Acusar sin pruebas
Vayan a EE. UU., y aprendan, que allí saben mucho de cómo organizar comisiones de investigación imparciales y eficaces
El análisis de Xavier Vidal-Folch | Acusar sin pruebas
Madrid
Basta ya de insultos, dicterios y acusaciones de brocha gorda. No merecemos este trato. Los ciudadanos tenemos derecho a que no se nos trate como a imbéciles. En el límite, por una razón simple: porque somos el origen de la soberanía. Y, por tanto, quienes legitimamos al poder. Y al contrapoder.
Esto vale de entrada para el jefe de la oposición. Acusó al presidente de que “usted lo sabía y lo tapó”, en referencia a los tejemanejes del asesor de su exministro de Fomento. Eso solo es de recibo si se exhiben pruebas. O al menos si se explican indicios fuertes. No valen las simples elucubraciones. Es como si alguien le imputase a él haberse dedicado al narcotráfico, porque fue amigo íntimo y conducía el yate de un alto delincuente dedicado a eso. Hay que ser más comedido.
Y el presidente del Gobierno podría haber aprovechado la ocasión para dar más detalles de su “operación limpieza”: por ejemplo, de las próximas auditorías sobre la presunta trama que se aprovechó de la crisis de las mascarillas.
¿Se dan cuenta? Todos están de acuerdo, al menos en teoría, en que hay que investigar los hechos y sus ramificaciones político-administrativas, las penales aparte. Pero no hay manera de que se pongan de acuerdo en cómo: a través de qué comisiones, a través de cuál de las cámaras.
Vayan a Estados Unidos y aprendan, que allí saben mucho de cómo organizar comisiones de investigación imparciales y eficaces.
Xavier Vidal-Folch
Periodista de 'EL PAÍS' donde firma columnas...