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Opinión

Cosas que hay dentro de los libros

"Cada vez circulan menos las monedas, y eso que tienen todo el derecho a circular, pues para algo son circulares. Lo dice la misma palabra. Pero ya no prestamos oídos a las palabras. Nadie las escucha, hablan solas, entre ellas"

La píldora de Andújar | Cosas que hay dentro de los libros

Barcelona

Las cosas más importantes están desapareciendo. No me refiero solo a los gorriones. También sucede con los billetes de Metro. Cuando compro un libro viejo en los Encantes, y al abrirlo descubro entre sus páginas un billete de autobús, hecho como de papel de fumar, transparente igual que un alma inmortal, y supersticioso también como las almas, pues muchas veces resulta que el billete es capicúa, o acaso encuentro entre las páginas una tarjeta de Metro, gastada de viajes, con los números borrosos, inconcretos, rebusco entonces en mis bolsillos, y me doy cuenta de que ya no tengo nada de eso. Solo unas llaves sin llavero. Guardo billetes de transportes públicos de los sitios adonde fui. Y si, en la calle, me encuentro alguno, por ejemplo, uno suizo, el de un tranvía de Ginebra (juro que, al llegar a casa, lo miré en el plano y vi que aquel tranvía pasaba por delante del hotel Cornavin, donde secuestraron al profesor Tornasol en mi álbum preferido de Tintín), pues también he conservado ese billete lo mismo que si hubiera viajado con él, y lo hubiese guardado yo en un libro que ando leyendo, por ejemplo, la poesía de Jaime Gil de Biedma, cuyo destino ya nadie recuerda, para yo también olvidar el billete ahí dentro, para siempre. Y lo mismo ocurre con las monedas. Cada vez circulan menos las monedas, y eso que tienen todo el derecho a circular, pues para algo son circulares. Lo dice la misma palabra. Pero ya no prestamos oídos a las palabras. Nadie las escucha, hablan solas, entre ellas. Las monedas son los gorriones del dinero. Dan saltitos. Hacen felices a los niños, que las aprietan en su puño del mismo modo que las retiene para sí un pobre. Cuando desaparezcan las monedas, los niños y los pobres no tendrán nada, y diremos que también han desaparecido.