¿Está en juego el futuro de los artistas tras la irrupción de la Inteligencia Artificial generativa en el mundo del arte?
Profesionales del mundo del arte debaten sobre su utilización y sobre la originalidad de las obras creadas con esta tecnología
¿Superará la inteligencia artificial a los artistas de carne y hueso?
Madrid
La Inteligencia Artificial está siendo sin duda la gran revolución tecnológica de nuestro tiempo. Con ella estamos presenciando innovaciones en la generación automática de texto, con programas como ChatGPT, hasta la aplicación más reciente, SORA, capaz de crear vídeos hiperrealistas a partir de instrucciones de texto. El mundo del arte no ha escapado a la llegada de esta nueva tecnología, y es que cualquier usuario tiene ahora a su alcance la posibilidad de generar imágenes mediante programas como Midjourney o Dall.E.
La eterna pregunta filosófica sobre qué es y qué no es arte tiene ahora una nueva variante, la que nos plantea si aquello que un usuario genera mediante procesos de Inteligencia Artificial es susceptible de recibir un reconocimiento como obra artística. Esta irrupción de la Inteligencia Artificial en un mundo tan personal y subjetivo como el del arte está generando también nuevos dilemas, como quién es realmente el autor de una obra si esta ha sido generada con Inteligencia Artificial a partir de las imágenes recopiladas en su base de datos, o incluso si en un futuro veremos a los artistas desplazados de su labor por estas nuevas tecnologías.
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Llegar al punto de que la producción quede por completo en manos de IA es mucho decir, más aún teniendo en cuenta que hoy en día las obras generadas con estas aplicaciones necesitan de unas instrucciones muy concretas por parte de los humanos. Pero la cuestión ha generado bastante debate porque pone en tela de juicio quién puede hacer arte y quién no. Para Albertoyos, ilustrador y portavoz de la Asociación de Profesionales de la Ilustración de Madrid, el que crea imágenes con Inteligencia Artificial "no es un ilustrador, ni es autor ni está creando nada, es como si vas a un médico que no ha estudiado medicina ni hecho prácticas".
Igual que hay detractores también hay otros artistas que han acogido de buen gusto la novedad y prefieren impulsar su introducción en el mundo del arte. Óscar Hormigos es director creativo de la Colección SOLO, con sede en Madrid, desde la que apoyan la creación con estas nuevas tecnologías: "Se ha convertido en una oportunidad de conversación y de exploración". Lo cierto es que más allá de crear una obra desde cero, la IA puede servir para automatizar otras tareas donde la personalidad del artista es menos crucial, como la corrección de color de un vídeo, la edición o incluso puede ser útil en el modelado 3D.
La inclusión de la Inteligencia Artificial en este mundo ha generado debate en redes por distintos casos recientes. El primero es el de Rubén Lucas, un murciano que se gana la vida participando y ganando concursos de carteles, como este, de festejos a lo largo de toda la geografía española. Hace tan solo unos días su caso dio que hablar porque algunos usuarios insinuaban que podría haber utilizado IA para sus ilustraciones en estos concursos, aunque él no se ha pronunciado sobre el tema. Otro objeto de debate ha sido el del Ministerio de Juventud, que publicó una campaña con imágenes al estilo de Disney Pixar, realizadas con IA, que finalmente tuvieron que ser eliminadas por las críticas.
Algunos de los interrogantes que se nos pueden presentar con respecto a este tema son, por ejemplo a la hora de establecer quién es el autor de una obra generada con esta tecnología. Marta Suárez-Mansilla, abogada especializada en Derecho en el arte, explica que "los derechos de explotación los tendrá el usuario", pero el contenido generado servirá también para retroalimentar y seguir dando información a la propia aplicación de Inteligencia Artificial. Sobre la información que recopila la Inteligencia Artificial para dar sus resultados y mejorar su funcionamiento, Suárez-Mansilla aclara que "el acceso a los contenidos ha de ser legítimo y no excluido expresamente de ese proceso de minado por parte de su autor".
De cara al futuro, el debate está servido. La Inteligencia Artificial tiene puntos positivos y negativos, y todo dependerá de cómo se implante en el flujo de trabajo de los artistas. Desde la perspectiva del consumidor de arte, es fundamental que haya transparencia a la hora de conocer si una obra ha sido generada con estos procesos.