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El Gobierno lanza una guía para "acabar" con el 'ecopostureo' de "algunas empresas" que hacen "publicidad engañosa"

Consumo publica una guía con ejemplos para mejorar la publicidad verde y combatir el blanqueo ecológico

Greenwashing: la falsa moda de lo 'eco' / Getty images

Madrid

El Gobierno publica este viernes, Día Internacional de los Derechos del Consumidor, una guía con decenas de ejemplos prácticos para que las empresas mejoren su publicidad verde sin caer en el ecopostureo, greenwashing o blanqueo ecológico, que tendrá pronto sanciones mayores. Guía de comunicación sostenible: cómo incluir información medioambiental en tus estrategias y campañas es el título del documento, de 60 páginas, en el que se resalta que el impacto ecológico se ha convertido ya en un factor determinante de las pautas de consumo.

Ante esa mayor conciencia medioambiental de los consumidores han surgido prácticas comerciales engañosas, con referencias a que sus productos o servicios son ecológicos, pero de forma vaga o no fundamentada. Por ello, la publicidad verde que no tenga una base real puede ser considerada una práctica desleal, según ha recordado el Ministerio de Derechos Sociales, Consumo y Agenda 2030, que edita la guía.

Sanciones de hasta 100.000 euros

Las empresas que caigan en esas prácticas desleales podrán tener sanciones de hasta 100.000 euros, o incluso más, hasta de un cálculo de entre cuatro y seis veces el beneficio ilícito que se haya podido conseguir a partir de esa publicidad engañosa, según la secretaria general de Consumo y Juego, Bibiana Medialdea. En la guía se advierte de que están a punto de aprobarse dos directivas de la Unión Europea para proteger a los consumidores ante las alegaciones medioambientales publicitarias, que fijarán obligaciones para todas las empresas, salvo las microempresas.

Con la nueva normativa europea, las empresas tendrán que "demostrar y verificar previamente que es cierto todo lo que se diga en las alegaciones medioambientales". Según un estudio de la Red de Cooperación para la Protección al Consumidor hecho en 2020 y citado en la guía, el 42% de las alegaciones eran dudosas y el 57% no ofrecían información suficiente para verificar su veracidad.

Ejemplos de la guía

Uno de los ejemplos de la guía es el de una empresa que ha empezado a colaborar con oenegés en la limpieza de un río cercano a su sede, para compensar su huella hídrica. Si en el envase pusiera un mensaje de que devuelve a la naturaleza el agua usada, de forma genérica, sería incorrecto, pero si especificara que ha sido compensado el 25% del agua usado para elaborar el producto durante 2022 y añade un enlace a una web o un QR que explique el proyecto con la oenegé, sí sería publicidad verde correcta.

O por ejemplo, si se lanza un nuevo envase para el producto que sustituye el plástico por un material compostable, no bastará publicitarlo solo como compostable, sino que habrá que añadir que se ha usado una compostera industrial durante seis meses u otros detalles sobre el método, aunque sea en un enlace al que pueda acceder el consumidor.

"Nuestro detergente es el 35% menos tóxico que el de la competencia" sería una frase correcta para la publicidad verde de un producto, si se da la información de las pruebas comparativas, pero no valdría meramente indicar que es un "detergente más ecológico", u otra frase genérica. También supondría greenwashing, según la guía, que un protector solar para la piel se publicite "sin microplásticos añadidos", cuando estos ya se prohibieron con anterioridad en la UE y no sería legal que los contuviera.