"Una mujer tiene muchas más probabilidades que un hombre de salir de una consulta psiquiátrica medicada"

En 1978 una mujer de Brooklyn, Judi Chamberlin, plasmó en un libro su traumática experiencia tras sufrir un aborto. La fragilidad emocional que le produjo aquel episodio acabó en un calvario de ingresos y tratamientos psiquiátricos no autorizados. Aquel libro Por nuestra cuenta supuso el germen del movimiento Orgullo Loco que siguiendo la estela de otros activismos sociales reivindica cambios en la asistencia psiquiátrica desde la perspectiva de los propios pacientes, en primera persona.

A ello se dedica Silvia García, formadora y asesora en salud mental y discapacidad que este jueves se ha asomado a La Ventana para hablar de salud mental desde el punto de vista de sus protagonistas directos aunque en la mayoría de los casos se les trate como sujetos pasivos o meros espectadores. Diagnosticada de trastorno bipolar a los 20 años, Silvia tuvo la suerte de ser escuchada por un buen psicoanalista aunque eso no es lo habitual. "La psiquiatría no hace las preguntas adecuadas. A un paciente con sufrimiento psíquico no hay que preguntarle qué tienes, sino qué te ha pasado en la vida. Hay que escuchar el dolor de los pacientes porque la fragilidad, la vulnerabilidad de las personas ante las cosas que les ocurren es lo que provoca que se rompan", nos ha contado.

Silvia García considera que hay que mejorar la formación del conjunto de la sociedad sobre las enfermedades mentales y, en particular, la de los propios profesionales sanitarios. "En eso consiste mi labor, compartir mi experiencia de sufrimiento psíquico para que entiendan cómo se siente un paciente y a su vez puedan abordar ese sufrimiento y ayudar a esas personas sin prejuicios".

Otra asignatura pendiente es liberar a los trastornos de salud mental del estigma. Es lo que Judi Chamberlin acuñó en su libro como el "cuerdismo", una término que define el conjunto de prejuicios y premisas falsas que la sociedad atribuye a las personas con sufrimiento psíquico y un diagnóstico psiquiátrico. Entre ellas, una de las más importantes, es el cliché de que las personas con trastornos mentales son violentas. Las estadísticas señalan que sólo un 5% del total de actos violentos cometidos en las sociedades contemporáneas son cometidos por personas con algún tipo de trastorno mental. Otra premisa falsa es que quienes sufrimos estos problemas no somos capaces de hacernos cargo de nuestra propia vida".

Silvia es un ejemplo en primera persona de ello. "Aunque lo he pasado muy mal en mi vida, he conseguido recuperarme. Mi vida es estupenda y maravillosa", nos ha contado. Ahora dedica sus esfuerzos a trabajar por esa igualdad efectiva de derechos de las personas con un diagnóstico psiquiátrico. "Es un colectivo sumamente discriminado y donde la brecha de género también se acentúa. Una mujer tiene muchas más probabilidades que un hombre de salir de una consulta psiquiátrica medicada. Y eso tiene que ver con las cargas de los cuidados que recaen sobre las mujeres y otras expectativas sociales que las convierten en más vulnerables".

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Silvia considera que aunque se habla mucho de salud mental, no se hace bien. En este sentido alerta sobre el doble rasero con el que se miden los problemas de salud mental. "Ahora lo de ir al psicólogo por ansiedad no está estigmatizado, casi al contrario. Incluso empieza a resultar cool contarlo en redes sociales. Sin embargo, si escuchas voces entonces es que estás loco y eso sí que está estigmatizado. Es como si hubiera pacientes de primera y de segunda. No estamos visibilizando correctamente el problema", concluye. De todas estas cuestiones Silvia García hablará este viernes en unas Jornadas organizadas por el Ministerio de Sanidad como motivo del Día de la Cero Discriminación que se conmemora el 1 de marzo.