'En agosto nos vemos', la exuberante y femenina novela inédita de Gabriel García Márquez que homenajea a Bach y Faulkner
Los hijos del escritor presentan esta novela que ocurre en agosto y que nos trae de vuelta la prosa del Premio Nobel colombiano, uno de los grandes pilares de la literatura en español
La memoria fue la materia prima de un escritor como Gabriel García Márquez, por eso la pérdida de esta capacidad, que dio los años y la enfermedad, fue una tragedia enorme para su familia y para el premio Nobel colombiano. En agosto nos vemos, novela inédita que ahora llega a las librerías de la mano de Penguin Random House, fue el último intento por seguir creando contra viento y marea. Lo cuentan sus hijos, Rodrigo y Gonzálo García Barcha, que ahora prologan este libro, un cierre de oro, decía la editora Pilar Reyes, para una de las carreras literarias más importantes de la literatura española. Este acontecimiento literario ocurre diez años después de su muerte y día de su cumpleaños número 97, el 6 de marzo. Con su publicación, toda la obra del escritor de Retrato de un náufrago y Noticia de un secuestro, está disponible para sus lectores. Ya no hay nada oculto.
Cuando parecía que el destino definitivo de la novela sería el archivo personal del escritor, en el Harry Ransom Center en Texas, Estados Unidos, llegó el anuncio de que se publicaría, hace justo un año, durante la feria del libro de Frankfurt. La novela está completa aunque para su autor no fuera la definitiva. "Siempre nos queda la duda de qué pensarán sobre esta decisión", decían sus hijos en una rueda de prensa internacional. Ellos fueron los que aceptaron publicar el manuscrito, cuya primera versión se escribió en 1999 y cuyo primer capítulo publicó en Cambio, revista de la que fue editor. Cristóbal Pera, amigo del escritor y editor, ha realizado un trabajo de arqueología recolectando todos los manuscritos que existían sobre este proyecto, dice que su trabajo se ha limitado a corroborar datos y a ordenar, pero no ha añadido nada a una novela que el propio pidió destruir. "Por otro lado, dijo que cuando esté muerto hagan lo que quieran y eso nos ayuda a dormir mejor", matizaba su hijo Rodrigo.
"Nosotros leímos parte del libro en sus procesos cuando trabajaba en el libro con cierta regularidad. Luego llegó una etapa en que perdió la memoria y dejó de trabajar. Nosotros seguimos sus identificaciones y cuando se fueron sus documentos al centro en Texas lo tuvimos secuestrado. Luego se escanearon esas páginas a los académicos. Empezó entonces a haber un acceso al libro. Eso nos despertó la curiosidad de volver a leerlos y nos pareció que estaba mejor de lo que recordamos. Sospechamos que al igual que Gabo perdió la capacidad para escribir, también perdió la capacidad para leer. Por eso cuando decía que no servía el libro, pensamos que había perdido la capacidad para juzgarlo. Si Gabo hubiera estado mejor de sus facultades, el mismo libro no existiría. Él no guardó libros no editados. Si no estaba satisfecho, lo destruía. El hecho de que no lo destruyó es un síntoma de algo. De hecho, no hay más libros, porque no hay más libros no terminados. Es el único superviviente", explicaba Rodrigo García ante la pregunta de por qué publicarlo si el autor no quería.
Detrás de esta obra de García Márquez hay varios detalles interesantes, por un lado un doble homenaje. El que hizo al músico Johann Sebastian Bach, pues el personaje protagonista toma su apellido del compositor y está inspirado en la esposa de éste. También hay homenaje a Luz de agosto, una de las novelas más conocidas del que fue su referente, el escritor William Faulkner. El argumento cuenta cómo cada mes de agosto Ana Magdalena Bach toma el transbordador hasta la isla donde está enterrada su madre para visitar la tumba en la que yace. Esas visitas acaban suponiendo una irresistible invitación a convertirse en una persona distinta durante una noche al año. En agosto nos vemos es un canto a la vida, a la resistencia del goce pese al paso del tiempo y al deseo femenino, pero sobre todo, un regalo inesperado para los innumerables lectores del Nobel colombiano. "El amor es el tema más importante que existe en la historia de la humanidad. Algunos dicen que es la muerte. No creo, porque todo está relacionado con el amor. No hay una historia mía que no tenga un poco de amor, si se lee con cierto cuidado", dijo García Márquez.
