Los múltiples e insospechados beneficios cerebrales de un minuto de gloria en el karaoke
La neurocientífica Ana Ibáñez explica en 'La Ventana' los beneficios del karaoke, cuyo creador, el japonés Shigeichi Negishi, ha muerto a los 100 años: "Nuestro cerebro identifica el cantar con otras personas como una zona segura"
Los múltiples e insospechados beneficios cerebrales de un minuto de gloria en el karaoke
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Shigeichi Negishi inventó el karaoke como respuesta a las burlas y mofas de un compañero de trabajo que criticaba su forma de cantar. Su visionario invento vio la luz en 1967 como la Sparko Box y desde entonces ha revolucionado para siempre la relación entre el ser humano, más o menos dotado vocalmente, y el arte de canto. Negishi nunca llegó a patentar su ocurrencia pero en vida recibió varios galardones por su contribución y en ellos la audiencia se lo recompensó cantando al unísono.
Y es que aunque el común de los mortales nos quedamos con las risas y el disfrute que proporciona la experiencia, lo cierto es que el karaoke tiene "unas cuantas variables desde el punto de vista del entrenamiento cerebral que son muy positivas", según nos ha contado la neurocientífica Ana Ibáñez, directora de los centros de entrenamiento cerebral "Mind Studio". "Cuando entrenamos al cerebro siempre intentamos que se genere una emoción, que esa emoción sirva para soltar tensión y si podemos realizarla en grupo eso produce un interesante efecto de autoestima y seguridad. Además, siempre que pedimos a nuestro cerebro afrontar algo que nos pone en una situación de cierta incomodidad pero que superamos con éxito, eso contribuye a establecer muchas conexiones neuronales. Y todo eso ocurre cuando subidos al escenario de un karaoke y empezamos a cantar".
"El karaoke desestresa y puede ser una buena ayuda para tímidos"
"Hay que tener en cuenta que cantar y hacerlo especialmente en público activa sobre todo nuestro hemisferio derecho, que es el más sensorial y divertido. Lo bueno del karaoke es que hay como unas reglas del juego preestablecidas por las que todos sabemos que nadie espera ni pretende que lo hagas bien, al contrario, el que sube y canta perfecto es un rollo, para eso te pones el disco original. Y ese ambiente distendido es lo que relaja a nuestro cerebro y le hace sentir en un lugar seguro", añade Ibáñez.
"Además la música conecta emocionalmente con recuerdos, con vivencias personales. En un contexto de karaoke donde cantas una canción que te gusta es probable que el mero hecho de hacerlo te traslade emocionalmente a esos buenos recuerdos. Y desde ese punto de vista el karaoke puede ser una forma rápida y muy buena de sacudirse el estrés negativo".
Para los tímidos o vergonzosos también puede resultar una buena terapia salir un poco de la zona de confort, salvo que eso haga sufrir demasiado. "Por eso es buena idea salir en grupo, con otras personas, para que todos acabemos riendo juntos y nadie se ría de nadie o tema hacer el ridículo".
Recuerda Ibáñez que eso es lo que ocurre en muchos ritos de todo tipo en el que un gran número de personas cantan juntas. "Al cantar al unísono, nuestras frecuencias cerebrales comienzan a aparecerse hasta sincronizarse, se sincronizan las voces y las emociones que esas personas están compartiendo simultáneamente. Y eso, el cantar con otras personas a la vez, nuestro cerebro lo graba como un lugar seguro, como un escenario que es justo lo contrario a la agresión", explica Ibáñez. Una explicación que Carlos Francino ha retomado con una propuesta: "Está claro, habría que montar entonces uno o varios karaokes en el Congreso".