La capacidad animal —no sólo humana— de recordar rostros durante décadas

Madrid

Algunos chimpancés y bonobos logran recordar rostros conocidos incluso veintiséis años después de su último encuentro: así lo recoge un estudio liderado por Laura Simone Lewis, doctora en la universidad de California - Berkeley, publicado el pasado diciembre. José Ramón Alonso, catedrático de Biología Celular en la Universidad de Salamanca, reconoce que, si bien la capacidad de otros animales es admirable, los seres humanos tenemos un especial talento para reconocer caras, hasta miles, incluso setenta años después de verlas por última vez.

El reconocimiento facial es una habilidad que desarrollamos los seres humanos de manera muy temprana: si bien no es innata, un bebé logra reconocer a sus progenitores rápidamente. No obstante, lo que José Ramón Alonso denomina "neurodiversidad" hace que hablar de una cifra media de caras que podemos recordar sea difícil. Existen personas "superreconocedoras", pero también otras con incapacidad para reconocer caras diferentes: la condición denominada prosopagnosia impide que quienes la sufren identifiquen a las personas por su rostro.

Históricamente, en lugares como casinos o aeropuertos, esta habilidad humana ha sido muy aprovechada para controlar accesos. Los humanos, asegura el catedrático, todavía logra vencer a las máquinas en esta habilidad. El ojo humano, explica, esquiva mejor los cambios de apariencia que muchos aparatos tecnológicos: "Es una de las cosas que, normalmente, todavía hacemos mejor". "Realmente, lo hacemos muy bien", concluye.