Así ha evolucionado la amenaza yihadista tras los atentados del 11M: de los lobos solitarios, a los retornados y la radicalización en prisiones
Los máximos responsables de la Policía Nacional y de la Guardia Civil analizan en la SER la evolución de la amenaza del terrorismo yihadista en estos 20 años, tras el mayor atentado sufrido en Europa
Madrid
No solo las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado, también los servicios de inteligencia españoles coinciden en que la amenaza yihadista, hoy, es mayor que antes. La explicación está en el ADN de las nuevas células radicales que operan bajo la órbita de DAESH. Antes la amenaza del yihadismo estaba en manos de AlQaeda, una estructura potente y jerarquizada. Sin embargo, ahora, desde la caída del califato del Estado Islámico en 2019, todo ha cambiado, con DAESH todo es más anárquico, de ahí que dificulte mucho más la anticipación de las autoridades para dar caza a los yihadistas: “El ataque terrorista es mucho más impredecible, mucho más difícil de detectar porque no suele haber tantos actos preparatorios”, detalla a la SER el coronel Vázquez, que pertenece a la jefatura de Información de la Guardia Civil.
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DAESH responde por tanto a una amenaza más desestructurada, así es como se conoce en el argot policial a este nuevo yihadismo que amenaza a nivel global bajo una metodología de acción menos cuidada: “Del megaterrorismo de AlQaeda con grandes atentados que requerían una gran preparación y una compleja ejecución, hemos pasado a las acciones del DAESH que patrocinan acciones a través de actores solitarios”, añade el coronel Vázquez.
Esos ‘actores solitarios’ como les identifican las Fuerzas de Seguridad es lo que coloquialmente se conoce como ‘lobos solitarios’. Todas las fuentes policiales con las que ha contactado la Cadena SER, incluido el entorno de los servicios de Inteligencia, coinciden en que ahora mismo es la mayor amenaza: “Lo que más nos preocupa son los actores solitarios, personas que se han autoradicalizado a través del consumo compulsivo de vídeos propagandísitico de AlQaeda, a través de Internet”, explica a la SER el Comisario Rafel Pérez Garnacho, que dirige la brigada de la Policía Nacional contra el terrorismo yihadista dentro la Comisaría General de Información.
Esa forma de atentar pertenece al terrorismo ‘Low Cost’: “La mayoría de los atentados de bajo coste y de baja sofisticación que es más difícil de prever. Aún así, el nivel de amenaza en los últimos años ha decrecido considerablemente”, apunta el profesor Luis de la Corte, Director de Estudios Estratégicos e Inteligencia del Instituto de Ciencias Forenses y de la Seguridad de la Universidad Autónoma de Madrid. “Cuando DAESH pierdo el control de sus territorios de Siria e Irak la amenaza vuelve a bajar. Las acciones violentas dependen de la iniciativa que tengan individuos o pequeños grupos que no tienen una conexión directa con grandes células”, añade el profesor de la Corte.
Para entender el incremento en el proceso de autoradicalización que experimentan los lobos solitarios hay remontarse a la pandemia. Los investigadores han detectado un nexo totalmente inesperado. El confinamiento llevó a muchos individuos a un consumo masivo de Internet de contenido yihadista que ha multiplicado los actores solitarios.
El auge de esa radicalización explica entre otras cosas que 2023 se cerrase como un año récord, el año pasado se detuvo a 78 presuntos yihadistas, el dato más alto desde el 11M.
La amenaza de los retornados
La figura de esos lobos solitarios conecta directamente con los llamados 'retornados', es decir, los combatientes extranjeros que se fueron a luchar a territorio DAESH. Se calcula que 263 combatientes extranjeros salieron de España para unirse a las filas del DAESH. El 30% murieron en la guerra. Otro 20% regresaron a España pero fueron detenidos. El problema está con el centenar de ‘Foreign Figthers’ que regresaron, pero cuyo paradero es desconocido: “El retorno de combatientes es para nosotros una prioridad. Son perfiles peligrosos porque están muy radicalizados y que tienen un buen entrenamiento en el manejo de armas y de explosivos. Además, tienen ese sentimiento revanchista de no haber sacado adelante ese proyecto del Estado Islámico fundado en 2014”, apunta el máximo responsable de la Policía Nacional en la lucha contra el terrorismo yihadista.
Actualmente, hay 81 yihadistas en prisiones españolas. Pero si se amplía el horizonte temporal son muchos más, 195 personas han sido condenadas en España por sus vínculos yihadistas, según la información recopilada en su investigación el Real Instituto Elcano. “Resulta complicado de explicar por qué pese a la derrota militar del califato de DAESH en 2019, aún así, los militantes en España han mantenido su lealtad al Estado Islámico”, señala la investigadora principal del Programa sobre Radicalización Violenta y Terrorismo Global del Real Instituto Elcano, Carola García Calvo, “la explicación está en la percepción que tiene el militante de base del Estado Islámico, como una organización más moderna que conecta mejor con su propio contexto que con Al Qaeda, a la que perciben como una organización más ortodoxa y anticuada”, añade.