La novela parece más contemporánea. Se mencionan algunas referencias a la cultura popular de hace veinte años, con un tono más mundano. De Gabo se destaca el realismo mágico, pero en realidad solo estuvo en algunos de sus libros. En un par si nos ponemos escritores. Muchos son libros realistas y psicológicos y en esta línea se sitúa En agosto nos vemos. "Era una persona muy práctica, pero provenía de una cultura en donde el instinto era un factor importantísimo", cuenta su hijo que cómo le influyó su nacimiento en Aracataca en el 27 y las huellas también de su abuela gallega. "De hecho, uno de los síntomas de su enfermedad en la vejez, fue el hecho de que no recordaba los sueños que había tenido la noche anterior. Esa fue una de las señales de que iba a tener muchas limitaciones para seguir escribiendo. De alguna manera, los sueños que tenía lo ayudaban a resolver asuntos literarios en sus libros". Recordemos que este hacedor de mundos siempre dijo que no había en sus novelas nada que no estuviera basado en la realidad.
A pesar de tener grandes personajes femeninos, como los de Cien años de soledad o El amor en los tiempos del cólera, no tiene muchos libros protagonizados por una mujer, con algunas excepciones como La increíble y triste historia de la Candida Erendira y de su abuela desalmada. "Eso nos animó a publicarlo también, porque no se parece a otras de sus novelas". En realidad explora el deseo y la vitalidad de una mujer lo que, según sus hijos, lo convierte en un libro feminista. Sus hijos han destacado la importancia de las mujeres en la carrera del escritor, tanto de Carmen Balcells, su editora española, como su mujer, Mercedes Barcha. "El protagonista es una mujer libre, independiente y con gran fuerza de carácter. Admiraba a muchas escritoras mujeres, como Virginia Woolf, Gabriela Mistral o Mercé Rodorera. "Nos gustaba que fuera una historia tan feminista, hacía muy buen trío con sus últimas novelas cortas, Del amor y otros demonios y Memorias de mis putas tristes".
El verde es el color de la portada. "Siempre ha habido una asociación con los colores brillantes para las portadas de los libros de Gabo en todo el mundo", decía Gonzalo sobre un libro que sucede en una isla tropical, con un tema exuberante. No hay ningún episodio que se haya omitido, dicen desde la editorial que aclaran que hasta el final es de Gabo. "Es cierto que se comentó que no había final. Pero en algún momento de Gabo en vida, Cristóbal Pera le planteó esa duda del final. Gabo aseguró que sí lo tenía", matizan los herederos.
Este evento ha sido también un momento para recordar a un escritor que aunó el cariño y la admiración popular, con el de las instituciones académicas y el mundo literario. Para sus hijos era además un padre, que perteneció a una de las generaciones que cambió la literatura para siempre. "Cuando las relaciones son buenas es muy difícil reducirlas a una cosa. Tuvimos un padre muy presente, muy interesado en nosotros, trabajaba en casa, por supuesto, y la cotidianidad era parte de todo. En la adolescencia se nos dio mucha libertad. Pudimos viajar y conocer a grandes artistas y escritores. También vivimos su preocupación porque su fama y su éxito no nos hundiera. A veces te preguntan si es difícil es ser hijo de una persona tan exitosa y yo digo que es más difícil ser hijo de un mal padre", Rodrigo García, cineasta que ahora mismo adapta a Netflix la gran novela de su padre, Cien años de soledad. "Como adolescentes estábamos un poco hartos de Cien años de soledad, reconocen con admiración sus hijos que aseguran que no solía enseñar sus libros si no estaban acabados".
Pepa Blanes
Es jefa de Cultura de la Cadena SER. Licenciada en Periodismo por la UCM y Máster en Análisis Sociocultural...