría preguntarte por el significado del trabajo de Paco de Lucía en tu vida profesional, y casi casi, si me lo permites, en tu vida personal, en tu biografía
Yo creo que el maestro Paco de Lucía ha marcado un antes y un después en el flamenco, en especial para nuestra generación. Yo he tenido la suerte de estar cerca de Paco muchos años y sentir su cariño y sus consejos, y eso me permite que el homenaje que le hacemos sea doble: primero como artista, y segundo porque el cariño me une personalmente con el maestro de una manera preciosa. Aquí no solamente le agradezco su arte, sino también su persona. Su influencia es parte de mi crecimiento desde hace más de veinticinco años. Esto explica que hayamos elegido este homenaje para celebrar nuestros 25 años de compañía.
Paco era una persona muy exigente, muy crítico consigo mismo. ¿Qué aprendiste de su forma de trabajar o de su método?
Era una persona muy responsable y muy consciente de lo importante que era su trabajo para representar nuestro arte. Él defendía el flamenco como un arte grande y fue uno de los que hizo que se considerara así. Su capacidad de trabajo era incansable, no debaja nunca nada sin estudiar. Paco era partidario de estudiar todo el reato, e incluso había momentos, cuando ya era imposible tocar mejor la guitarra, seguía estudiando. Pero a la vez era alguien con un sentido del humor muy grande y muy humilde. Dicen, y así lo creo, que los más grandes son los más humildes. Y él lo era. Comunicaba disfrutando, aunque es verdad que muchos hablan de su sufrimiento por ser tan exigente consigo mismo y tan perfeccionista. El maestro causaba mucho respeto cuando estaba trabajando, de hecho no te atrevías a hablarle cuando estaba con su guitarra en la mano. Sin embargo siempre fue una persona increíble.
Vamos a hablar de esta propuesta ¿Qué es Vuela? ¿Qué es este viaje coreográfico que podemos ver este fin de semana en el Festival de Flamenco de Jerez?
Vuela está compuesto por cuatro actos con cuatro palabras que significan mucho y que permiten construir un hilo argumental dedicado a todas las cosas que el maestro nos enseñó. El primer acto se llama madera, que está basado en la tradición, en la raíz y en la importancia del instrumento, en lo importante que es el ritmo para los flamencos. El segundo acto se llama mar, que representa su tierra, que además es también la mía. Rendimos homenaje a su enamoramiento por el mar. Paco solía decir que sin el mar no podía vivir. La tercera parte se llama muerte, que está basado no solamente en el proceso del luto cuando perdemos a Paco, sino en ese otro proceso para aceptar esa pérdida y conseguir sentirlo recordando todas las cosas bonitas que nos dio y que tenemos clavadas en el corazón. Y terminamos con un acto, que se llama volar, que da título a la obra, y que es un agradecimiento a nuestro público. Gracias a ellos estamos aquí, y son ellos los que nos dan la libertad de celebrar estos 25 años. Toda la propuesta está llena de referencias y detalles a Paco de Lucía. Si no conoces su obra, puedes ver la vida misma en este espectáculo. Si la conoces, verás cómo una frase musical de Paco se convierte en un homenaje a su obra. No quiere decir que hagamos su música, sino que a partir de ella ha salido la inspiración para dedicarle el número. La música está hecha por el director musical de la compañía, Keko Baldomero, un guitarrista maravilloso que está en un momento bestial. Y el resto del equipo está realmente precioso en esta obra.
Además, Sara, la cantera de tu compañía está compuesta por profesionales de trayectoria, aunque, y te quiero preguntar por eso, quizás tu compañía se ha convertido también en un trampolín para consolidar carreras Y eso debe hacer sentir mucho orgullo.
Sí, y es algo precioso. Ahora miro atrás y siento sobre todo el orgullo de no haber bajado la guardia nunca. Cuento con un equipazo donde todos nos entregamos al cien por cien. Todo el mundo quiere seguir creciendo y aprendiendo, y nadie se ahorra ni una gotita de sudor. Todos nos dejamos el alma en el escenario, y eso permite que podamos haber superado las 4.000 funciones. Y claro, esto permite convertir la compañía en un escaparate para muchos artistas. Como ha ocurrido con Isra -el cantaor Israel Fernández- que está en un momento bestial, aunque ya era un artistazo antes de entrar en la compañía. Y eso me hace sentir muy bien, porque esto no es solamente un trabajo de ocho a tres. Es sobre todo una forma de vida, una forma de sentir y mucha entrega. La verdad es que estamos todo el rato inspirándonos y enseñándonos, y eso da sentido a todo esto.
Un cuarto de siglo recorriendo el mundo ¿Has notado diferencias en la recepción del del flamenco?
Creo que lo más importante es no perder nunca el respeto al público. El público responde siempre, y no tengo palabras suficientes para agradecérselo. La primera vez que nosotros llenamos un teatro con la compañía fue hace veinticinco años, y seguimos aquí. Eso es un verdadero sueño. A veces me pregunto cómo puede ser que el público vuelva a nosotros y siga emocionándose. Eso es un regalazo. Claro que las cosas han cambiado en veinticino años, siempre que tú seas honesta y entreges tu alma, el público responde y sigue creciendo contigo. Además es un público de todas las edades y muy diverso. Gente que conoce más el flamenco y otros que no, público que se deja llevar y se emociona con nosotros y eso les lleva a seguir el flamenco. Estoy profundamente agradecida por cómo nos han tratado en estos veinticinco años.
Enrique García
(Sevilla, 1994) Corresponsal en Bruselas, siguiendo y explicando la política comunitaria. Antes, redactor...