Julián Calero, entrenador del Cartagena, fue uno de los primeros policías en llegar a Atocha el 11-M: "Nos encontramos con el horror"

Este 11-M se cumplen 20 años del atentado en la estación de Atocha que conmocionó al mundo. Al lugar donde se produjeron las explosiones y donde fallecieron 192 personas acudieron centenares de profesionales y voluntarios, entre ellos Julián Calero, actual entrenador del Cartagena, que hace dos décadas era policía local en Madrid. En 'SER Deportivos', el técnico ha revivido aquel día que le marcó su vida: "Se nos murió mucha gente en los brazos, pero también ayudamos a mucha gente a sobrevivir". Calero, junto a su compañero Paco, fueron los policías que más cerca estaban de la estación cuando la central hizo el aviso. "Nos encontramos con el horror".

"Desde el momento que nos entra la llamada de una explosión en Atocha... Vimos la columna de humo y ya se presagiaba un atentado. Cuando llegamos allí vimos a la gente salir como zombis, y cuando bajamos a la entreplanta de la estación se oían los quejidos, el olor a goma, a carne humana quemada...", ha recordado Calero en los micrófonos de la SER. Junto a su compañero intentaron ayudar en todo, según ha explicado, y de hecho fueron quienes avisaron a los TEDAX tras encontrar la mochila con la segunda bomba. "A partir de ahí llegaron muchos servicios de médicos, bomberos, policías nacionales, guardias civiles y servicios de seguridad para intentar ayudar. Un policía trata de hacer lo que puede, pero no es médico", ha continuado.

En su mente hay imágenes que no se olvidarán nunca. Según ha relatado Calero, las imágenes eran como de una película de terror mal hecha, de serie b, donde los efectos especiales son malos y se notan: "Así parecía. Los cadáveres habían caído en forma dislocada, como cuando tiras un muñeco de trapo al suelo y cae de forma antinatural. No quiero entrar en muchos detalles escabrosos, pero había pedazos de cuerpos por todos lados, gente sin brazos y manos, gente que estaba agonizando". Julián Calero acompañó al doctor del Samur —"al que nunca más volví a ver"— y le ayudó, con lo que le iba diciendo, con el desfibrilador. "En algún momento le dije '¿qué hago con esta persona?' y me dijo que 'acompañarle mientras muere, no puedes hacer otra cosa'", ha recordado.

Su 11-M de 2004 acabó llegando a su casa y abrazando a su mujer Gema y sus dos hijos pequeños. "Ella sufrió mucho, durante mucho tiempo estuvo intentando localizarme y como habían quitado la cobertura de todo Atocha, no era capaz de encontrarme y pensaba que podía haber sido víctima de los atentados", ha revivido. La televisión no dejó de poner imágenes del atentado durante toda la noche, momentos que Julián Calero no puede volver a ver. Pese a todo el horror, la labor del actual entrenador del Cartagena sirvió para salvar y ayudar a mucha gente. Y para escribir 'Fútbol al rescate', una biografía en la que no cuenta su vida, sino las cosas que le han ido pasando en ella y los valores que ha extraído de cada momento.

"Este capítulo del 11-M, de forma indirecta, me enseñó el valor de la solidaridad a la máxima expresión. El trabajo en equipo que hicimos y la responsabilidad. Esos valores me los enseñó la vida, por desgracia, a través de este desastre", ha subrayado Calero. Un libro que también cuenta anécdotas de fútbol: "Entramos en una vorágine de vida en la que vamos corriendo a todos los sitios y no nos damos cuenta, pero si te pones a pensarlo con tranquilidad, la vida te enseña cosas que te van formando como persona y que al final hacen, para bien o para mal, ser la persona que eres".

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