La verdad

Madrid

Este día, aniversario de otro que nos llenó de dolor, acaba mal sin remedio. Mal porque, 20 años después, el PP sigue sin hacer lo que le debe al país entero: acabar con la insidia de la teoría de la conspiración y reconocer, alto y claro, que el atentado fue obra exclusiva de la yihad islámica, sin la complicidad de ETA. Ocho meses después de aquel horrible día, José María Aznar compareció, era noviembre de 2004, en la comisión de investigación del Congreso y lanzó, a conciencia, la semilla de la confusión, que el PP no ha arrancado aún hoy. Hay que leer el Boletín Oficial del Congreso de aquel día para darse cuenta de la trapacería de Aznar: "la verdad tiene que abrirse paso-dijo-, la verdad sobre las relaciones entre terroristas islámicos y no islámicos. La verdad de cuándo, por qué y quién elige el 11 de marzo para que el terror irrumpa en un proceso electoral". Aznar abrió la puerta a la teoría de la conspiración que alentaron periodistas deshonestos y medios como los financiados por la Iglesia Católica. Y para sembrar maliciosamente la confusión no le importó poner en duda, allí, en el Congreso, el trabajo de los 30 responsables del Cuerpo Nacional de Policía, la Guardia Civil y Centro Nacional de Inteligencia, que, unánimemente, acababan de afirmar, todos ellos, que los autores del 11-M fueron terroristas islamistas, sin más, y que les daba exactamente igual el resultado de las elecciones. Solo buscaban el mayor impacto posible. Es terrible que alguien que ha sido presidente del Gobierno durante ocho años y ha disfrutado de la confianza de los ciudadanos crea que no tiene un vínculo especial con ellos y que prefiera sembrar la angustia y la confusión, solo para componer su propia figura.