Se dispara la radicalización entre menores
Las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado coinciden en otro factor muy preocupante que ha detectado en los últimos meses, se trata del auge de la radicalización entre los menores. Las operaciones policiales contra el yihadismo en las que se han visto implicados menores se han triplicado. Las células de captación llegan a ellos a través de los chats de los videojuegos, es un canal muy difícil de controlar. Los servicios de Inteligencia lo saben. Pero el nuevo yihadismo busca los puntos débiles del espionaje occidental, aprovechan esas vulnerabilidades para reclutar nuevos adeptos.
El ejemplo más reciente y extremo ocurrió en Sevilla, un adolescente sirio, de solo 16 años, había llegado a fabricar 300 gramos de un potente explosivo casero, conocido como 'Madre de Satán'. Se tuvo que reventar la operación porque había un riesgo muy real de que atentase.
Igual de preocupante es el papel cada vez más determinante que están jugando las mujeres. En la investigación que ha realizado el Real Instituto Elcano se hace un análisis muy interesante sobre la implicación de las mujeres: “Su rol principal es el de esposa yihadista, dando apoyo a sus maridos, pero también como madre en su función fundamental en la transmisión las actitudes, creencias y valores propios del salafismo yihadista”, recalca la investigadora Carola García-Calvo. Su investigación constata que desde 2012 un total de 24 mujeres se han implicado directamente en actividades terroristas en España.
La crisis en Oriente Próximo incrementa la radicalización
Los máximos investigadores de la Policía admiten que la guerra entre Israel y Hamás ha tenido una repercusión directa en todos los objetivos que tienen bajo su órbita: “El enfrentamiento entre la organización terrorista de Hamás e Israel ha supuesto que los objetivos que estamos controlando aquí en España se han radicalizado brutalmente. Lo que pasa es que ni AlQaeda, ni DAESH están en el origen del conflicto”, admite el comisario Pérez Garnacho de la CGI.
La invasión de Israel está ayudando a grupos afines al DAESH a crear una narrativa para radicalizar y ampliar el reclutamiento a la causa. Necesitan países oprimidos para construir su relato y ante la salida internacional de Afganistán, la inminente salida de la Coalición Internacional de Lucha contra el DASH en Irak, los servicios de inteligencia temen que los yihadista puedan tener más fácil elaborar esa narrativa.
Además, tampoco hay que perder de vista la amenaza latente que se vive en el Sahel. Los servicios de inteligencia españoles están realizando un trabajo muy potente sobre el SAHEL porque se tiene la certeza de que desde esa área se podría plantear un atentado en suelo europeo.
La lucha contra la radicalización en prisiones
Otra de las preocupaciones de los responsables de la lucha antiterrorista está en la realidad que se vive en las prisiones españolas. Según la investigación del Real Instituto Elcano, el 10% de todos los yihadistas condenados se han radicalizado en prisiones.
Uno de los casos más llamativos ha sido el de Mustafá Maya, un español converso al islam, apodado el Talibán, que pasó 8 años en prisión, pero después ha vuelto a ser detenido considerado como uno de los mayores reclutadores yihadistas de toda Europa.
“Nos preocupa esa radicalización en las prisiones. Por eso el proceso de desradicalización nos interesa mucho. Estamos muy vigilantes porque se si estas personas pueden volver a suponer un peligro para la sociedad si no se actúa correctamente”, advierte el comisario de la brigada de la lucha contra el terrorismo de la Policía Nacional.
En 2016 Instituciones Penitenciarias diseñó un programa marco con unas líneas generales para abordar este problema. Fue en 2019 cuando se puso en marcha por primera vez un programa específico para abordar la radicalización violenta de los internos. Para realizar aquel estudio de campo se hicieron 500 entrevistas a presos repartidos por 35 cárceles españolas - se hizo en colaboración con la UNED- con el objetivo de conocer y detectar qué factores subyacen detrás de ese perfil violento de las personas que han sido radicalizadas.
El resultado de aquel trabajo ha sido la puesta en marcha de un programa piloto que se inició en marzo de 2023 en las prisiones españolas, centrado exclusivamente eliminar ese factor violento de los internos que han sufrido algún tipo de radicalización. A día de hoy, una quincena de presos participa en este programa de forma voluntaria durante unas sesiones que tienen 15 meses de duración.
Actualmente, en las cárceles españolas hay 38 internos englobados en la categoría de presos internos que podrían ejercer un rol de captación y otros 59 internos que son susceptibles de entrar en procesos de radicalización.
Javier Bañuelos
Redactor Jefe en la Cadena SER responsable de la información sobre Interior y Defensa. Soy diplomado...