Los curas y los barberos
"Hay una intención de combate en la tertulia de la Sacristía de la Vendée, y por eso tienen como sintonía de su programa el himno en memoria de los seminaristas fusilados en Barbastro. Fue una matanza de nuestra guerra civil"
La píldora de Andújar | Los curas y los barberos
Barcelona
Vuelven las sotanas, y vuelve España al cura que quemaba libros en el Quijote. Se ha quedado más atrás el cura que el barbero, el otro artífice del donoso escrutinio. Los barberos, hoy día, son unos modernos. Si no fuera por los barberos, no habría hipsters. Hoy, se entra en una barbería, y tienen puesto a Eric Clapton. El tiempo lo pone todo en su sitio, y los barberos también, y así descubrimos que Eric Clapton es una música que se oye mejor con bata bajo una lluvia de tijeretazos. Esto es porque Eric Clapton tocaba con mano lenta, y en las barberías no hay prisas. Nada tiene que ver una tertulia de barbería con una tertulia sacerdotal contrarrevolucionaria, como la de los curas salidos del seminario de Toledo. Hay una intención de combate en la tertulia de la Sacristía de la Vendée, y por eso tienen como sintonía de su programa el himno en memoria de los seminaristas fusilados en Barbastro. Fue una matanza de nuestra guerra civil. Como algunos son misioneros, se han dejado barba. Pero se nota que ya no frecuentan a los barberos, porque les sale una barba desmadejada, más de cura carlista que de padre misionero. Ni siquiera en Tintín en el Congo están tan caricaturizados. Un cura sin barba no es un cura afeitado, lo explicaron una vez en su tertulia. Porque los afeites, decían, son para las mujeres, cosas afeminadas. De este modo, en vez de decir curas afeitados, se recomienda decir curas rasurados. De esos temas tratan entre rezos maliciosos. Y del celibato, y de si es sacrilegio dar la comunión en la mano. Hace más de ciento veinte años que Blasco Ibáñez publicó la novela La catedral, donde describía el mundo de la catedral de Toledo, y estos curas siguen tal cual. En una valla del Londres de los años 60, apareció una pintada que decía “Clapton es Dios”. Sólo los barberos han visto la luz.