"Intentar que la política supere los escombros de las explosiones": la reflexión más sincera de Luis García Montero tras el aniversario del 11-M

Madrid

A las personas que conozco y a las muchas que no conozco, cada cual con su nombre, su historia, su mirada al reloj y su itinerario. Buen día a quien sale del baño, quien está ya en la oficina, quien se acerca en su coche a la ciudad donde trabaja, quien se sube o se baja a un tren de cercanías.

Porque amanece y no nos vamos del mundo, y seguimos viviendo, con nuestros recuerdos, nuestra prisa y nuestras ilusiones, mientras escuchamos hablar de un atentado, las víctimas mortales, la extrema derecha en Europa, la guerra en Ucrania, la matanza de Gaza, la legislatura, la amnistía, las acusaciones políticas, los resultados deportivos o las noticias del tiempo. Después del 11 de marzo llega el 12 de marzo, después de 2004 llega el 2005 o el 2024.

¿Qué podemos pedirle al futuro? Eso depende de lo que metamos en las mochilas que viajan junto a nosotros. Podemos meter bulos, odios, crispación, dinámicas antisistema, miedos, instintos de venganza. Amanece y la madrugada deja bombardeos, y una extrema derecha cada vez más fuerte en Europa y un deterioro internacional de la democracia y del respeto a los derechos humanos. ¿Quién ha sido?, nos preguntamos.

Es difícil saber qué ocurre, en qué mundo vivimos. Las mochilas de la comunicación están cargadas de pólvora indecente. Pero no hay más remedio que insistir, intentar que la información y la política superen los escombros de las explosiones para llegar a la gente, cada cual con su nombre, en su tren de cercanías, sus recuerdos, su conciencia y las ilusiones.