Sara Barquinero: "El capitalismo es un demonio contra el que no puedes luchar"
La autora publica 'Los escorpiones', una de las novelas más complejas y desafiantes donde habla del suicidio, de la necesidad de creer en las teorías de la conspiración y del capitalismo como el gran fantasma detrás de Internet
No es fácil levantar una novela que hable sobre internet, que apele a una generación, que meta el dedo en los grandes problemas de nuestro tiempo, y que mantenga a las lectoras y lectores en una montaña ruso durante más de 800 páginas. Todo eso lo hace Sara Barquinero en su nuevo trabajo, Los escorpiones, editado por Lumen y que ha estado en las conversaciones del mundillo literario desde que empezó el año. En ella retrata las angustias, anhelos y obsesiones de una generación en constante lucha entre el deseo de la huida y la búsqueda incesante de pertenencia. "Para mí, lo más importante de la novela es la necesidad de buscarle un sentido a la vida. Y cuando se está aislado o profundamente deprimido es muy difícil. Así que somos mucho más sensibles a creer en lo que otras personas nos dicen que es el sentido de la vida", explica la escritora en una entrevista en la Cadena SER.
Si en su anterior novela, Estaré sola y sin fiesta, la autora cuenta la obsesión de una chica, cuyo nombre no conocemos, por hallar por hallar los misterios que esconde un diario que transportará al lector a los años 90, en esta las obsesiones y misterios se amplían. En un momento en que la religión no tiene tanto peso en las sociedades, donde la filosofía desaparece de los planes de estudio, donde el dinero es lo único que preocupa, donde el fin del mundo se vislumbra más cerca que nunca debido a las catástrofes naturales propagadas por el cambio climático, donde las guerras nunca desaparecen, la necesidad de creer en algo, de pertenecer a un grupo, de saber qué se es cada vez más necesario. "En realidad la religión no ha desaparecido, adopta otras formas", explica la autora que abre un tema que está, por cierto en uno de los blockbuster cinematográficos del momento, Dune 2, donde la religión sustituye a la patria, la creencia en el mesías es más fuerte que la creencia en la democracia. "Lo que diferencia a nuestra visión de la religión actual de otra pretérita es que ahora esa visión es un poco cínica, decimos que no creemos, pero solo un poquito. En ese sentido, Internet te da un espacio muy privilegiado y es más fácil creer sólo un poco en las teorías de la conspiración que creer sólo un poco en Dios".
Los Escorpiones es una novela de novelas, pero a diferencia de lo que pasa con Dune, el filme de Villeneuve, con un guion donde a penas pasa nada, aquí pasa de todo. Los dos protagonistas se ven envueltos en el entramado de una teoría de la conspiración dirigida por los poderes políticos y económicos, que pretenden controlar a los individuos a través de la hipnosis y los mensajes subliminales en libros, videojuegos y música para inducirlos al suicidio. "Yo creo que todas las cosas buenas y malas están en el ser humano antes de que aparezca una tecnología que las puede potenciar o no. Si, por ejemplo, pensamos en cuestiones de privacidad o en cuestiones de cómo se puede hacer bullying a una persona en un instituto, ¿de verdad creemos que si no hubiera internet, esa persona que recibe el bullying con algún tipo de imágenes no tendría ningún tipo de bullying de otro tipo? Me parece importante destacar las cosas buenas de Internet que, precisamente, hablando de la soledad, internet puede salvar la vida de muchas personas que conocen a amigos online".
