La única normal de la familia

En las últimas décadas, la Monarquía británica no ha sufrido ningún atentado, pero -salvo eso- ha sobrevivido a casi todo. A locos que se han colado en el cuarto de Isabel II. A periodistas que, so capa de sirvientes, han hecho fotos de sus desayunos de táper y yoplait. A la muerte de Diana y al frío que su suegra le dedicó. A una pelea entre hermanos, Enrique y Guillermo, en comparación de la cual Caín y Abel parecen una pareja de dobles. E incluso a insultar a periodistas y eso que somos un gremio peligroso.

Los Windsor nunca se han caracterizado -salvo, quizá, Carlos III- por su sensibilidad hacia las artes o su apoyo a las ciencias; a cambio, no parece haber variedad sexual que les sea ajena. No han sido pocos los escándalos. Al entonces príncipe de Gales se le grabó la célebre frase del tampón. Andrés tenía mesa puesta y cama deshecha en la isla de Epstein. Y cómo olvidar esas fotos en las que su amante de entonces aparece lamiendo el dedo gordo ducal de Sarah Ferguson.

A todo esto -y a más- han sobrevivido los Windsor. Será que lo de sobrevivir tiene un arraigo profundo en sus genes: la Reina Madre superó los cien años sin perdonar una copa. Sin duda, la foto editada de Katherine Middleton es un error de un amateurismo impropio: ¡será por expertos de comunicación en Londres! Pero la Corona no va a caer. Y menos a causa de la única persona normal que ha aparecido en esa familia desde hace mucho tiempo. Feliz viernes.