El CNI prevé que los espías rusos intensifiquen su presión sobre los diplomáticos españoles ante la dificultad de actuar en España

El capítulo sobre ‘Espionaje e Injerencias desde el Exterior’ del Informe Anual de Seguridad Nacional elaborado por el DSN (Departamento de Seguridad Nacional) solo hace mención a dos países: Rusia y China, a los que encuadran dentro de los Servicios de Inteligencia hostiles cuya actividad “continúa siendo una amenaza para España y sus aliados”, según advierte el DSN.

En 2022, el Gobierno español expulsó a 27 diplomáticos rusos, como parte de las medidas consensuadas con el resto de los países de la UE, tras la invasión rusa de Ucrania. Aquella decisión “disminuyó significativamente su capacidad de operar sobre territorio europeo, lo que repercutió en una disminución notable del índice de actividad de los Servicios de Inteligencia extranjeros en España”, recoge el informe. Sin embargo, las actividades de espías extranjeros detectadas por el CNI crecieron un 47,5% en 2023, hubo 118 indicios de actividad de los Servicios de Inteligencia Extranjeros, frente a los 80 de 2022, aunque no se detalla por países de origen. “Ese aumento se debe principalmente al incremento de los ciberataques llevados a cabo por Servicios de Inteligencia hostiles contra las distintas administraciones y organismos públicos en España”, según detalla en DSN.

Esa amenaza sigue muy presente, “los Servicios de Inteligencia rusos continúan desarrollando actividades de Inteligencia orientadas, prioritariamente, a recabar información sobre la guerra en Ucrania”, recoge el informe anual, aunque el propio Departamento de Seguridad Nacional reconoce que muestran “intereses muy similares a los previos a la invasión”.

El DSN no concreta la capacidad de acción de los espías rusos en suelo español, pero sí detallan que la “escasa presencia de oficiales de Inteligencia (OI) rusos en España” está obligando a los Servicios de Inteligencia rusos a utilizar otras herramientas para desarrollar sus actuaciones. Entre ellas, poner el foco en las embajadas españolas, de ahí que el CNI prevea “un incremento de las actividades de oficiales de inteligencia itinerantes y una mayor presión sobre los diplomáticos españoles destinados en el extranjero, especialmente los que se encuentran en América Latina, África o Asia”.

Aunque en el informe del DSN no se hace ninguna mención a los dos agentes del CNI que fueron detenidos por filtrar información reservada a EEUU, tras ser captados por la CIA, el Centro Nacional de Inteligencia defiende que los protocolos mejorados permitieron detectar esa fuga a tiempo, un protocolo que se actualizó con antelación para “aumentar su resiliencia ante posibles ataques procedentes de Servicios de Inteligencia extranjeros, independientemente de que se empleen métodos HUMINT o de ciberespionaje".

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La capacidad de Rusia para espiar no solo se basa en herramientas tradicionales, también en vías híbridas, como agentes de influencia, ONG y asociaciones pro rusas. El DSN concluye que, en el contexto de la guerra en Ucrania, “Rusia ha dirigido sus operaciones a desestabilizar el apoyo de España a la OTAN”.

En el ámbito del ciberespacio, varios medios propagandísticos rusos o chinos han difundido operaciones de desinformación e influencia como un intento de injerencia en la opinión pública y en la toma de decisiones políticas en España y en el seno de la UE. Estas campañas se han centrado en procesos electorales, en el posicionamiento en sectores económicos o estratégicos, o en la imagen internacional de las potencias y sus relaciones exteriores. Ante esa amenaza, el propio CNI ha aumentado el número de actividades destinadas a la Administración pública y a las empresas de sectores estratégicos, “tratando alertar sobre los riesgos que estas prácticas conllevan y sobre la necesidad de incrementar las medidas de seguridad”.