Desde la Italia de los años veinte, pasando por el sur profundo de Estados Unidos en los ochenta, hasta llegar a la época actual en Madrid, Bilbao, un pueblo perdido de la España rural y Nueva York, esta es una historia sobre la angustia existencial, la soledad y la necesidad de creer en algo, sea lo que sea, para encontrar el sentido a la vida. "Me interesa la idea de crear un mundo y no solo un fragmento de realidad. Quería hablar de las teorías de la conspiración y me parecía muy importante darles un alcance global. Porque cuando tú lees cualquier teoría de la conspiración, nunca es actual, siempre te lleva a un silgo pasado y quería recoger ese espíritu". Las teorías de la conspiración que siempre han existido, tienen quizá más alcance o relevancia en la era de los foros y las redes sociales. Ahí partidos políticos, líderes religiosos, estafadores de medio pelo o falsos gurús han aprovechado para hacer su negocio, para llegar a gente desconsolada, necesitada de compañía o de algo a lo que asirse. "Creo que nos gusta que todo tenga un sentido, incluso aunque sea un mal sentido. Es muy difícil aceptar que todo es azaroso, está sometido a la arbitrariedad. Muchas veces nos sentimos muy empoderados y queremos que alguien nos confirme nuestras peores sospechas sobre el mundo".
Sara Barquinero brinda una experiencia de lectura que obsesiona, inquieta y arrastra al lector hasta el final y que hace reflexionar sobre los usos de la tecnología. "No es lo mismo entrar en internet o en el mundo digital a una edad u otra, o en según que características. Por ejemplo, mi generación entró en internet cuando no estaba dominado por las redes sociales y macro corporaciones. Fue una experiencia diferente que nacer con Instagram". Sin embargo, hay poca literatura que haya acertado en el retrato de la red. "Es porque supone un reto", responde la autora. "Hay que inventar o crear un nuevo lenguaje. Igual que hemos tomado la convención social de que las llamadas telefónicas se dialogan igual que las llamadas en persona, la pregunta es cómo se trata un post de Internet. Quizá requiere un poco más de de creación y, normalmente ,se obvia o se utilizan estrategias muy sencillas". Barquinero, sin embargo, citas dos novelas centradas en la red que le han servido de inspiración, Las cosas han empeorado desde la última vez que hablamos, que es de Eric Larocca, que trascurre en un foto entre 2008 y 2010, y Chaperos, de Denis Cooper, que también trascurre en un foro. En su caso, la idea ha sido robar las propias estrategias que Internet despliega, "Simplemente he abrazado internet", explica.
Los escorpiones bebe también de autores como Palaniuk, de Ottessa Moshfegh, Elsa Morante o de Huellebecq. De la oscuridad de todos ellos y del acierto de retratar lo más oscuro de la estabilidad mental y física del ser humano. Sus personajes llevan a cuestas desequilibrios emocionales, al tiempo que investigar sobre esta secta cuyo nombre es el de una de las pocas especies animales que prefiere matarse antes que seguir soportando el dolor. El suicido es el gran tema que subyace a la novela. Un tema que ha sido tabú en los medios de comunicación, un tema del que no se hablaba, pero eso está cambiando. "Es un tema complicado, ¿qué posición sería la razonable? ¿Ser antisuicidio? Esto debería ir acompañado de políticas públicas para integrar a las personas que llegan ahí. Por otra parte, en algunos casos yo creo que podemos entender el suicidio en personas que tiene una enfermedad muy larga y compleja. Estando tan dominados por el instinto de supervivencia, que una persona quiera dejar de vivir es un acto que cuestiona el mismo sentido de la vida y a nadie nos gusta. De hecho, por eso está el efecto llamada", reflexiona la autora.
Sin embargo, detrás de todo, como vemos en la novela, está el capitalismo. "Cuando esbozamos teorías de la conspiración, normalmente, las acusamos de cosas que no hace falta que haya un ser malvado, un alienígena, sino que lo hace el mismo capitalismo. Sin embargo, veo los efectos del capitalismo pero tampoco me atrevería a plantear una alternativa más potente. Al final es como un demonio contra el que no puedes luchar. Sino que más bien tienes que centrarte en las cosas concretas que puedes hacer para que mejore tu sociedad más cercana".
Pepa Blanes
Es jefa de Cultura de la Cadena SER. Licenciada...